Para poder entender esta sección es vital que se haya leído y comprendido todos los apartados anteriores de la sección de Un Curso de Milagros.

Al leer el Curso de Milagros, llegamos a la conclusión que nuestro verdadero propósito  jes2en la vida es practicar el verdadero perdón para sanar nuestra culpabilidad inconsciente debido a la la creencia de que nos separamos de Dios. No obstante, el Curso también nos habla, en el Manual del Maestro, que es conveniente la Oración-Meditación para darnos esos espacios de quietud y silencio que nos permitan estar en contacto con Dios.

 

Tal y como podemos leer, Jesús nos aconseja hacerlo por la mañana a primera hora  y por la noche antes de dormir,  pero nos dice que no establezcamos esto como rutina obligada, y simplemente que, si un día no puede ser en esos momentos, pues que lo hagamos cuando queramos. Esto lo dice porque, si nos exigiera hacerlo por la mañana y por la noche, si luego por cualquier motivo no podemos cumplirlo, nos podríamos sentir culpables, con lo que al final esta recomendación sobre la oración-meditación que nos ha propuesto podría ser perjudicial en vez de beneficiosa. No hay que ser esclavo de una rutina.

“Hay algunas reglas generales a seguir, aunque cada cual debe usarlas a su manera como mejor pueda. Las rutinas, como tales, son peligrosas porque se pueden convertir fácilmente en dioses por derecho propio y amenazar los mismos objetivos para las que fueron establecidas……..Quizá la única generalización que puede hacerse al respecto es la siguiente: dedica un rato lo antes posible después de despertarte a estar en silencio, y continúa durante uno o dos minutos más después de que haya comenzado a resultarte difícil. Probablemente descubrirás que la dificultad disminuye y desaparece. En caso de no ser así, ése es el momento de parar. Por la noche se debe seguir el mismo procedimiento. Tal vez tu período de sosiego deba ser temprano en la noche, si no te es posible hacerlo inmediatamente antes de irte a dormir. No debes hacerlo acostado. Es mejor estar sentado, en cualquier postura que prefieras. Habiendo completado el libro de ejercicios, seguramente habrás llegado a algunas conclusiones al respecto. Si te es posible, un momento apropiado para dedicárselo a Dios es justo antes de irte a dormir. Esto pone a tu mente en un estado de reposo y te aparta del miedo”  (Manual del Maestro-¿Cómo debe pasar el día el Maestro de Dios)

Llegados a este punto tengo que  hablar de la Verdadera Oración de la que habla el Curso de Milagros.

La verdadera Oración, la explica muy bien Jesús en el Anexo del Curso de Milagros. Nosotros en el mundo entendemos el orar como pedir a Dios cosas para que nuestras experiencias en el sueño del mundo cambien y mejoren. Si por ejemplo pierdo el trabajo, le pido a Dios que por favor me haga encontrar otro. Pues bien, esto no es la Verdadera Oración que explica Jesús en el Curso. Esto que hacemos, como dice el Curso, sería llevar la Verdad antes las ilusiones para mejorar mi sueño. La Verdadera Oración  consiste en llevar las ilusiones ante la Verdad, para que estas se diluyan en la nada de la que provienen. La Verdadera Oración es pedir a Dios únicamente que sane nuestra mente y así despertemos del sueño. Si ese es mi propósito y mi camino, lo demás ya vendrá por añadidura.

“No puedes, por lo tanto pedir el eco. El canto es lo que constituye el regalo. Con él vienen las resonancias, las armonías, los ecos, más todo eso es secundario. En la verdadera oración sólo escuchas el canto. Lo demás simplemente se agrega. Has buscado primero el Reino de los Cielos, y todo lo demás ciertamente se te ha dado por añadidiura” (Anexo UCDM. El canto de la Oración-Cap. 1.I.3-1:6)

Lo que pasa, que como he comentado antes, nosotros siempre queremos las añadiduras, que significa que queremos que nos cambien las cosas en el sueño mundo, en lugar de centrarnos en despertar del sueño. Pero el Curso, nos dice que nuestra meta tiene que ser sanar la mente y despertar del sueño. Si tú tienes como propósito esto, entonces tal y como hay pasajes en el texto, se te proveerá de la “ayuda” necesaria en el mundo para conseguir este objetivo. Pero repito, no hay que hacer este camino espiritual para buscar las añadiduras, sino que hay que hacerlo para despertar y retornar a Dios.

