Aquí os dejo las  preguntas 1 a la 100  respondidas por parte del gran maestro del Curso, Ken Wapnick , y publicadas por la Fundación para el Estudio de un Curso de milagros (Facim.org). Traducción al español realizada por Alfonso Martinez. 

 

~ Una pregunta sobre el lenguaje cristiano del Curso. – (FACIM Q #1) ~

P # 1: “Parece que en algún momento todas las teologías convergen, y al hacerlo, dejan atrás sus formas individuales y se convierten en Verdad pura. Tengo problemas para lidiar con esto porque – implica que las formas cristianas del Curso son … (perdónenme) … desechables y temporales. Sabiendo esto, a veces me vuelvo impaciente con el continuo antropomorfismo del texto y deseo que sea más directo. Huelga decir que esto interfiere con mi progreso personal, aunque no con mi reverencia. En su experiencia, ¿es este un fenómeno común? ¿Pasa con el tiempo? ¿Es solo una estrategia del ego? ¿Cómo debo manejarlo?”

R: “El contexto cristiano del Curso ha sido un problema para los estudiantes desde el principio, y han planteado la misma pregunta importante que usted tiene. Para replantear y expandir ligeramente su pregunta, ¿por qué un mensaje universal tiene que venir en un marco religioso tan específico? ¿Acaso esto no genera inevitablemente una mayor separación, al mismo tiempo que niega la universalidad de la religión específica?

De hecho, el lenguaje cristiano de Un Curso de Milagros, por no hablar de la presencia de Jesús en todo el material, puede representar un gran desafío para muchos estudiantes. Si su ego está buscando una manera de invalidar el material, o de poner obstáculos al aprendizaje, entonces Jesús y el cristianismo pueden ser aliados útiles en esta batalla contra la verdad. Por otro lado, pedir ayuda al Espíritu Santo puede introducir otra aula de aprendizaje en la cual el perdón de nuestro especialismo puede ser felizmente aprendido.

Si bien uno nunca querría restringir Un Curso de Milagros a un grupo cultural en particular, no obstante, se puede decir que, en general, está dirigido a un público occidental. Su lenguaje, sus expresiones culturales y sus elementos freudianos, platónicos y shakespearianos le hablan a un lector cómodo dentro de la tradición occidental. Y ciertamente se puede decir que la influencia predominante en el mundo occidental durante los últimos 2000 años ha sido el cristianismo, con Jesús claramente siendo la figura dominante, ya sea como símbolo del amor del Cielo, o del amor (y odio) especial del ego. Y entonces no podría haber un estudiante occidental -cristiano, judío, agnóstico o ateo- que de una forma u otra no haya sido afectado por Jesús o las religiones que se han desarrollado en su nombre. Por lo tanto, el marco cristiano de Un Curso de Milagros brinda una oportunidad natural para que los estudiantes practiquen el perdón de sus experiencias pasadas.

Al final, por supuesto, todos los símbolos específicos desaparecen en la Unicidad de Dios. Pero hasta que llegue ese día, necesitamos que los especifícos sean los pequeños pasos de perdón que tomamos para alcanzar la realidad no dualista que yace más allá de todos los conceptos dualistas y más allá de todos los símbolos. Como dice el libro de ejercicios: “Dios Mismo dará este paso final. No te niegues a dar los pequeños pasos que te pide para que puedas llegar hasta Él.” (W. p.193.13: 6,7). Por lo tanto, los antropomorfismos cristianos reflejan nuestra propia visión antropomórfica de nosotros mismos, ya que en verdad no somos cuerpos o personas específicas, sino pensamientos no humanos en la mente. Sin embargo, mientras nos identifiquemos con la persona específica cuya imagen vemos todas las mañanas en el espejo del baño, necesitamos un currículo de aprendizaje que use símbolos específicos que nos encuentren en la «condición en que la que creemos encontrarnos» (T. 25.I.7: 4). El cristianismo nos proporciona uno de esos conjuntos de símbolos, y por la oportunidad que ofrece todos debemos estar agradecidos.”

~ Dr. Kenneth Wapnick (a través de FACIM)

 

~ Una pregunta sobre la práctica de rituales religiosos. ~ (Q&A – FACIM – #2)

P # 2: “Como estudiante relativamente nuevo del Curso, echo de menos los rituales que solía practicar desde mi educación religiosa. ¿Hay algo que un estudiante pueda hacer sin violar las enseñanzas del Curso?”

R: “Es cierto que no hay rituales en Un Curso de Milagros, ya que su enfoque está siempre en cambiar nuestras «mentes» y no nuestro «comportamiento». Sin embargo, no hay nada intrínsecamente “incorrecto” en que los estudiantes practiquen cualquier cosa que fomente su crecimiento espiritual con el Curso. Hay muy, muy pocos «deberías» o «no deberías» en el plan de estudios. Como se nos dice en el manual, “El programa de estudios es sumamente individualizado” (M.29.2: 6), y así los estudiantes harían bien en seguir la guía del Espíritu Santo.

La única precaución sería no hacer que el ritual se convierta en un sustituto del trabajo interno. Como dice Jesús en el libro de ejercicios: “Nuestro objetivo no es hacer un rito de las sesiones de práctica, pues ello impediría el logro de nuestra meta.” (W.pI.rv.III.in.2:3 ). Y en el manual: “Las rutinas, como tales, son peligrosas porque se pueden convertir fácilmente en dioses por derecho propio y amenazar los mismos objetivos para las que fueron establecidas.” (M.16.2: 5). “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Diferentes niveles de significado en el Curso. ~ (Q&A – FACIM – #3)

 

P # 3: “En mi línea de trabajo, el grado de adherencia al detalle y la precisión marcan la diferencia entre lo que se percibe como un trabajo de aficionado y un trabajo profesional. Sin embargo, varios estudiantes del Curso me han informado que mi línea de trabajo no es importante en el gran esquema de las cosas, por lo que debería simplemente “dejarlo ir” cuando se trata de administrar la calidad del producto final. Estoy confundido. ¿Podrías por favor ayudarme a entender lo que me estoy perdiendo?”

R: “Lo que se está perdiendo es que algunos estudiantes del Curso sufren de lo que llamamos “confusión de niveles”. Este error común confunde las enseñanzas metafísicas del Curso (Nivel 1) con la parte del Curso que trata únicamente del sueño ilusorio (Nivel II). En su pregunta, el Nivel 1 está representado por el “gran esquema de las cosas”, es decir, “Nada irreal existe” (T-in.2: 3), y el Nivel 2 está representado por usted y su línea de trabajo, es decir, un cuerpo viviendo en un mundo controlado por un estándar de bueno y malo. Mientras usted crea que está en este mundo, es importante que haga lo mejor que pueda en cualquier papel que haya elegido. Sus roles específicos son lo que constituye el salón de clases que el Espíritu Santo puede utilizar para enseñarle el perdón. Sin los específicos, nunca podremos llegar a Aquel que está más allá del mundo por completo. No obstante, es gratificante saber que, al final, el trabajo que usted hace no importa. Lo que importa es con quién lo hace. Y puede decir con quién ha trabajado si está tranquilo o ansioso.”

~ Dr. Kenneth Wapnick.

~ Conciliar la guerra contra el terrorismo con las enseñanzas del Curso. ~ (Q&A – FACIM – #4)

P # 4: “Después de leer el artículo de Lighthouse «11 de Septiembre y las Consecuencias» (diciembre de 2001), me pregunto: ¿Es posible para un estudiante del Curso librar una guerra contra los terroristas y no estar en el campo de batalla con el ego sino estar con Jesús en su lugar?”

R: “Sí, en principio es posible, ya que Un Curso de Milagros no es un curso de comportamiento, sino un curso para cambiar nuestra forma de pensar; o mejor aún, con quién pensamos. Creer lo contrario es decir que hay una situación en el mundo que el Espíritu Santo o Jesús no pueden usar como una oportunidad para que aprendamos el perdón.

Teniendo en cuenta que se necesitan dos personas, cada una unida con el ego, para crear un campo de batalla, una persona que elige pensar con Jesús eliminaría el campo de batalla. En ese momento, uno no estaría librando una guerra, sino más bien, parafraseando el texto, poniendo un límite a la capacidad de uno para maltratar. (T-2.III.3: 3). Como se indica en el artículo, “Hay una forma de detener la agresión, ya sea a nivel individual o mundial, que puede ser firme y resuelta, y aún así ser amable”. Esta «forma» es a través de la unión con Jesús. Con Jesús a nuestro lado, veríamos a los terroristas como temerosos, en lugar de malvados. Reconociendo su petición de ayuda y amor, realizaríamos cualquier acción, o inacción, hacia la que el amor de Jesús nos guiaría.”

~ Dr. Kenneth Wapnick.

 

~ Una pregunta sobre el uso del lenguaje específico de género.~ (Q&A – FACIM – #5)

P # 5: “Entonces, ¿qué pasa con todo el lenguaje masculino específico de género? Hasta ahora no he encontrado una referencia al 50% de la población mundial. ¿O las mujeres son sólo otra ilusión? Todavía amo el Curso, pero esta cuestión del lenguaje de género es una molestia.”

R: “Esta pregunta es similar a la #10 que se encuentra en la publicación de la Fundación, “Las Preguntas Más Comunes en Torno a Un Curso de Milagros”, escrito por Gloria y Kenneth Wapnick. Una respuesta ligeramente modificada de este libro es que Jesús no practica el arte de lo “políticamente correcto”. Más bien, su Curso está escrito lingüísticamente dentro de la tradición judeocristiana dominada por los hombres, y utiliza el lenguaje bíblico patriarcal en el que se basa esa tradición. En consecuencia, el Curso se ajusta a esta cultura religiosa mediante el uso de términos que son exclusivamente masculinos. El mismo Jesús habla de su uso del lenguaje orientado al ego:

“Este curso opera dentro del marco de referencia del ego, pues ahí es donde se necesita…Por lo tanto, se vale de palabras, las cuales son simbólicas y no pueden expresar lo que se encuentra más allá de todo símbolo.” (C.in.3:1,3)

Y así queda claro que el «significado» del Curso sobre el uso de este lenguaje masculino yace en otra parte. Si bien la «forma» de las palabras del Curso es la misma que la tradición occidental de 2500 años, su «contenido» es exactamente lo opuesto. Esto proporciona un buen ejemplo de un principio enunciado dos veces en el texto, que el Espíritu Santo no nos quita nuestras relaciones especiales (la «forma»), sino que las transforma (al cambiar su propósito — el «contenido») (T.17 .IV.2: 3,4,5,6; T.18.II.6). Por lo tanto, al lector se le da una maravillosa oportunidad de practicar el perdón haciendo que los pensamientos de juicio ocultos que están presentes de manera inconsciente se concienticen mediante el lenguaje “sexista” del Curso, para que ahora puedan ser vistos de otra manera con la ayuda del Espíritu Santo. De esta manera, una relación especial de odio (o amor) con las autoridades patriarcales — religiosas o seculares — puede transformarse en una relación santa, la relación que ahora tiene el perdón y la paz como su propósito, en lugar del juicio y el ataque.

De la misma manera, podemos entender el uso que hace el Curso del término «Hijo de Dios». Durante dos mil años, se ha utilizado exclusivamente en la teología cristiana para denotar «sólo» a Jesús, el Hijo «unigénito» del Dios bíblico y la Segunda Persona de la Trinidad. Además, el especialismo de Jesús fue acentuado por el hecho de que San Pablo relegó al resto de la humanidad al estado de “hijos adoptados” de Dios (Gálatas 4: 4). Para acentuar el punto de que él es nuestro igual, Jesús en Un Curso de Milagros usa el mismo término que hasta ahora había excluido a todos excepto a él mismo. Ahora, sin embargo, denota a «todas» las personas: los hijos de Dios que aún creen que son cuerpos y están separados de su Fuente y, por lo tanto, diferentes de Él. Y aún más específicamente, el término «Hijo de Dios» denota a los estudiantes que están leyendo y estudiando Un Curso de Milagros, un uso claramente hecho sin importar su género.

Por lo tanto, este término se usa deliberadamente para ayudar a corregir dos mil años de lo que Un Curso de Milagros considera como una distorsión del mensaje básico de Jesús por parte del cristianismo, en este caso, la perfecta igualdad y unidad de la Filiación de Dios. Y así, en el Curso, Jesús se presenta a sí mismo como no diferente de nadie en realidad (aunque ciertamente es diferente de nosotros en el tiempo). Por lo tanto, para decirlo una vez más, el mismo término — Hijo de Dios — que fue usado solo para Jesús, ahora se usa para todos nosotros. Además, el término también se usa para denotar a Cristo, la creación anterior a la separación de Dios, Su único Hijo. Nuevamente, vemos el uso de la misma «forma» que en el cristianismo tradicional, pero con un «contenido» totalmente diferente. La frase «Hijo de Dios» también se puede entender fácilmente como sinónimo de «niño», un término que también se usa a menudo en el Curso.

La reinterpretación de «Hijo de Dios» de exclusivo a totalmente inclusivo es crucial para el sistema de pensamiento del Curso. Y debido a la razón de Jesús para usar este término, los estudiantes – hombres y mujeres por igual – deben estar atentos a la tentación de «cambiar» el lenguaje “ofensivo” del Curso. Si bien tal práctica es comprensible, sirve para socavar uno de los propósitos pedagógicos de Jesús. Sería mucho más acorde con las enseñanzas de Un Curso de Milagros dejar la forma tal como está y cambiar de mentalidad en su lugar. En estas circunstancias, uno haría bien en parafrasear una línea famosa del texto: No trates, por lo tanto, de cambiar el curso, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él. (T.21.in.1: 7). Por lo tanto, dado que la forma del Curso no se cambiará, los estudiantes harían bien en usar sus reacciones como un salón de clases en el que puedan aprender a perdonar, no solo a Jesús, a Helen, o al Curso de Milagros, sino también a todos aquellos en el pasado (o en el presente) que han sido percibidos como tratándolos a ellos o a otros injustamente.

Una nota final sobre el tema del lenguaje masculino del Curso: Durante mucho tiempo ha sido una convención gramatical que los pronombres que se refieren a un sustantivo neutro, como “uno” o “persona”, tomen la forma masculina de “él”. Claramente, dado que una enseñanza central de Un Curso de Milagros es que no somos cuerpos, el problema, una vez más, es meramente uno de forma o estilo.”

~ Dr. Kenneth Wapnick.

 

~ Una pregunta sobre la singularidad del Curso como camino espiritual. ~ (Q&A – FACIM – #6)

P #6: “¿Podría por favor explicar cómo y por qué el Curso es diferente a cualquier otro camino espiritual? He estudiado otras enseñanzas no-dualistas, pero parece que siempre vuelvo al Curso.”

R: “Primero, digamos que por no-dualidad queremos decir que Un Curso de Milagros reconoce sólo una dimensión de la realidad — el espíritu y el estado de perfecta unicidad a lo que el Curso se refiere como el ámbito del conocimiento. Todo lo demás — el mundo dualista de separación y percepción, de forma y materia, de pensamiento y conceptos — es una ilusión y, por lo tanto, no existe realmente.

Este no-dualismo es lo que se encuentra en las enseñanzas superiores del hinduismo y el budismo, pero rara vez en occidente. Lo que hace que Un Curso de Milagros sea único como sistema espiritual — antiguo y contemporáneo — es su integración de esta metafísica no-dualista con una psicología sofisticada, basada en gran medida en las ideas de Freud y sus seguidores. Esto significa esencialmente que al mismo tiempo que el Curso enseña que el mundo es una ilusión y no es nada más que un sueño, «fuera» de la Mente de Dios, se nos insta a practicar nuestras lecciones diarias de perdón, prestando cuidadosa atención a nuestras experiencias diarias «aquí». La clave de esta integración es el énfasis del Curso en el «propósito», la idea cuya introducción distingue a Un Curso de Milagros de otros caminos espirituales. El Curso enseña que no solo el mundo es una ilusión, sino que es una ilusión intencional; el propósito es crear un mundo de cuerpos, completamente enfocados en resolver la gran cantidad de problemas físicos y psicológicos que nos acosan a diario, clamando por atención y solución. De esta manera, la «mente», la verdadera fuente de nuestros problemas, se mantiene oculta de la conciencia.

Además, Un Curso de Milagros es único entre las espiritualidades en su insistencia en que miremos al ego — «el lado oscuro» — como la forma de avanzar más allá hacia la luz. Por lo tanto, su enfoque no está en la verdad, sino en eliminar el sistema de pensamiento de culpa, miedo y ataque de nuestro ego, lo cual permite que resplandezca la luz de la verdad. Como Jesús enseña en un pasaje representativo: “Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso.” (T.16.IV.6: 1,2).”

~ Dr. Kenneth Wapnick.

~ Una pregunta acerca de perdonarse a sí mismo. ~ (Q&A – FACIM – #7)

P #7: “¿Cómo se perdona uno a sí mismo? Tengo un amigo por correspondencia en prisión que es nuevo en el Curso. Está en prisión por agredir a su novia. Él dice que está aprendiendo a perdonar a otros, pero no a sí mismo. Está enojado y avergonzado de sí mismo por hacerle daño. Puedo ver sus acciones como una “petición de amor”, un error que debe corregirse y no un pecado que debe ser castigado. Sin duda fue una víctima que se convirtió en victimario, y sigue reviviéndolo ahora. Le diría que lo dejara ir — “Hermano, elige de nuevo”. ¿Pero podría decirme esto a mí mismo? He lidiado con la depresión la mayor parte de mi vida y la culpa es una compañera familiar. Las acusaciones de mi ego parecen abrumadoras cuando hago una cosa mal. Veo cuando proyecto mi culpa en otros y sé que no es útil culparme y acusarme cuando juzgo a otros. Pero, ¿y si realmente lastimo a alguien de alguna manera? Podría intentar enmendarme y seguir adelante, pero no creo que mi ego me deje salir del atolladero tan fácilmente. Parece que sólo puedo liberarme de la culpa experimentando el dolor durante el tiempo que mi ego me dicta. Sé que tiene que haber “otra manera”. ¿Por qué soy amable con los demás y malo conmigo mismo? Para colmo, busco mis adicciones para aliviar un poco el dolor de la culpa, y luego me siento culpable por entregarme a la adicción. Necesito una salida de esto. ¿Podemos proyectar la culpa en nosotros mismos y en los demás? Sé que llegaré a comprender por qué no me amo a mí mismo y por qué a veces incluso me odio. Todavía estoy aprendiendo. Es irónico que, mientras mi amigo en prisión trata de perdonarse a sí mismo, yo estoy en mi propia prisión tratando de hacer lo mismo.”

R: “Parece que a medida que aprendemos más y más a liberar a otros de las proyecciones de nuestra propia culpa, nos sentimos atrapados en la culpa. Jesús nos dice que “al dejar de echarle la culpa a lo que se encuentra afuera, existe una marcada tendencia a albergarla adentro.” (T.11.IV.4:5). Pero continúa diciendo: “Al principio es difícil darse cuenta de que esto es exactamente lo mismo, pues no hay diferencia entre lo que se encuentra adentro y lo que se encuentra afuera.” (4: 6), y luego, “la culpa tiene que ser deshecha, no verse en otra parte.” (5: 3). Entonces, ¿cómo hacemos eso?

La pregunta que plantea, “¿Cómo se perdona uno a sí mismo?”, es buena, pero en realidad es la pregunta incorrecta. Debido a que todavía estamos fuertemente identificados con nuestros egos, no podemos perdonarnos a nosotros mismos, al menos no por nosotros mismos (es decir, por nuestra cuenta, que es el estado del ego). Por eso necesitamos que Jesús o el Espíritu Santo, o cualquier otro símbolo no crítico del amor y la aceptación con el que nos sintamos cómodos, mire con nosotros nuestros “pecados”. Necesitamos a alguien fuera de nuestro sistema de pensamiento basado en la culpa que sepa la verdad sobre quiénes somos realmente, a quién podemos dar nuestra culpa, una vez que la hayamos descubierto y reconozcamos su propósito y su costo. Creemos que somos cuerpos que pueden herir y ser heridos unos por otros. Jesús sabe que somos espíritu, el inocente Hijo de Dios que es incapaz de atacar. No creemos eso y, de hecho, no queremos creerlo, porque todavía queremos que la separación y nuestra propia individualidad sean reales. Y así, el proceso de perdón debe involucrar unirse con alguien o algo fuera de nosotros, como Jesús, quien sabe que la separación y el ataque y la culpa no son reales. Somos incapaces de realizarlo por nuestra cuenta, por definición.

El ego, tal como lo experimenta por ud. mismo, nos dice que debemos expiar por nuestros pecados mediante el sufrimiento y el sacrificio. Pero eso sólo refuerza nuestra creencia de que nuestra culpa es real y que Dios es un Dios castigador que busca venganza por nuestros pecados muy reales. Y todos nuestros intentos de obtener la liberación a través de la expiación son sólo formas de magia que no abordan el problema real en la mente. Necesitamos entender que el problema no es la culpa que creemos que estamos experimentando por nuestras transgresiones aquí en el mundo. Esos “pecados” son realmente distracciones deliberadas, sirviendo el propósito de mantener nuestro enfoque aquí en el mundo, buscando soluciones mágicas para liberar nuestra culpa (por ejemplo, hacer enmiendas) o para evitar experimentarla (por ejemplo, adicciones). Pero esto sólo nos impide mirar más profundamente en nuestra mente a la fuente real de todo nuestro dolor y culpabilidad (y la de todos los demás) – la creencia de que no sólo nos hemos separado de nuestra Fuente amorosa, sino que hemos estado dispuestos a matarla, a destruir el Amor, a estar por nuestra cuenta. Sin embargo, si podemos unirnos con un reflejo de ese Amor, como Jesús o el Espíritu Santo, y ver nuestras autoacusaciones con su amorosa presencia a nuestro lado, tendremos que darnos cuenta en algún nivel de que no hemos destruido el amor. Y en ese reconocimiento, el verdadero perdón — por lo que nunca ha ocurrido — es posible, disolviendo toda culpa y liberándonos de nuestra prisión autoimpuesta. Y luego, cualquier acción o comportamiento, si lo hay, puede ser más útil y curativo en respuesta a nuestras supuestas transgresiones contra otros en el mundo, simplemente fluirá a través de nosotros.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

~ Una pregunta sobre mirar el mundo sin juzgar. ~ (Q&A – FACIM – #8)

P #8: “Cuando tratamos de mirar a nuestro ego, ¿debemos mirar sin juzgar los problemas del mundo o solo nos daremos cuenta de que elegimos al ego? ¿O es esto lo mismo?”

R: “Sus preguntas presuponen que uno puede elegir el ego y mirar sin juzgar, lo cual sólo es posible si uno está en un estado de negación. El ego sólo conoce el juicio, que se basa en su error fundamental de hacer que el error sea real. Lo que Ud. quiere hacer es vivir su vida prestando atención a lo que piensa y a cómo se siente. Si se encuentra enojado, temeroso, alegre, etc. debido a problemas en el mundo, ya sean personales o generales, reconozca que ha elegido al ego. Es este reconocimiento lo que es el “mirar”. Mira las elecciones de su ego con Jesús a su lado. Mira sin juzgar como se ilustra en esta cita:

“No llames pecado a esa proyección sino locura, pues eso es lo que fue y lo que sigue siendo. Tampoco la revistas de culpabilidad, pues la culpabilidad implica que realmente ocurrió. Pero sobre todo, «no le tengas miedo».” (T.18.I.6: 7,8,9).

Recordando que el ego es una elección, simplemente reconoce la elección que ha hecho sin darle el poder de quitarle su paz.

~ Dr. Kenneth Wapnick

~ Una pregunta sobre ataques a personas que extienden amor. ~ (Q&A – FACIM – #9)

P #9: “Si el ego destruye el amor, como Jesús y su mensaje, ¿por qué no ha sido atacada la Madre Teresa si está extendiendo amor?”

R: “El ego no puede “destruir” el amor, aunque parece atacar los símbolos del amor en el mundo (Jesús y su mensaje). A pesar de los ataques contra el Jesús histórico, o cualquier ataque a su verdadero mensaje desde entonces, ni su amor ni su mensaje han sido destruidos. Los ataques del ego no tienen efecto sobre el contenido. La extensión del amor de la Madre Teresa (o de cualquiera) es invulnerable al ataque, ya sea que la ataquen en la forma o no es irrelevante. Es posible que haya sido atacada o amenazada durante su vida. La forma particular que su amor tomó durante su vida fue, de hecho, criticada. El sistema de teología y creencias que la inspiró también es una forma que ha sido atacada. Ninguno de estos, sin embargo, ha tenido ningún efecto sobre el contenido amoroso de su trabajo o su mensaje. Como dice el Curso: “¡Cuán débil es el miedo! ¡Cuán ínfimo e insensato! ¡Cuán insignificante ante la silenciosa fortaleza de aquellos a quienes el amor ha unido! Tal es tu “enemigo”: un ratoncillo asustado que pretende enfrentarse al universo. ¿Qué probabilidades tiene de ganar? ¿Sería acaso difícil ignorar sus débiles chillidos que pregonan su omnipotencia y quieren ahogar el himno de alabanza al Creador que perpetuamente y cual una sola voz entonan todos los corazones del universo?” (T.22.V.4: 1,2,3,4,5)”

~ Dr. Kenneth Wapnick

~ Varias preguntas acerca de cómo surgió el ego. ~ (Q&A – FACIM – #10)

P #10: “Hemos recibido varias preguntas sobre el tema del origen del ego, cuyos ejemplos se encuentran a continuación …

  1. Si el Cielo y el Amor de Dios fueron completamente satisfactorios, ¿por qué el Hijo elegiría soñar que se fue?
  2. Si Dios es perfecto y está unificado, y tiene un Hijo perfecto y unificado, ¿cómo pudo haber surgido un pensamiento imperfecto de separación y división dentro de tal mente?

iii. Una vez que se acepta la Expiación, ¿cómo sabemos que el ego no volverá a ser elegido?