Por tanto, la Verdadera Oración, es aquietar la mente en meditación y simplemente unirte a Dios en el silencio, pidiéndole que sane nuestra mente y así podamos volver a la Unión con Él en el Cielo. El Curso cita una oración que sería como el Padre Nuestro, la cual es preciosa y yo en Oración con Dios suelo decir para mis adentros:

“Padre, Perdona nuestras ilusiones y ayúdanos a aceptar nuestra verdadera relación contigo, en la que no hay ilusiones y en la que jamás puede infiltrarse ninguna. Nuestra santidad es la Tuya. ¿Qué puede haber en nosotros que necesite perdón si Tu perdón es perfecto?. El sueño del olvido no es más que nuestra renuncia a recordar Tu perdón y Tu amor. No nos dejes caer en la tentación , pues la tentación del Hijo de Dios no es Tu voluntad. Y déjanos recibir únicamente lo que Tú has dado y aceptar solo eso en las mentes que Tú Creaste y que amas. Amén”

Esta es mi práctica personal de cada día:

Cuando me levanto

Dedicar 10-15 minutos a estar en silencio en meditación, en Verdadera Oración con Dios.

En la meditación, ya establezco el propósito del día y me digo para mis adentros:

” Espíritu Santo, pongo todos mis actos y pensamientos del día de hoy a tu cargo”

Durante el día: Ya consiste en practicar las lecciones de perdón del Espíritu Santo

Cuando sentimos la más leve irritación de algo y no estamos en paz, eso es parte de mi culpa inconsciente que está saliendo a la luz y es un momento para practicar el perdón y sanarla. Aplico estos tres pasos:

1. Reconozco que no soy victima del mundo que veo. No es algo que se me está haciendo. Yo soy el hacedor del sueño, y lo hice para poder proyectar mi culpabilidad inconsciente fuera de mi (Asunción de responsabilidad).  Pero como la separación de Dios nunca ocurrió y todo esto no es más que una ilusión-sueño, entonces todos somos inocentes. Me perdono a mi mismo por haber soñado todo este lío, y perdono al símbolo (persona-situación) que le había proyectado mi culpabilidad inconsciente.

2. Observo esas emociones y pensamientos sin juzgarlos, las siento en completa aceptación reconociendo que no se nada y dejo que poco a poco se vayan diluyendo.

3. Entrega al Espíritu Santo o Jesús de esos pensamientos y sentimientos para su sanación 

Aunque las palabras no son importantes, me puede salir decir alguna frase como por ejemplo                                                                          

  ” Espíritu Santo, te entrego mis pensamientos y sentimientos, ya que no estoy en paz. Sana mi mente”

  ” Espíritu Santo, sana aquello que está en mí y que es la causa real de mi sentir”

(Cómo podéis ver, siempre pido para que se sane mi mente. No hay que pedir para que se me cambie algo del mundo.)

Al final, todo esto se convierte en un hábito, y realmente el perdón, con la práctica, se hace en un único paso y de manera muy rápida cuando lo tienes ya todo integrado mentalmente. Simplemente cuando te sientas en cualquier momento perturbado por algo (ira, ansiedad, depresión, tristeza, miedo ,etc) eso significa que es momento de perdonar ya que te ha atrapado el ego. Lo importante en ese momento es saber parar y recordar el Curso y pensar por ejemplo como hago yo en su lección nº 5: “Nunca estoy disgustado por la razón que creo. ” y enseguida en su lección 34 “Podría ver paz en lugar de esto”. Estamos continuamente observando nuestra mente y estando alerta a cuando nos sentimos mal. El sentirse mal es el indicativo entonces para la práctica del perdón.

Es importante la visión espiritual: Todos los que estamos en este mundo somos totalmente inocentes ya que todo este mundo no es real. Todos disponemos de nuestro ego pero también de nuestra mente correcta (Espíritu Santo) a la que podemos acceder. Hay que mirar más allá del error que percibimos en las personas o en nosotros y pensar que esa persona es el Cristo, nuestro mismo Ser. Todos somos partes de la misma filiación. Por tanto siempre tenemos que ver a las personas como nuestros hermanos que estamos todos en el mismo propósito de despertar de este sueño y no como personas con intereses separados a los nuestros.  Y cuando sus actos nos molesten y no podamos verlos como el Cristo que son debido a los errores que percibimos en ellos (en la mayoría de veces nos pasa esto) , entonces es cuando hay que orar al Espíritu Santo o Jesús y decir por ejemplo: “Espíritu Santo, deseo ver a este hermano conforme lo verías tú”. 

Antes de acostarme

  • Dedico otros 15 minutos a meditación en  oración con Dios

 

JESUS TE AMA Y QUIERE AYUDARTE