  1. ¿Cómo se puede lograr “una experiencia” que, según el Curso, resolverá la paradoja del ego? “

R: ” i, ii, y iii arriba, planteadas como preguntas, son en realidad declaraciones hechas por una mente del ego enunciando lo siguiente: sé que el ego es real, y ahora quiero que me expliques cómo sucedió y cómo sabes que no volverá a suceder.

La pregunta “cómo sucedió el ego” y todas sus variaciones, es sin duda la pregunta más frecuente de los estudiantes de Un Curso de Milagros. Esto es algo natural para un ego que quiere saber de dónde viene, así como un niño cuestionaría a sus padres sobre su origen. El problema es que el ego en sí no es natural. El Curso nos enseña que en realidad el ego nunca sucedió. En consecuencia, ¿cómo podríamos encontrar una respuesta intelectualmente satisfactoria al origen del ego entre las cubiertas del Curso? Quienes preguntan cómo podría haber sucedido lo imposible deben identificarse como yoes separados e individuales, mientras que cualquiera que responda la pregunta también debe estar de acuerdo en que la separación de hecho sí ocurrió. Además, si sucedió una vez, podría ocurrir hasta el infinito, y en algunos aspectos lo hace. Día tras día se nos ofrece la opción de creer en la realidad de nosotros mismos como un ego o como un Hijo de Dios. Por lo tanto, preguntarse acerca de la separación recurrente es cometer el mismo error de creer que sucedió en primer lugar. Como dice el Curso:

“Si alguien te pide que definas al ego y expliques cómo se originó, es porque cree que el ego es real e intenta, por definición, asegurarse de que su naturaleza ilusiva quede oculta tras las palabras que parecen otorgarle realidad.

Ninguna definición que se haya hecho de una mentira puede hacer que ésta sea verdad.” (C-2.2:5–3:1)

“El ego exigirá muchas respuestas que este curso no provee. El curso no reconoce como preguntas aquellas que sólo tienen la apariencia de preguntas, pero que son imposibles de contestar. El ego puede preguntar: “¿Cómo sucedió lo imposible?”, “¿A qué le ocurrió lo imposible?”, y lo puede preguntar de muchas maneras. Mas no hay una respuesta para ello; sólo una experiencia. Busca sólo ésta y no permitas que la teología te retrase.” (C-in.4).

El Amor de Dios es la experiencia de la que habla el Curso en la cita anterior. Esta experiencia se logra a través del proceso de perdón, que elimina los obstáculos a la conciencia de la presencia del amor (T.In.1: 7). De hecho, el propósito de Un Curso de Milagros es ayudarnos a lograr esta experiencia.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

~ Una pregunta sobre cómo escuchar la Voz del Espíritu Santo. ~ (Q&A – FACIM – #11)

P #11: “Al buscar la “Voz” del Espíritu Santo, ¿hay algún método o práctica en particular que facilite la audición de esta Voz? Un Curso de Milagros parece decir que pocos la escuchan y esto parece inhibir la práctica del perdón.”

R: “El mayor obstáculo para escuchar la Voz del Espíritu Santo es el chillido estridente del ego. El Curso nos dice que el Espíritu Santo es “una apacible y queda Voz ” (T.21.V.1: 6). En lugar de «buscar» esta Voz (que siempre está con nosotros) podemos practicar el perdón prestando atención a los pensamientos que dan voz a los chillidos en nuestras mentes, que ahogan la Voz del Espíritu Santo. Los pensamientos de separación, juicio y ataque pueden verse como lo que son; intentos de defender nuestra identidad ego, probar que tenemos la razón y que Dios está equivocado, que la culpa está justificada, por nombrar sólo algunos. Reconocer estos pensamientos y aceptar la responsabilidad de haberlos elegido con el propósito específico de «no» escuchar la Voz del Espíritu Santo es el comienzo de la práctica del perdón «y» de escuchar Su Voz. Si queremos, entonces tenemos la oportunidad de elegir escuchar la Voz del Espíritu Santo, que puede no ser realmente una voz, sino tal vez el reconocimiento de que estoy equivocado acerca de cómo veo una situación, persona o evento, y estar dispuesto a verlo de otra manera. En este momento, entonces, el reconocimiento, la voluntad y el ver de otra manera «es» la Voz del Espíritu Santo. Todos están llamados a escuchar al Espíritu Santo de esta manera. Pocos pueden escuchar la Voz del Espíritu Santo como una voz real, lo cual no es necesario para la práctica del perdón.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

~ Una pregunta sobre cómo formar y dirigir un grupo. ~ (Q&A – FACIM – #12)

 

P #12: “He estado estudiando el Curso desde hace algunos años, y como psicólogo me gustaría establecer un taller y/o grupo de apoyo para las personas que intentan vivir de acuerdo con sus principios. Mi idea es básicamente ayudar a las personas a ver sus proyecciones sobre los demás y luego hacer un esfuerzo en grupo para pedir ayuda al Espíritu Santo. ¿Estaría este tipo de trabajo de acuerdo con los principios del Curso y tiene más sugerencias u opiniones? Sé que tengo que enseñar lo que necesito aprender.”

R: “La respuesta de fondo a su pregunta es que no hay pautas en Un Curso de Milagros para el comportamiento; es decir, “¿Qué debo hacer?” Jesús nos recuerda que el suyo es un curso acerca de la «causa» (la mente) y no del «efecto» (el cuerpo o comportamiento) (T.21.VII.7: 8). Por lo tanto, nuestra única función es pedir ayuda para sacar a nuestros egos del camino para que podamos ser libres de ser guiados en cualquier acción (o no-acción) que sea más útil y amorosa para «todas» las personas involucradas en la situación. La siguiente declaración es representativa de esta enseñanza tan importante del Curso: “Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso.” (T.16.IV.6: 1,2). Y así, antes de saber cómo debe (o no debe) proceder con su idea de comenzar un grupo, lleve al Espíritu Santo cualquier inversión de ego que pueda tener para formar dicho grupo. Cuando esté razonablemente seguro de que su ego está fuera del camino, entonces simplemente siga Su guía.

Otro punto: una tentación en cualquier grupo, especialmente el tipo que usted imagina, es eludir el difícil esfuerzo «individual» que se les pide a los estudiantes que hagan para llevar sus egos al Espíritu Santo, diluyendo el proceso y desplazando el “trabajo” hacia el grupo. En el mejor de los casos, los grupos facilitan este trabajo individual que se nos pide a todos que hagamos; en el peor, menosprecian el poder de nuestras mentes para cambiar nuestras decisiones y percepciones erróneas, sin mencionar que refuerzan el especialismo del ego. ¡Buena suerte!”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el significado de “purificación”. ~ (Q&A – FACIM – #13)

 

P #13: “¿Qué creen que significa la frase “antes es necesario una purificación”? “

R: “Dado que este séptimo principio de los milagros, “Todo el mundo tiene derecho a los milagros, pero antes es necesario una purificación.” (T.1.I.7: 1) aparece en la página 3 del texto, los estudiantes de Un Curso de Milagros pueden creer que Jesús está hablando de la purificación del cuerpo. Las experiencias pasadas de los estudiantes traerán a la mente todas sus creencias sobre el significado de la palabra “purificación”. Para algunos, esto puede significar la limpieza del “alma” a través del bautismo, o la expiación del pecado a través de la penitencia y el sacrificio. Para otros, “purificación” puede tener la connotación de librarse de los deseos humanos a través de la meditación y las prácticas disciplinadas. Independientemente de lo que uno crea, su creencia forma la base sobre la cual comienzan a construir su comprensión del “proceso de purificación”.

Qué sorpresa aprender, mientras nos abrimos paso a través del texto, que Jesús no nos está hablando acerca de purificar el cuerpo en absoluto. No podría serlo ya que el Curso enseña que el cuerpo es una ilusión. Y siendo una ilusión, no hay nada que tengamos que hacer con él o para él. El cuerpo no necesita ser purificado porque no es impuro. “No hace nada…no es ni corruptible ni incorruptible. No «es» nada.” (T.19.IV.C.5: 3,4,5). Lo que es impuro son nuestros pensamientos, lo que significa que son nuestros pensamientos los que tienen que ser purificados, no el cuerpo. Y el método de “purificación” del Curso es el perdón; el perdón del único pensamiento de culpabilidad que nos mantiene separados del amor de Dios. El “proceso de purificación” del Curso se ilustra en esta cita:

“Ofrécele tus pensamientos, y Él te los devolverá en forma de milagros que proclaman jubilosamente la plenitud y la felicidad que como prueba de Su Amor eterno Dios dispone para Su Hijo. Y a medida que cada pensamiento sea así transformado, asumirá el poder curativo de la Mente que vio la verdad en él y no se dejó engañar por lo que había sido añadido falsamente. Todo vestigio de fantasía ha desaparecido. Y lo que queda se unifica en un Pensamiento perfecto que ofrece su perfección por doquier.” (W.pI.151.14) . “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

Una pregunta sobre la curación del cuerpo. ~ (Q&A – FACIM – #14)

P #14: “Por favor, explique los muchos pasajes sobre la curación que parecen referirse a la curación del cuerpo. Me parece que, aunque el Curso es muy claro sobre el proceso de sanación de nuestras mentes de la percepción errónea de nuestra realidad, es igualmente claro que un cuerpo sano es un efecto de una mente que está curada. ¿Cómo se traduce esto en nuestras vidas personales como estudiantes del Curso? Me conformaría con ignorar totalmente mi cuerpo y su condición si no fuera por estos muchos pasajes. Me pregunto, que aunque el objetivo de un cuerpo curado no es el punto de las enseñanzas, parece ser algo que podemos esperar al seguir la Voz del Espíritu Santo. ¿Por qué Jesús se molesta en mencionar esto, si no es algo que debemos considerar?”

R: “Tiene razón al decir que un cuerpo curado no es el punto de las enseñanzas de Jesús, ni debe ser el objetivo de nuestra práctica del Curso. Jesús habla tanto del cuerpo no porque «él» piense que es importante o real, sino porque «nosotros» creemos que es importante y no hemos reconocido su propósito en la estrategia del ego de mantenernos alejados de nuestras mentes. Una parte importante de la estrategia del ego es hacernos creer que nuestros cuerpos son completamente vulnerables a las fuerzas externas — que tanto la enfermedad como la curación provienen del exterior. Por lo tanto, Jesús está corrigiendo esto al enseñarnos acerca de la relación de causa y efecto entre la mente y el cuerpo. Ese es el punto de todas sus referencias a un cuerpo curado. El enfoque realmente está en el poder de nuestras mentes, no en tener un cuerpo curado y completo: “El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. Proyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efectos.” (T.28.II.22: 6-7). Este es su punto.

Pero él nos está enseñando sobre el sistema de pensamiento del Espíritu Santo en el contexto de lo que mejor sabemos y podemos relacionarnos; y para casi todos nosotros ese es el mundo de los cuerpos. Él usa así nuestros cuerpos para enseñarnos, en última instancia, que no somos nuestros cuerpos. Sin embargo, esa conciencia llega al final de un largo proceso que, para la mayoría de nosotros, lleva muchos, muchos años en completarse. Simplemente ignorar nuestros cuerpos, por lo tanto, sería negarnos una multitud de oportunidades para aprender y aplicar los principios del Curso. Nuestras necesidades y experiencias físicas/psicológicas constituyen el plan de estudios que Jesús puede usar para enseñarnos cómo interpretar y percibir nuestras experiencias corporales de una manera que nos ayude a deshacer la separación en lugar de reforzarla. Mientras sigamos pensando que sin oxígeno y alimentos moriremos, entonces todavía creemos que somos cuerpos, y sería perjudicial para nuestro avance espiritual ignorar o desestimar lo que todavía creemos que es real. Como Jesús nos advirtió a este respecto, “El cuerpo es sencillamente parte de tu experiencia en el mundo físico. Se puede exagerar el valor de sus capacidades y con frecuencia se hace. Sin embargo, es casi imposible negar su existencia en este mundo. Los que lo hacen se dedican a una forma de negación particularmente inútil.” (T.2.IV.3: 8,9,10,11).

El enfoque, una vez más, está siempre en el entrenamiento de nuestras mentes y en la forma en que pensamos, de modo que al final, simplemente ya no elegiremos ser limitados. Esto es muy diferente de simplemente ignorar el cuerpo. Como él dice en la sección “Más allá del cuerpo” en el Capítulo 18: “Lo que realmente sucede es que has renunciado a la ilusión de una conciencia limitada y has dejado de tenerle miedo a la unión.” Él nos está enseñando cómo llegar a esta etapa.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la muerte y la aflicción. ~ (Q&A – FACIM – #15)

 

P #15: “Quiero cambiar de mentalidad acerca de la muerte. Acabo de tener a varios seres queridos “dejando sus cuerpos suavemente a un lado”, pero es la aflicción lo que me atrae. La aflicción no es amor, por lo tanto no existe. ¿Cierto? ¿Debo haberla hecho? Puede articular para mí, en base a varios pasajes del Curso, una respuesta general que incorporaría las teorías del Curso para que pueda aplicarlas a esta experiencia de pesar en el mundo de la ilusión. ¿Qué pasa con la represión y la negación de esta experiencia?”

R: “El Curso nunca nos pide que reprimamos o neguemos lo que estamos experimentando, ya sea aflicción o ira o dolor o miedo o cualquier otra reacción basada en el ego. Pero antes de que podamos cambiar de mentalidad acerca de nuestros sentimientos, primero debemos entender qué propósito tienen y por qué hemos elegido experimentarlos. El sentimiento de aflicción refuerza la afirmación del ego de que la pérdida y la muerte son reales y que podemos ser y estamos privados del amor. Nuestra experiencia clama que Jesús está equivocado, que hemos sido heridos y abandonados y dejados a nuestra suerte. No se nos pide que neguemos que esta es nuestra experiencia. Pero eso no lo hace realidad.

En una descripción gráfica del mundo, Jesús dice: “El mundo que ves es el sistema ilusorio de aquellos a quienes la culpabilidad ha enloquecido…y todas las leyes que parecen regirlo son las leyes de la muerte. Los niños vienen al mundo con dolor y a través del dolor. Su crecimiento va acompañado de sufrimiento y muy pronto aprenden lo que son las penas, la separación y la muerte. Sus mentes parecen estar atrapadas en sus cerebros, y sus fuerzas parecen decaer cuando sus cuerpos se lastiman. Parecen amar, sin embargo, abandonan y son abandonados. Parecen perder aquello que aman, la cual es quizá la más descabellada de todas las creencias. Y sus cuerpos se marchitan, exhalan el último suspiro, se les da sepultura y dejan de existir. Ni uno solo de ellos ha podido dejar de creer que Dios es cruel.” (T.13.in.2: 2,4,5,6,7,8,9,10,11). Y esto es lo que todos creemos. ¿No sería mejor si estuviésemos equivocados?

Jesús nos recuerda que su vida, que terminó en una muerte aparente, tenía el propósito de “enseñar que la comunicación continúa sin interrupción aunque el cuerpo sea destruido, siempre y cuando no veas al cuerpo como el medio indispensable para la comunicación.” (T.15.XI. 7: 2). Pero aún vemos el cuerpo como necesario para la comunicación y creemos que la comunicación real termina con la muerte del cuerpo, porque todavía queremos vernos a nosotros mismos como un cuerpo. El cuerpo afirma nuestra existencia independiente y sus aparentes experiencias de pérdida y dolor no parecen reflejar simplemente una elección en nuestras mentes. El ego no quiere que recordemos que la fuente de todo nuestro dolor es la creencia de que nosotros mismos abandonamos el amor y nos exiliamos del Cielo. Gracias a la defensa del ego de la proyección, se siente más bien como si fueran cosas que nos suceden en contra de nuestra propia voluntad, que no somos responsables de cómo nos sentimos. Por lo tanto, debemos comenzar por reconocer que estos son nuestros sentimientos, pero también debemos estar dispuestos a cuestionar si nuestra interpretación del mundo y los acontecimientos de nuestras vidas es correcta.

El alejamiento de nuestro dolor y aflicción es un proceso gradual porque tememos la infinitud del amor, en el que nuestras vidas individuales, nuestros yoes personales con nuestras personalidades únicas, no tienen ningún significado. Y así, Jesús nos recuerda con amabilidad tanto el resultado final como el proceso: “Las pérdidas no son pérdidas cuando se perciben correctamente. El dolor es imposible. No hay pesar que tenga causa alguna. Y cualquier clase de sufrimiento no es más que un sueño. Ésta es la verdad, «que al principio sólo se dice de boca, y luego, después de repetirse muchas veces, se acepta en parte como cierta, pero con muchas reservas.»” (W.pII , 284.1: 1,2,3,4,5,6, cursiva agregada).

Estas palabras no deben usarse simplemente como un “mantra sagrado” que proclama lo que es verdadero para ahogar la interpretación de nuestro ego y los sentimientos de pérdida y desolación que lo acompañan. Implícito en el proceso de cambiar de mentalidad está la tarea necesaria, pero a veces muy inquietante, de ver lo que aún queremos creer y reconocer tanto su propósito – mantener la separación y la culpa vivas – como su costo para nosotros – el sufrimiento y el dolor. Es a partir de un reconocimiento creciente de lo que nos infligimos a nosotros mismos cuando aceptamos al ego como nuestro maestro, que se desarrolla la motivación para pedir ayuda a un Maestro diferente. Con esa ayuda, podemos comenzar a ver las pérdidas de nuestras vidas bajo una luz diferente, dándonos cuenta de que tenemos una elección sobre lo que experimentamos y de que no somos víctimas de circunstancias más allá de nuestro control.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la realidad del cuerpo. ~ (Q&A – FACIM – #16)

 

P #16: “Cuando me digo en meditación que no soy un cuerpo y que soy libre, siento paz mental. Pero una vez que abro los ojos, ahí está – mi cuerpo. Esto no me molesta tanto como me confunde. Cuando me miro, me siento hermosa, pero me preocupa que pueda estar alimentando el ego de nuevo en lugar de apreciar lo que tengo. Es un rompecabezas. ¿Tiene alguna idea sobre esto?”

R: “Aunque el Curso nos dice en muchos lugares que no somos un cuerpo (por ejemplo, la Lección 199 y las siguientes lecciones de repaso), también reconoce que tenemos una gran inversión en vernos a nosotros mismos como un cuerpo. Jesús observa: “Contémplate a ti mismo y verás un cuerpo… Y sin ninguna luz parecerá haber desaparecido. Sin embargo, estás convencido de que está ahí porque aún puedes sentirlo con tus manos y oír sus movimientos. «He aquí la imagen que quieres tener de ti mismo; el medio para hacer que tu deseo se cumpla.»” (T.24.VII.9: 1,3,4,5,6 cursivas agregadas).

Es posible que tengamos experiencias breves en las que parecemos trascender nuestra identificación corporal, como usted lo describe, pero no es probable que mantengamos esto por mucho tiempo porque realmente no queremos hacerlo. Nuestro “deseo hecho realidad” es vernos a nosotros mismos como un yo individual separado y especial, y nuestro cuerpo afirma esa identidad. El Curso nos dice que aunque somos los que hemos elegido y hecho este yo limitado como nuestra identidad (en la fantasía, pero no en la realidad), no hemos querido aceptar la responsabilidad por esa decisión. Y eso es porque enterrado profundamente en nuestro inconsciente está la creencia (inventada) de que obtuvimos este yo separado al atacar la Unicidad de Dios y nuestra verdadera Identidad como espíritu, un pecado horrendo de destrucción y asesinato de acuerdo con nuestro ego. Entonces, una vez que parecemos ser cuerpos nacidos de otros cuerpos, nuestra existencia separada no parece en absoluto ser de nuestra propia creación. Nuestros padres nos hicieron. Y hasta podemos creer, para el deleite de nuestro ego, que de alguna manera Dios ha estado involucrado en esta “creación” especial de nuestro yo individual, como lo enseñan muchas religiones.

Por lo tanto, el objetivo del Curso, saber qué tan identificados estamos con nuestro cuerpo y cuán temerosos estamos de dejar de lado la protección que creemos que nos brinda, no es que renunciemos a nuestra identificación corporal (eso solo sucede al final). El Curso nos está instruyendo en cómo darle a nuestro cuerpo un propósito diferente del propósito original del ego de pecado, culpa y miedo. Con la ayuda del Espíritu Santo, el cuerpo se convierte en un vehículo para aprender nuestras lecciones de perdón, en el contexto de nuestras relaciones con nuestros hermanos y hermanas, también vistos como cuerpos. Y continuaremos viéndonos a nosotros mismos y a todos los demás como un cuerpo hasta que el proceso de perdón sea completo y ya no tengamos ninguna culpabilidad en nuestra mente contra la cual necesitemos nuestro cuerpo como una defensa.

Y en cuanto a verse a sí misma como hermosa, no hay nada de malo en eso, siempre que se dé cuenta de que cuando el Curso habla de lo hermosos que somos (por ejemplo, W.pII.313.2: 2), no está hablando de nuestro cuerpo físico o nuestra personalidad. Se refiere a la belleza reflejada del Cristo en todos nosotros, una belleza que todos compartimos por igual como espíritu.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre deshacer la separación. ~ (Q&A – FACIM – #17)

P #17: “He oído que en el mundo real se ve la separación, pero no los intereses separados. ¿Es eso cierto? ¿Qué significa eso realmente? ¿Qué vino primero la separación o la culpa? (Imagino que la separación) ¿Se puede deshacer la culpa sin deshacer la separación o están todas unidas? Verá, me gustaría deshacerme de la culpa … y ver los intereses de mis hermanos como propios parece muy bueno, ya que termina con la terrible sensación de conflicto y competencia … pero perder mi individualidad no parece ser un precio que esté dispuesto a pagar. Preferiría ser un individuo no culpable, no asustado, no competitivo, no conflictivo, feliz. ¿Es eso posible?”

R: “Primero, tiene razón al concluir que la separación se produjo antes que la culpa — la culpa es simplemente la experiencia psicológica del pecado — el sentimiento que resulta de ser pecaminoso.

La mayoría de los estudiantes llegan a este mismo impasse que ha descrito. Lo que está sintiendo es bastante normal y comprensible, dada la fuerza de nuestra identificación con nuestra existencia como individuos específicos. En su mayor parte, no conocemos otra forma de ser y nos resulta bastante difícil — por decirlo suavemente — integrar la enseñanza de Jesús de que esta identidad es un reemplazo de nuestra verdadera Identidad tal como Dios nos creó. Así que Jesús enfatiza a lo largo del Curso, que este es un proceso gradual y suave, y que podemos tomarnos todo el tiempo que queramos para completarlo con él. Él nos consuela diciendo: “No temas que se te vaya a elevar y a arrojar abruptamente a la realidad.” (T.16.VI.8: 1), porque sabe bien que estamos aterrados de dejar ir esta identidad.

A medida que elijamos perdonar más y más — para dejar ir los resentimientos — nos sentiremos mejor con nosotros mismos y, por lo tanto, querremos hacer eso cada vez más. Y mientras ese proceso continúe, comenzaremos a identificarnos cada vez más con la manera en que Jesús piensa y se acerca a nuestras vidas, lo que significa que nuestro punto de referencia para nuestras vidas cambiará gradualmente de simplemente tener nuestras necesidades satisfechas a darnos cuenta de que todos compartimos un interés común, tanto en nuestras mentes erradas como en nuestras mentes correctas. Cuando estemos cada vez menos preocupados por usar el mundo y a otras personas para satisfacer nuestras necesidades — es decir, cuando veamos el propósito de nuestras vidas de otra manera — nuestro autoconcepto comenzará a cambiar, sin que ni siquiera nos hayamos enfocado directamente en eso.

Cuando nos identifiquemos totalmente con la manera de pensar de Jesús, nuestra única atracción será su amor. Y cuando todos nuestros pensamientos y percepciones fluyan de ese amor, nuestro sentido de individualidad será significativo solo en la medida en que pueda ser un medio para extender el amor sanador de Jesús a otras mentes que lo soliciten. Ese es el estado mental conocido como “el mundo real”. Es el resultado natural de la práctica del perdón. Entonces, cuando lleguemos a esa etapa avanzada, ya no estaremos pensando en nosotros mismos como personas con necesidades y objetivos que deben cumplirse. Percibiremos desde un punto de vista ventajoso “por encima del campo de batalla” tan sólo que las personas están pidiendo amor, sin saber que son simplemente figuras en un sueño que ellos mismos están soñando.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el significado de “voluntad”. ~(Q&A – FACIM – #18)

P #18: “El Curso habla en todo momento de la voluntad. Afirma que la voluntad no está involucrada en la percepción (C.1.7: 2); que he aprisionado mi voluntad (T.9.I: 4.1); y que si no tuviera una mente dividida, reconocería que ejercer la voluntad es la salvación (T.9.I.5: 4). ¿Qué es la voluntad tal como está relacionada en el Curso, y qué propósito, si lo hay, sirve en el sueño?”

R: “Cuando el Curso habla de “voluntad”, siempre se refiere a la Voluntad de Dios; “La Voluntad de Dios es lo único que existe.” (C.3.6: 1). Está hablando sobre el nivel de la Mente donde nuestra voluntad es una con la de Dios, donde la verdad es verdadera y todo lo demás es falso (T.31.I.1: 7). Este es un ejemplo del no-dualismo del Curso; no puede haber una voluntad aparte de la de Dios, Su Voluntad es nuestra salvación, nuestra verdadera voluntad es una con la suya. Estamos “dispuestos”, es decir, ejerciendo el poder de nuestra voluntad, sólo cuando elegimos aceptar la verdad acerca de nosotros mismos, y esta es nuestra salvación. El Curso distingue entre disposición y querer. Cuando elegimos hacer que el pecado sea real, creer la mentira del ego sobre quiénes somos en el sueño, estamos “queriendo” hacer una alternativa ilusoria a la Voluntad de Dios y defender este yo inventado. Este es el aprisionamiento de nuestra verdadera voluntad; así es como la negamos, y este es el origen de la percepción — vemos lo que queremos ver.

Para ayudarnos en nuestro aprendizaje, el Curso utiliza un término relacionado, “la pequeña dosis de buena voluntad”, en referencia a nuestra experiencia en el sueño. Estar dispuesto, en este sentido, es estar de acuerdo en elegir ver de otra manera; aceptar una interpretación diferente; para cuestionar el significado y el valor que asignamos a todas nuestras relaciones y toda nuestra experiencia en este sueño; para ver los efectos de las elecciones de ego que hemos hecho, y considerar su costo. Esto es suficiente, nos dice el Curso, para darnos la vuelta en nuestro viaje, volviendo a la dirección de nuestro hogar en Dios y la única Voluntad que compartimos con Él; Él es nuestro Padre, nosotros somos Su inocente Hijo. De esta manera podemos tomar decisiones en el sueño, en la práctica y la aplicación del Curso que nos pone en sintonía con la Voluntad que compartimos con Dios.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la naturaleza de la culpa. ~ (Q&A – FACIM – #19)

P #19: “El Curso, tal como lo entiendo, dice que en la base de todo nuestro sufrimiento está la culpa, y que esta culpa es reprimida. Entonces, el Curso parece sugerir que esta culpa se resuelva a través del perdón del mundo externo (en lugar de hacerlo mediante un proceso de descubrimiento como el psicoanálisis). Si es así, ¿de qué sirve la idea de la culpa, si parece que permanece en un nivel puramente teórico?”

R: “La culpa de la que habla el Curso es una culpa ontológica que proviene de creer que pudimos separarnos de Dios, pero al hacerlo, tuvo que ser destruido — la existencia individual separada y la Unicidad total son estados mutuamente excluyentes que no pueden coexistir. Dado que la separación de Dios es solo una ilusión, y frágil, se necesitaba una defensa aparentemente poderosa para mantener su realidad aparente. La culpa que todo lo consumía por nuestro ataque letal contra el Todo se convirtió en esa defensa, enterrando la pregunta de si en realidad habíamos atacado o no. Pero esta culpa no es simplemente un constructo teórico de acuerdo con el Curso. El Curso dice que el mundo externo se fabricó literalmente a partir de esa culpa ontológica, como una aparente proyección externa de lo que era demasiado horrible para mantener dentro de la mente. Entonces, cuando practicamos el proceso de perdón con nuestras relaciones externas en el mundo, en realidad estamos abordando, aunque de manera gradual, aspectos de esa culpa ontológica original. Es un enfoque indirecto con un efecto práctico y directo en el problema subyacente. Al ver lo que hemos hecho realidad en nuestro mundo externo como una proyección de lo que está enterrado en nuestro inconsciente, en realidad estamos haciendo que esa culpa enterrada, con el tiempo, sea consciente. Esto deshace la estrategia del ego de distraernos de la culpa en nuestra mente con los problemas y la culpa asociada en el mundo. Y nos permite comenzar a reconocer que la premisa subyacente, que estamos separados y que el Amor ha sido destruido, de lo cual se ha generado esa culpa básica, simplemente no es verdad.

El proceso de descubrir la culpa dentro del psicoanálisis, como se practica generalmente, en realidad juega un papel en el plan defensivo del juego del ego, aunque podría ser dirigido hacia el mismo fin que el del Curso. La culpa que está tratando de descubrir sigue siendo parte de la cortina de humo externa del mundo que la mente del ego ha construido para evitar que volvamos al problema real en la mente. Es la culpa aún relacionada con el cuerpo y sus relaciones con otros cuerpos, y esta culpa sigue siendo un efecto y no la causa ontológica subyacente a la que se dirige el Curso.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la amistad y el romance. ~ (Q&A – FACIM – #20)

P #20: “Me gustaría entender por qué muchas de mis relaciones con hombres comienzan con una noción de romance pero no se mantienen como amistades. Valoro a las personas que conozco y me gustaría desarrollarme y crecer hasta el punto en que pueda expresar el amor fraternal hacia las mujeres y los hombres. Como mujer soltera, me encuentro con hombres que a menudo se sienten atraídos por mí, luego salimos o lo que sea, y luego termina. Soy responsable de qué y cómo me estoy comunicando. ¿Hay alguna forma de comunicar “seamos amigos” cuando se esperaba o deseaba algo más y se había producido una decepción?”

R: “Nuestros egos no están orgullosos y utilizarán cualquier forma de trabajo especial para involucrarnos en relaciones que al final no satisfacen nuestras necesidades. Aunque generalmente no somos conscientes de esto, tenemos el objetivo subyacente de demostrar que el amor solo puede fallarnos y que somos la víctima involuntaria de las propuestas confusas y engañosas de los demás. El Curso es único — y por esta razón probablemente no sea tan popular — entre los caminos espirituales para identificar esta intención subyacente detrás de todas nuestras relaciones en el mundo, sin importar cuán buenas creamos que sean nuestras intenciones al principio, hasta que sean entregadas al Espíritu Santo para que las sane.

Y, a menudo para nuestra desilusión, el Espíritu Santo sólo trabaja con el contenido y no con la forma, de modo que no puede haber garantía de lo que sucederá en nuestras relaciones, excepto que se nos dará otra oportunidad de entrar en contacto con nuestra propia culpabilidad enterrada y sentimientos de indignidad y odio hacia nosotros mismos para que puedan ser sanados. Pero si somos capaces de poner en práctica los principios del perdón del Curso, encontraremos que con el tiempo experimentamos un sentido de paz y alegría en nuestras relaciones, sin importar si nuestros hermanos o hermanas son recíprocos de alguna manera en la forma. Y sabremos que somos verdaderos “amigos” que compartimos el propósito de curar el dolor enterrado en nuestras mentes. Pero este es un proceso que puede llevar tiempo lograrlo. Así que, mientras tanto, sepa que lo está haciendo lo mejor que puede y no deje de intentarlo. Jesús necesita nuestras relaciones especiales para enseñarnos la otra manera. Es sólo el miedo lo que nos impide permitirnos experimentar una mayor intimidad en cualquier forma.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el significado y propósito del arte. ~ (Q&A – FACIM – #21)

P #21: “Si el arte puede verse como una forma de relación especial que el artista establece como un sustituto del amor de Dios, ¿deben considerarse las formas de arte como una petición de amor? ¿Y en qué se diferencian estas formas de las formas expresadas a través de la “canalización” como la música de Mozart? ¿Podemos decir que el arte “canalizado” es más una expresión de amor que una petición de amor? ¿Y cómo podemos “justificar” la distinción humana entre arte grandioso y mediocre en el Nivel dos de nuestra experiencia aquí en el mundo material?”

R: “Primero, no podemos juzgar si el trabajo específico de un artista específico es un sustituto del Amor de Dios, la manifestación de una relación especial. Sólo el artista podría discernir eso. Por lo general, no podemos decir simplemente a partir de la forma si proviene de la mente errada (ego) o de la mente correcta (Espíritu Santo). Si el reflejo del Amor de Dios es la fuente de una obra de arte en particular, entonces, sí, es una expresión de amor. Nuestro error sería, entonces, venerar el trabajo, en lugar de identificarnos con el contenido detrás de la forma.

Todas las relaciones de amor especiales son defensas contra el dolor abrasador en nuestra mente que proviene de la culpa que todos sentimos por haber rechazado el Amor de Dios en favor de darnos la existencia en nuestros propios términos. Siguiendo el consejo del ego, nuestra atención se dirige lejos de nuestras mentes cargadas de culpa a individuos, sustancias o actividades específicas que pueden acallar el dolor y llenar la soledad que está en nuestras mentes. En esencia, nuestras relaciones de amor especiales le están diciendo a Dios que no necesitamos Su Amor, y que somos perfectamente capaces de llenar el vacío y experimentar la compleción y la valía a través de las relaciones en el mundo. Este es el «contenido» subyacente a la «forma» de todas las relaciones de amor especiales. Los buenos sentimientos que provienen de este tipo de relaciones ocultan el odio que es su base.

Al mismo tiempo, en otra parte de nuestras mentes, deseamos que nos digan que todo esto fue solo un error tonto, que hemos sido perdonados, y por lo tanto nuestra culpa y nuestras defensas contra esa culpa ya no son necesarias. Este es el “llamado” que está presente en nuestras mentes y está dividido entre estas dos actitudes o maneras de pensar.

Cualquier forma puede ser usada por el Espíritu Santo para recordarnos la verdad sobre nosotros mismos. Una no es más o menos inspiradora que otra, en este sentido. En otras palabras, una vez que creemos que la separación ha ocurrido y estamos aquí en el mundo como cuerpos, el mundo y nuestros cuerpos se consideran neutrales. Por lo tanto, cualquier cosa en este mundo puede convertirse en un medio para guiarnos más allá del mundo, o más profundamente en él, dependiendo de si elegimos al ego o al Espíritu Santo como nuestro maestro. Podemos estar cautivados con la estatua del David de Miguel Ángel y recordar nuestra perfección y unidad con Dios; pero la misma experiencia puede ocurrir mientras estamos mirando un árbol enfermo en nuestro patio. Cuando nos hacemos dependientes de una forma particular para tener una experiencia “espiritual”, nos hemos quedado atrapados en una relación de amor especial.

Finalmente, no hay nada de malo en tener preferencias en este mundo, siempre que no las tomemos en serio. Podemos decir que una obra de arte es mejor que otra, al igual que podemos decir que una composición musical en particular es mejor que otra, un método de educación es mejor que otro, un tratamiento médico es mejor que otro, según los criterios que hemos establecido en esos campos. Desde el punto de vista del Curso, todos son igualmente ilusorios. Sin embargo, es natural evaluar las cosas de una manera algo objetiva en el mundo. La lección, no obstante, es no tomar en serio ninguna de las conclusiones a las que lleguemos sobre las cosas en el mundo — deberíamos hacerlo con una sonrisa amable en alguna parte de nuestras mentes, porque sabemos que todo es una invención.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

Una pregunta sobre las “Reglas para tomar decisiones” ~ (Q&A – FACIM – #22)

P #22: “Capítulo 30 I. Reglas para tomar decisiones: No estoy seguro de entender esto. ¿Las decisiones se refieren a decisiones simples de todos los días como qué comer o qué vestir? O, ¿están más en la línea de lo que sientes y piensas?”

A: En cierto sentido, son ambos. Comenzamos con las decisiones o elecciones que hacemos a nivel físico, porque ahí es donde creemos que estamos. Sin embargo, como estudiantes que ahora estamos comenzando el Capítulo 30, estamos lo suficientemente familiarizados con el material del Curso como para saber que, en última instancia, Jesús siempre nos está hablando de lo que ocurre en el nivel de la mente; en otras palabras, eligiendo entre el «contenido» del amor o el miedo, y no eligiendo entre las muchas «formas» que el mundo nos presenta.

Las siete “reglas” para tomar decisiones no deben tomarse literalmente, sino que son útiles para recordar que la toma de decisiones “correcta” es un proceso. Es decir, aprender que tenemos una opción en cuanto a con quién tomar decisiones toma tiempo y práctica. Y la toma de decisiones “correcta” no significa necesariamente elegir a Jesús o al Espíritu Santo. Lo que sí significa, es que reconocemos que tenemos la opción de elegir a alguno de ellos, o elegir al ego. Como egos, realmente no tenemos ninguna motivación para elegir a Jesús o al Espíritu Santo, aparte del Curso que nos dice que nos sentiremos mejor si lo hacemos. Y esa no es razón suficiente para que los elijamos constantemente. Lo que «es» razón suficiente es tomar decisiones continuamente basadas en el ego y tomar conciencia del costo de tales decisiones. Rechazar el Amor de Dios solo puede conducir a la culpa, ya que es el fragmento sombrío de nuestra decisión original de rechazar a Dios al elegir estar separados de su Amor y estar por nuestra cuenta. Esta culpa es la fuente de todo nuestro dolor y sufrimiento. Como dice el Curso, “De lo único que estabas seguro era de que entre las numerosas causas que percibías como responsables de tu dolor y sufrimiento, tu culpabilidad no era una de ellas.” (T.27.VII.7: 4). Sólo cuando vinculamos nuestro dolor con nuestras decisiones, la elección se vuelve significativa. Y una vez que llegamos a este punto, la elección de con quién decidir se vuelve obvia: “¿A quién que esté respaldado por el amor de Dios podría resultarle difícil elegir entre los milagros y el asesinato?” (T.23.IV.9: 8)

Para una discusión más profunda de esta importante sección del Curso, consulte nuestra serie de extractos sobre las «Reglas para tomar decisiones» (Lo puedes conseguir en la página 17 de este documento 😉 :
https://nytz.files.wordpress.com/…/articulos-de-kenneth-wap… ) “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la pertenencia a una religión dominante. ~ (Q&A – FACIM – #23)

P #23: “¿Se puede ser un estudiante de Un Curso de Milagros y seguir siendo parte de una religión dominante?”

R: “Sí, si es útil, ya que el manual nos enseña: “El programa de estudios es sumamente individualizado, y todos sus aspectos están bajo el cuidado y la dirección especial del Espíritu Santo.” (M.29.2: 6). Nadie tiene el derecho ni la sabiduría para determinar lo que sería una ayuda para alguien en un camino espiritual. Es por eso que el Curso siempre enfatiza la importancia de pedir la ayuda del Espíritu Santo. Dicho esto, sin embargo, es cierto que en el nivel de sus enseñanzas reales, el Curso difiere notablemente de las religiones principales. De hecho, podríamos decir que una de las características de Un Curso de Milagros es el contraste de sus enseñanzas con las del cristianismo tradicional. Por lo tanto, a este nivel, el conflicto sería inevitable en algún momento del estudio; por ejemplo, otras religiones occidentales no enseñan que “el mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios.” (W.pII.3.2: 1), y que nuestro verdadero terror es de la redención y no de la crucifixión (T.13.III. 1: 10,11). Podría ser bastante tentador armonizar ambos sistemas de pensamiento, un compromiso que solo podría ser perjudicial para ambos caminos.

Estamos tan llenos de conflictos en la situación actual, que incorporar intencionalmente más en nuestras vidas cotidianas nos parece un acto de desamor. Tomar un interés intelectual en la religión dominante con el propósito de comparar y contrastar esto con el Curso es una cosa, pero en realidad tratar de vivir ambos caminos diariamente sería muy difícil. Sin embargo, recordando la naturaleza individualizada del propio plan de estudios, es posible participar tanto en el Curso como en la religión dominante. La pregunta que hay que hacerse, por lo tanto, sería: ¿cuál es el propósito?”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la reencarnación. ~ (Q&A – FACIM – #24)

P #24: “Un Curso de Milagros parece aludir a la reencarnación. Si realmente no morimos, sino que simplemente “dejamos este cuerpo a un lado”, ¿volvemos en otro o continuamos nuestras lecciones en otro nivel?”

R: “Sí, en el Curso, Jesús parece aludir a la reencarnación. Pero para entender lo que está diciendo y para responder a su pregunta, debemos recordar que en el Curso, él siempre nos está hablando en el nivel de la mente, que es el único nivel donde tiene lugar un verdadero aprendizaje. Y específicamente, él está hablando con esa parte de nuestra mente que tiene que elegir entre el ego y el Espíritu Santo, entre el odio y el amor, entre la muerte y la vida.

“Pero recuerda que el entendimiento es algo propio de la mente, y sólo de la mente.” (T.15.VI.7: 5).

Nos dice en el Curso que esta “vida” es un sueño, que el mundo es una ilusión, que el cuerpo no muere porque el cuerpo no vive (T.19.IV.C.5: 2,3 , 4,5), y que nuestra experiencia del tiempo es simplemente una parte de esa ilusión. Nuestro “sueño” siempre y sólo refleja la elección que hemos hecho ya sea para el propósito del ego de reforzar nuestra culpa y nuestra creencia en la separación, o el propósito del Espíritu Santo de perdonar y deshacer la creencia en la separación. Por lo tanto, la forma del sueño nunca importa, y cuando esa forma cambia, el aprendizaje o la elección continúan en la mente.

Entonces, al leer un pasaje que parece implicar la reencarnación, podríamos entenderlo no solo en el nivel de nuestra experiencia dentro del sueño, sino también como la idea de volver a examinar la falta de perdón. Quizás sería útil pensar en sueños “simultáneos”, o usar el modelo de un holograma donde el todo se encuentra en cada parte. Cuando la mente “reexamina” los sueños o aspectos del holograma, esto podría ser visto como una experiencia de “vidas” diferentes.

Jesús nos dice en el manual que una creencia en el concepto de reencarnación no es un requisito para su Curso. De hecho, dice que solo es valioso en la medida en que sea “útil” o de consuelo para sus estudiantes.

“En última instancia, la reencarnación es imposible. El pasado no existe ni el futuro tampoco, y la idea de nacer en un cuerpo ya sea una o muchas veces no tiene sentido. La reencarnación, por lo tanto, no puede ser verdad desde ningún punto de vista.” (M.24.1 : 1,2,3).

“La reencarnación no sería, en ningún caso, el problema con el que hay que lidiar ahora…Lo cierto es, sin embargo, que tanto los que creen en la reencarnación como los que no, pueden encontrar el camino que conduce a la salvación. Por lo tanto, no puede considerarse que sea una idea esencial en el programa de estudios. Siempre existe cierto riesgo en ver el presente en función del pasado. Mas siempre hay algo bueno en cualquier pensamiento que refuerce la idea de que la vida y el cuerpo no son lo mismo.” (M.24.2:1,5,6,7,8)

Cuando podemos aceptar el hecho de que el tiempo no es lineal, el concepto de reencarnación carece de significado. Pero, mientras creamos que somos individuos separados, las lecciones continúan en cualquier forma que podamos aceptar y entender hasta que realmente aprendamos que nuestra realidad es espíritu y siempre hemos estado “… en casa en Dios, [únicamente] soñando con el exilio” (T.10.I.2: 1). En esa aceptación de la Expiación para nosotros mismos, todo sueño termina.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre que el estudio del Curso causa tristeza. ~ (Q&A – FACIM – #25)

P #25: “He sido un estudiante del Curso desde hace mucho tiempo. Estoy descubriendo que el especialismo es hueco y estoy empezando a ver a través de las tácticas, aversiones y manipulaciones del ego. Sin embargo, detecto una tristeza y/o miedo, debido al vacío que está ahí cuando dejo ir el especialismo que se quiere mantener a través de las relaciones o “cosas” materiales, etc. ¿Qué sugeriría para ayudar a alguien a superar el obstáculo, o a atravesar el velo para poder ver a todos con una percepción curada? El vacío puede parecer amplio y profundo, por lo tanto temeroso.”

R: “La confianza es esencial mientras pase por esto. En un momento dado, Jesús nos ruega que no “le infundas vida a tu desfallecido ego” (T.17.V.8.4); y nos asegura que “la muerte de tu especialismo no es tu muerte, sino tu despertar a la vida eterna.” (T.24.II.14.4). Estos, entre muchos otros pasajes, son recordatorios útiles cuando estamos atravesando momentos difíciles que, en primer lugar, Jesús sabe por lo que estamos pasando, y en segundo lugar, que todo terminará bien si continuamos practicando el perdón.

La mayoría de los estudiantes pasan por lo que ha descrito. Una persona lo comparó con pararse en un muelle con un pie en el muelle y el otro en el borde de un bote que de repente comienza a alejarse del muelle. Desagradable, ¡para decirlo suavemente! A veces, esta experiencia refleja la conocida “noche oscura del alma” de la literatura espiritual. Esto se discute en el manual para los maestros en la sección “Desarrollo de la confianza”, donde Jesús describe la quinta etapa como “un período de inestabilidad”. Ya no está firmemente arraigado en el especialismo, pero no lo ha superado por completo, porque en lo profundo de su mente sabe que abandonar el especialismo significa abandonar su identidad como un individuo separado e independiente. Ese es el miedo subyacente. Si simplemente reconoce eso y lleva ese temor al amor de Jesús en su mente, se sentirá mejor.

No hay manera de evitar esta etapa del proceso, si desea terminar en el “lugar correcto”. Nunca quiere forzarse a renunciar a una relación o algo en el mundo que aún disfruta, ni forzarse a ver a todos con una percepción curada. Si realmente quisiera ir más allá de la percepción de intereses separados, estaría más allá de eso. Por lo tanto, ser honesto acerca de su renuencia a abandonar el especialismo es extremadamente útil. También puede preguntarse cómo se sentiría relacionarse con los demás sin especialismo. A veces eso revela un elemento en usted mismo del que no tenía conocimiento, una fuente de resistencia que no sabía que estaba allí. Finalmente, simplemente sea paciente y confíe en el proceso.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el significado de “el Instante Santo” ~ (Q&A – FACIM – #26)

P #26: “¿Puede explicar el Instante Santo con más detalle?”

R: “Como se define en nuestro Glosario-Índice, el instante santo es el instante fuera del tiempo en el que elegimos el perdón en lugar de la culpa, el milagro en lugar de un resentimiento, el Espíritu Santo en lugar del ego. Es la expresión de nuestra pequeña dosis de buena voluntad de vivir en el presente, que se abre a la eternidad, en lugar de aferrarnos al pasado y temer el futuro, lo que nos mantiene en el infierno.

Es importante comprender que el instante santo está fuera del tiempo y más allá del cuerpo: “No hay ni un solo instante en el que el cuerpo exista en absoluto.” (T.18.VII.3.1). Es un término dado a nuestra experiencia de unidad con alguien más que trasciende completamente cualquier cosa del cuerpo. No hay separación entre usted y esta otra persona. Los intereses separados y conflictivos que caracterizaron antes la relación se han disuelto completamente en favor del reconocimiento de que solo hay intereses compartidos. Todo el sentido de la competencia y la comparación son simplemente inexistentes en el instante santo, que es cuando ha elegido deliberadamente no ver sus intereses como algo aparte de los de alguien más. Hay muchas otras maneras en que esto puede ocurrir, porque hay muchas maneras en que hemos expresado la separación.

Es un instante elegido en el que nuestro miedo ha disminuido lo suficiente como para que aceptemos la verdad acerca de nosotros mismos y de todos los demás. Parece ser un instante fugaz que viene y se va solo porque nuestro miedo es todavía demasiado grande para permitirnos hacer de este nuestro estado permanente. Cuando eso sucede estamos en el mundo real. Así, el término también se usa para denotar el «último» instante santo, el mundo real, la culminación de todos los instantes santos que hemos elegido a lo largo del camino.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la consciencia antes de la separación. ~ (Q&A – FACIM – #27)

P #27: “Si la consciencia fue la primera división introducida en la mente del Hijo soñador, ¿cuál era el estado de esta mente antes de la consciencia? ¿Acaso el Hijo no era consciente de su relación con Dios o desconocía la Unidad con Dios? Esto puede parecer tonto, pero es como decir que somos conscientes de que no somos conscientes o no somos conscientes de que somos conscientes.”

R: “Esta pregunta surge con frecuencia, y es natural plantearla, ¡no es tonta! El problema es que la pregunta tiene sentido solo para las mentes que no pueden concebir la realidad no dualista. Y tenemos esta dificultad porque, en pocas palabras, nosotros, como un solo Hijo, rechazamos la unidad y sustituimos la existencia independiente e individualizada en lugar de nuestra realidad verdadera. Eso nos coloca en una clara desventaja al tratar de dar sentido a todas las declaraciones en el Curso que hablan de la realidad como no dualista, como unicidad pura. Jesús debe usar un lenguaje y conceptos que podamos entender — que es el lenguaje del dualismo — para comenzar el proceso de llevarnos más allá de la dualidad. Y a menudo nos recuerda que hay muchas cosas que aún no podemos entender, pero que eventualmente entenderemos a medida que nuestra identificación con el cuerpo disminuya.

Por lo tanto, para responder a su pregunta, antes de que la Mente del Hijo de Dios pareciera dividirse, es decir, antes de que la separación pareciera ocurrir, solo existía una unidad perfecta entre Dios y Cristo: “Lo que Él crea no está separado de Él, y no hay ningún lugar en el que el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado.” (W.pI.132.12). El Curso deja claro que Dios creó a Cristo, pero esto no significa dos seres en relación uno con el otro, en la línea con la que estamos familiarizados. Puesto que es una unidad perfecta, no puede haber consciencia. Lo que sería este estado sin consciencia es incomprensible para nosotros debido a la condición actual de nuestras mentes, y es inútil especular sobre esto: “…mientras pienses que una parte de ti está separada, el concepto de una unicidad unida cuál una sola no tendrá sentido.” (T.25.I.7). De manera similar, al hablar de nuestra función en el Cielo de extender el amor como Cristo, Jesús nos dice que esto también no tiene sentido para nosotros, pero lo que podemos entender y practicar es el perdón: “Tienes, por lo tanto, una función en el mundo de acuerdo a sus propias normas. Pues, ¿quién podría entender un lenguaje que está mucho más allá de lo que buenamente puede entender?… Lo que la creación es no puede ni siquiera concebirse en el mundo. No tiene sentido aquí. El perdón es lo que más se le asemeja aquí en la tierra.” (W.pI.192.1,2).

Así que terminamos humildemente en silencio, pero con la esperanza de que si hacemos lo que Jesús nos pide en su Curso, algún día tendremos la experiencia que pondrá fin a todo cuestionamiento e interrogante.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre perdonar actos horribles. ~ (Q&A – FACIM – #28)

P #28: “¿Cómo perdono a otros por sus actos horribles? ¿Cómo puedo perdonar al francotirador? ¿No es esto real? ¿Es la distracción del ego? También temo lo que es real. Cuando digo, por encima de todo que quiero ver, me aterrorizo. Me cuesta mucho renunciar a este mundo que creamos. Me encantan algunas de mis creaciones, como mi familia. ¿No necesito morir para volver a mi realidad? ¿No voy a estar solo?”

R: “El perdón que nos enseña el Curso es un proceso de mirar una situación como los asesinatos de francotiradores y preguntarnos qué nos dice este evento sobre lo que creemos. Comenzamos observando honestamente nuestras reacciones a estos asesinatos que incluyen todo tipo de sentimientos y juicios sobre las víctimas y los victimarios. Todos estos sentimientos y pensamientos son útiles para descubrir las creencias ocultas del sistema de pensamiento del ego; que el mundo es real, que somos cuerpos, que lo que llamamos muerte es el final de lo que llamamos “vida”, que somos vulnerables a los ataques … la lista sigue y sigue. Luego, el Curso nos pide que reconozcamos que todos estos son sentimientos y pensamientos sobre nosotros mismos que hemos proyectado a las víctimas, así como a los victimarios. Estamos aprendiendo que los sentimientos/pensamientos junto con el dolor que causaron ya estaban con nosotros antes de que el evento tomara lugar. El evento solo pareció causar los sentimientos. Por eso el Curso dice que perdonamos a nuestros hermanos por «lo que no hicieron». “Procura estar dispuesto a perdonar al Hijo de Dios por lo que él no hizo.” (T.17.III.1.5).

Los francotiradores no causaron nuestros sentimientos, nuestras creencias erróneas lo hicieron. Si estamos dispuestos a ver cualquier situación de esta manera, estamos empezando a cuestionar las mentiras del ego. Entonces estamos en posición de pedir otra forma de ver. Esto a veces es muy difícil de hacer, requiere práctica y mucha honestidad, pero es la única forma en que podemos ponernos en contacto con las creencias que nos mantienen arraigados en un sistema de pensamiento que nos está causando mucho dolor. Este dolor viene de creer las mentiras del ego y no de la situación, en este caso los asesinatos. Es muy importante que practiquemos esto «sin negar» ninguno de los sentimientos o pensamientos que tenemos sobre los escandalosos eventos en este mundo de miedo y odio del ego y sin obligarnos a tratar de aceptar un nuevo sistema de creencias que desafíe nuestra perspectiva habitual del ego. Esto solo nos atrinchera en nuestros puntos de vista erróneos y nos da más miedo. Si estamos dispuestos a decir simplemente “tal vez me equivoque con esto”, entonces el mundo que hemos fabricado y todas nuestras relaciones, incluidas aquellas que “amamos”, se convierten en nuestro salón de clases para aprender la interpretación del Espíritu Santo de todo lo que experimentamos en lugar de servir como una distracción. (Nota: el Curso usa el término “fabricar” para el mundo del ego. “Creación” se refiere a la extensión del amor de Dios en el nivel de la Mente solamente.)

El Curso nos dice que el Espíritu Santo no nos quitará ninguna de nuestras relaciones especiales, pero en cambio nos dará una interpretación diferente y un propósito diferente para ellas. Sin ellas, no seríamos conscientes de las creencias erróneas sobre nosotros mismos o los juicios (ya sean para bien o para mal) que nos mantienen en nuestro sueño profundo. Nos hemos hecho temerosos de lo que es «real» y por eso tenemos un Maestro que nos está invitando a dar pequeños pasos con Él hacia una nueva forma de pensar. Si hacemos esto con Jesús o con el Espíritu Santo a nuestro lado, no estaremos solos o «muertos». Eventualmente despertaremos completamente del sueño con la comprensión de que en realidad sólo estábamos soñando, sin pensamientos de muerte ni necesidad de morir. Mientras tanto, cada paso en el perdón nos trae más paz y nos acerca a nuestra verdad donde nuestra familia incluirá a todos y no experimentaremos ningún sentido de pérdida.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el aparente acto de “ira” de Jesús. ~ (Q&A – FACIM – #29)

P #29: “Cuando Jesús volcó la mesa en el Templo, pareció reforzar el sistema de pensamiento del ego. Estaba enojado, y finalmente fue castigado, al ser crucificado. Sigo repitiendo en mi mente, debe haber otra manera de ver esto, para acelerar la curación envié esta pregunta a la Fundación.”

R: “En “El perdón y Jesús. El punto de encuentro entre Un Curso de Milagros y el cristianismo” y “Una introducción básica a Un Curso de Milagros” (por Kenneth Wapnick, publicados por la Fundación para Un Curso de Milagros) este pasaje del Evangelio se discute en detalle. La explicación completa presentada en estos libros se resume aquí.

Como sabrá, los relatos evangélicos de los dichos y acciones de Jesús no son necesariamente un hecho histórico. Es probable que el incidente en el Templo no haya ocurrido de la manera en que se describe en el Evangelio. Esta opinión es aceptada incluso por muchos estudiosos de las Escrituras cristianas. También es importante tener en cuenta que el relato del Evangelio no dice que Jesús estaba enojado, aunque en las películas de la vida de Jesús ha sido retratado como enojado. Si algo de esta naturaleza ocurriera en el cual Jesús pareciera estar enojado, sin sentir realmente ningún enojo, él habría estado usando este arrebato como una herramienta de enseñanza para hacer un punto para la gran multitud de personas presentes en el Templo en el tiempo de la Pascua.

En este caso, el punto hubiera sido que el “pueblo elegido” había distorsionado la enseñanza del Antiguo Testamento al usar el Templo para otros propósitos que no fueran una “casa de oración”. Esto está cerca de la interpretación tradicional de este incidente por los estudiosos cristianos. Como buen maestro, Jesús actuó de manera dramática para atraer más efectivamente la atención a su mensaje. También se podría considerar una opción final; que Jesús estaba realmente enojado, teniendo un “ataque de ego”. Si este fuera el caso, habría al menos tres condiciones que tendrían que estar presentes; Jesús no estaría en paz, Dios no estaría en su conciencia, percibiría a los prestamistas como su enemigo. Es inconcebible que Jesús, cuyo mensaje y presencia estaban llenos solo de amor y paz, lo hubiera “perdido” de esta manera. También es posible creer que Jesús tuvo un ataque de ego, pero si uno elige creer eso, ¿por qué elegiría identificarse con su ego, en lugar de con el amor y el perdón que nos enseña en Un Curso de Milagros? Además, incluso si «fuera» posible para Jesús tener tal ataque de ego, el Curso nos dice que ciertamente no sería castigado por su “pecado” al ser crucificado. “El pecado no existe.” (T.26.VII.10: 5)

La enseñanza central del Curso es que el Hijo de Dios es inocente; “Este es el juicio Final de Dios: “Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado.” (WpII.10: 5). Como no hay pecado, no puede haber castigo. La enseñanza del Curso sobre la crucifixión, por lo tanto, es desde una perspectiva muy diferente. En las palabras de Jesús “La crucifixión no es más que un ejemplo extremo.” (T.6.I.2: 1), muy parecido al ejemplo del incidente del Templo, si de hecho ocurrió. Jesús dice más tarde: “El mensaje de la crucifixión fue precisamente enseñar que no es necesario percibir ninguna forma de ataque en la persecución, pues no puedes ser perseguido. Si reaccionas con ira, tienes que estar equiparándote con lo destructible, y, por lo tanto, viéndote a ti mismo de forma demente.” (T.6.I.4: 6). Jesús no se consideraría demente, y como sabía que no era un cuerpo, permaneció en paz durante la crucifixión, completamente consciente de que nada estaba sucediendo.

A medida que aprendemos nuestra verdadera identidad como el Hijo inocente de Dios, también aprendemos que nosotros también podemos estar en paz en medio de una aparente persecución. Nosotros, como Jesús, no podemos ser dañados de ninguna manera. Esta verdadera identidad no debe confundirse con las identidades del ego que elegimos como cuerpos que sí mueren. Puesto que no hay vida real aquí en el cuerpo, tampoco hay muerte real. Esto es lo que Jesús supo cuando su cuerpo fue crucificado. Esto es lo que nos está enseñando.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre renunciar a las adicciones. ~ (Q&A – FACIM – #30)

P #30: “Juego juegos de computadora, lo que realmente me gusta hacer. Creo que tengo que dejar de jugar estos juegos un día, porque quiero la alternativa del Espíritu Santo. Hay otra distracción que aprecio, que es incluso una adicción. La adicción me saca completamente de la mentalidad recta; es una patada, una emoción, pero con muchos efectos secundarios, desventajas, la carga de la anticipación, etc. Cuando realmente lo miro con Jesús, ya no lo quiero. Y esto todavía no es lo que elijo (hasta ahora). Hay una falta de voluntad para dejar ir estas cosas. Que están en conflicto con el Curso … [Jesús] fue a comprar zapatos con Helen por un tiempo, pero luego también le aconsejó que lo dejara ir.”

R: “Tenga en cuenta que este es un proceso y que lleva mucho tiempo para la mayoría de nosotros. La paciencia y la amabilidad con nosotros mismos son partes clave de este proceso; de lo contrario, caemos en la trampa del ego de hacer real el error. Un consejo importante que Jesús nos da al comienzo de las “Reglas para tomar decisiones” es: “No luches contra ti mismo.” (T-30.I.1: 7). Por lo tanto, el enfoque más útil sería simplemente observar su renuencia a aceptar la alternativa del Espíritu Santo y su sentimiento de que el amor de Jesús no es suficiente para usted, y luego no condenarse por sentirse así. Simplemente continúe siendo honesto consigo mismo y con Jesús sobre lo mucho que «no» quiere creer y aceptar lo que este Curso le está enseñando, y luego no se juzgue por eso. Estará practicando el Curso de una manera muy efectiva si puede hacer esto. De eso se trata el perdón. Aprenderá que el “pecado” del que se ha acusado no ha tenido ningún efecto, y que fue solo una “diminuta y alocada idea” que no ha cambiado el amor de ninguna manera.

Jesús está siempre y solo interesado en el «propósito». Por lo tanto, Helen estaba lista para cambiar el «propósito» de sus compras. Ya no necesitaba “protegerse” del amor de Jesús; por lo tanto, ella ya no «tenía» que ir de compras. Cuando disminuya nuestro temor a aceptar el amor de Jesús, nuestra participación en nuestras defensas contra la aceptación de ese amor también disminuirá. Si bien las actividades específicas aún pueden ser parte de nuestras vidas, su «propósito» habrá cambiado por completo. Siempre es el «contenido», no la «forma». La experiencia de paz o conflicto no tiene nada que ver con la actividad u objeto en sí. La paz y el conflicto son el resultado de haber elegido a nuestro ego o a Jesús como nuestro maestro.

Finalmente, hablando en general con respecto a las adicciones: a menudo es necesario lidiar con el comportamiento primero — tomar las medidas que se puedan tomar para reducir o detener el comportamiento destructivo. Esto reflejaría la decisión de la mente de ser más amoroso con uno mismo y con los demás. Luego, cuando el comportamiento está más controlado, la persona puede comenzar a lidiar con la causa de la adicción en la mente. La mayoría de las adicciones tienen su origen en un abrumador odio hacia uno mismo y en la culpa, que luego se proyecta en el propio cuerpo y/o en el del otro.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el significado de “pecado”. ~ (Q&A – FACIM – #31)

P #31: “Por favor explique cómo se debe interpretar el pecado. ¿Qué es? ¿Existe o no? ¿Se puede sustituir con las palabras “falta de amor” al leer el texto? Gracias.”

R: “Si le pidiera al ego que interpretara el pecado, su significado sería muerte (T.19.IV.A.17:3), mientras que el significado del Espíritu Santo sería un error que debe corregirse (por ejemplo, T.19.II, III). El Curso nos enseña que para el ego el pecado es la muerte de Dios, o mejor aún, el asesinato de Dios, y nosotros somos los asesinos. Por lo tanto, la separación es un símbolo de la muerte de Dios. Nos recuerdan nuestro pecado diariamente, cada vez que nos vemos a nosotros mismos y a los demás como separados, que es la única forma en que podemos ver porque el ego hizo que el cuerpo “viera” de esta manera. Sin embargo, nuestra actitud aún puede ser de unidad, aunque los ojos de nuestros cuerpos aún vean separación. Esta es una de las formas en que el Espíritu Santo puede usar lo que fabricó el ego para servir a otro propósito (T.28.I.2:8).

Hablando en términos prácticos, si nos identificamos con el ego, interpretamos que pecado es lo que quita nuestra paz, y los pecadores que percibimos fuera de nosotros mismos son los que la toman. Sin importar cuán grande o pequeña sea la situación, cualquier cosa que nos “robe” nuestra paz es llamado pecado. Puede que incluso seamos nosotros mismos los que nos quitemos nuestra propia paz, pero inevitablemente alguien más nos hizo de esta manera, por lo que una vez más estamos libres de pecado.

En cuanto a si el pecado existe o no, el Curso nos enseña que la separación nunca ocurrió (M.2.2: 6,8). Y dado que la separación es el fundamento completo del significado del pecado del ego, entonces ciertamente no existe.

Finalmente, sustituir “falta de amor” no necesariamente tendrá el mismo impacto en un estudiante que “pecado”. Todos tenemos creencias conscientes e inconscientes en torno a la palabra “pecado”, y al sustituirla por otras palabras, nos negamos la oportunidad de perdonar todas las asociaciones que hemos hecho. “Falta de amor” como sustituto hace que parezca que nos “falta amor”, algo que, por supuesto, no sería culpa nuestra. Palabras como “retener” o “egoísta” estarían más en sintonía con lo que realmente creemos que significa pecado.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre si la conciencia es ilusoria. ~ (Q&A – FACIM – #32)

P #32: “He leído que Freud dijo que el punto del psicoanálisis es hacer que el inconsciente sea consciente. Sé que el Curso se basa de alguna manera en conceptos de la teoría freudiana, pero ¿no dice el Curso que toda conciencia es intrínsecamente ilusoria? ¿No choca esto, entonces, con el objetivo principal del psicoanálisis? ¿O estoy teniendo un caso de confusión de niveles?”

R: “El Curso realmente identifica la conciencia con lo que es ilusorio, describiéndola al principio del texto como “el nivel de la percepción, fue la primera división que se introdujo en la mente después de la separación, convirtiendo a la mente de esta manera en un instrumento perceptor en vez de en un instrumento creador. La conciencia ha sido correctamente identificada como perteneciente al ámbito del ego.” (T.3.IV.2: 1,2). Pero como todas las cosas que el ego ha hecho para apoyar y mantener la creencia en la separación, el Espíritu Santo puede darle un propósito diferente. Y así, más tarde, Jesús observa que “la conciencia tiene niveles y puede cambiar drásticamente de uno a otro, pero no puede transcender el dominio de lo perceptual. En su nivel más elevado, se vuelve consciente del mundo real, y puede ser entrenada para hacer eso cada vez con mayor frecuencia. Sin embargo, el hecho mismo de que tenga niveles y de que pueda ser entrenada demuestra que no puede alcanzar el conocimiento.” (C. 1.7: 4,5).

Así que sí, aunque la conciencia metafísicamente es parte de la ilusión y, por lo tanto, no es real, ya que creemos en su realidad y la experimentamos como una parte inherente de nosotros mismos, el Curso nos proporciona una forma de utilizar nuestra conciencia para finalmente trascenderla. El proceso de ser entrenados para alcanzar el mundo real es realmente una cuestión de hacer consciente lo que nuestro ego ha hecho inconsciente a través del miedo, para que las percepciones falsas del ego puedan ser sanadas y reemplazadas por la percepción verdadera del Espíritu Santo, preparándonos para nuestro regreso al conocimiento (el término del Curso para el Cielo), más allá de toda conciencia y percepción.

Hemos hecho inconsciente la mente dividida — donde reside la conciencia –, y en su lugar creemos que la conciencia es un epifenómeno del cuerpo o, más específicamente, del cerebro. También hemos hecho inconsciente toda la culpa en la mente que hemos inventado como una defensa de la conciencia, proyectando la culpa hacia un mundo de forma donde nunca sospecharíamos su origen. Así que todas las defensas del ego deben ser hechas conscientes — o como el Curso lo describe con mayor elocuencia, debemos “estar dispuestos a llevar la obscuridad a la luz” (T.18.III.6: 2) – para que su irrealidad puede ser reconocida. Y así utilizamos la conciencia de la mente dividida para hacer esto hasta que, al final, todas nuestras percepciones falsas se hayan hecho conscientes y sanadas, y la conciencia ya no sea necesaria. En ese momento, estamos listos para dejar el ámbito de la conciencia y la percepción y “desapareceremos en la Presencia que se encuentra detrás del velo…no para que se nos vea [perciba], sino para que se nos conozca.” (T.19.IV.D.19: 1) .”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre cómo dejar ir los resentimientos. ~ (Q&A – FACIM – #33)

P #33: “Cuando estoy “atascado” y no siento que estoy completamente dispuesto a dejar de lado una defensa bien establecida, muy a menudo le pido a Jesús que me ayude con mi falta de voluntad en la situación. He experimentado lo que creo que es el éxito con esta herramienta de vez en cuando. También debo decir que no siempre funciona — sigo sintiendo la incomodidad y la infelicidad de retener el resentimiento, aunque le he pedido que me ayude con mi falta de voluntad. ¿Es esto algún tipo de estratagema sofisticada del ego?”

R: “Ser totalmente honesto con Jesús sobre su falta de voluntad para dejar ir un resentimiento es útil en sí mismo, especialmente porque está experimentando los efectos de no dejarlo ir. Esta obstinación no le hace pecaminoso y no afecta el amor de Jesús por usted. Por lo tanto, sentirse como un fracaso, o cualquier forma de auto-condenación, sería el único error en ese punto — ya está al tanto del precio que está pagando por aferrarse al resentimiento. Puede simplemente detenerse y reconocer que el perdón es un proceso y que cuando el miedo subyacente disminuya, dará otro paso. Si realmente quisiera perdonar, lo haría. Podría preguntarse cómo se sentiría o qué sucedería si realmente dejara ir el resentimiento. Eso podría revelar la naturaleza del miedo detrás de su falta de voluntad. Entonces usted y Jesús podrían lidiar con eso juntos. Eso lo ayudaría a mantenerse honesto, también.

No hay manera de estar totalmente seguro de si está escuchando al ego o al Espíritu Santo. Después de muchos años de experiencia, se familiariza más con sus medios favoritos de autoengaño, pero generalmente necesita a alguien que le conozca bien para ayudarle a discernir. Es una dificultad que la mayoría de los estudiantes experimentan, debido al tremendo temor que todos tenemos de volver a casa con Dios.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la expresión artística en un estado despierto. ~ ( Q&A – FACIM – #34 )

P #34: “Por lo que entiendo, cualquier persona que alcance o experimente el estado del mundo real no necesitaría ni haría nada externo. Aún así, ¿es posible “crear” algo artístico en este mundo (como una pieza musical, un poema, etc.) por pura necesidad de compartir el estado de felicidad?”

R: “Estar en el mundo real significa que sabe que no es un cuerpo y que el mundo físico no es real. Usted sabe que su identidad — así como la de todos los demás — no tiene nada que ver ni con el cuerpo ni con el mundo. Es un estado mental en el que el sistema de pensamiento del ego ya no está presente y, por lo tanto, no hay ningún aspecto del tomador de decisiones, porque ya no hay dos sistemas de pensamiento para elegir. El contenido de la mente es puramente el sistema de pensamiento de amor del Espíritu Santo.

En consecuencia, en este estado mental no habría ningún yo que experimentara la «necesidad» de hacer algo. No es que su cuerpo no haría nada, sino que “usted” no sería el agente del “hacer”. El amor del Espíritu Santo fluiría a través suyo, y entonces su experiencia sería que “usted” no está haciendo nada. Recuerde, nuestro viaje hacia “el país lejano” ha sido un viaje lejos del estado de unicidad y hacia un estado de individualidad física. Por lo tanto, nuestro viaje de regreso es un viaje hacia el desapego del yo, caracterizado por nuestra re-aceptación de la verdad de que el Hijo de Dios es uno e invulnerable. Justo antes de que el sueño de la separación desaparezca por completo, alcanzaríamos el estado de «saber» de una vez por todas que los cuerpos y el mundo son totalmente irreales. No son nada más que los sueños de una mente que se ha quedado dormida, y por lo tanto, nada de lo que ocurre en los sueños es realmente importante. Sólo importa a las figuras en el sueño. Pero una mente que ha sanado sabría que incluso el sueño en sí nunca sucedió realmente.

Si ese es su estado mental, ¿cómo podría haber necesidad de ser creativo? El amor del Espíritu Santo se extendería a través de usted a aquellos que aún piensan que están separados de ese amor, y de alguna manera lo piden. Pero «usted» no dirigiría ese proceso. Ya no hay ese tipo de “usted”. Si la experiencia del artista es “«Yo» estoy profundamente feliz. «Yo» quiero que otros que «no» están felices compartan lo que «yo» estoy experimentando…”, es probable que provenga del ego, porque hay una separación en la percepción. Si experimenta una «necesidad» de compartir el amor, está haciendo el error real. Si el impulso artístico proviene del Espíritu Santo o de Jesús, no habría un sentido de urgencia, y el artista no se experimentaría a sí mismo como el agente de la obra producida,ni habría ninguna preocupación sobre si y cómo se recibe. El amor se extiende naturalmente a sí mismo, y esa extensión del amor puede expresarse a través del arte de alguna forma, pero eso es muy diferente de “crear”, como usted dijo, “algo artístico en este mundo … por pura necesidad de compartir el estado de felicidad.” Ese bien podría ser el ego colándose por la puerta trasera para recuperar parte de su importancia personal que estaba comenzando a desvanecerse.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la aparente falta de progreso. ~ ( Q&A – FACIM – #35 )

P #35: “Parece que cuanto más estudio Un Curso de Milagros, empiezo a pensar estoy retrocediendo en lugar de avanzar. Mi mente es más ruidosa que nunca. ¿Por qué es eso?”

R: “El Curso tiene una perspectiva útil sobre esto: “No te pongas a ti mismo a cargo de esto [despertar al conocimiento], pues no puedes distinguir entre lo que es un avance y lo que es un retroceso. Has considerado algunos de tus mayores avances como fracasos, y has evaluado algunos de tus peores retrocesos como grandes triunfos.” (T.18.V.1: 5,6). El hecho es que realmente no sabemos dónde estamos en nuestro progreso; ni siquiera sabemos si vamos hacia atrás o hacia delante. Es importante recordar esto en nuestro estudio del Curso para no perder mucho tiempo y esfuerzo al juzgarnos o evaluarnos. Lo más probable es que el “ruido” en su mente que parece estar más que nunca haya estado antes de su estudio del Curso; la diferencia es que ahora es consciente de ello. Ahora sabe que tiene una mente y que es una mente ruidosa, y eso es exactamente lo que el Curso nos está ayudando a aprender.

Comenzamos nuestra práctica aprendiendo a no negar que estamos usando nuestro ruido para ahogar la “apacible y queda Voz” (T.21.V.1: 6) del Espíritu Santo. Dado que la negación es parte de nuestra estrategia de defensa como egos, comenzar a escuchar nuestras mentes ruidosas es el comienzo de deshacer la negación. A medida que profundizamos nuestro compromiso de estudiar el Curso, nuestro ruido puede parecer más alto debido a nuestra resistencia. Nuestra identidad ego se siente amenazada por lo que estamos aprendiendo y opondrá resistencia de varias maneras, una de ellas es una mente ruidosa. Esta es también una estratagema del ego para convencernos de detener nuestra búsqueda de la verdad, porque nos dice que estamos “empeorando”. Nuestra tarea es comenzar a prestar atención al parloteo en nuestras mentes porque nos dice lo que creemos. El objetivo principal del entrenamiento mental del Curso es descubrir los pensamientos, juicios, creencias y mentiras ocultas en nuestras mentes que nos hacen sentir culpables y temerosos. La buena noticia es que “La apacible y queda Voz que habla en favor de Dios no se ve ahogada por los estridentes gritos e insensatos arranques de furia con los que el ego acosa a aquellos que desean escucharla.” (T.21.V.1: 6). Escucharemos Sus indicaciones cuando hayamos escuchado y perdonado todas nuestras objeciones.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre los ángeles — ¿son reales? ~ (Q&A – FACIM – #36)

P #36: “¿Son los “ángeles” una ilusión? Un Curso de Milagros menciona a los “ángeles” (T19.IV.C.9; T26.IX.7, y en el libro de ejercicios), pero lo que no me queda claro es si están hechos por el ego o son parte de la realidad.”

R: “Los ángeles son parte de la ilusión, ya sea que hablemos de ellos en el sentido habitual como cuerpos efímeros o como se menciona en el Curso. En la enseñanza del Curso, la realidad se refiere solo a la Unicidad de Dios y Su Hijo en el Cielo, donde solo hay Unidad y no hay distinción entre el Padre y Su único Hijo. No hay plural en esta realidad. Según el Curso, todo lo demás es parte de la ilusión del sueño. El Curso habla de los ángeles como metáfora y símbolo. Son símbolos para el reflejo de los pensamientos de Dios, que siempre están con nosotros. Es un uso amoroso y poético de un término que nos es familiar para enseñarnos sobre el Amor que Dios extiende a la Filiación, ya que todavía podemos estar demasiado temerosos para tener una experiencia directa de Su Amor. En general, entendemos que los ángeles son espíritus benignos que nos reconfortan y nos ayudan. En el Curso, Jesús usa esta forma porque tenemos esta asociación positiva, y nos está ayudando a dejar de lado nuestro miedo en términos que podamos entender. Puede notar que dondequiera que se mencione a los ángeles en el Curso, el lenguaje es una poesía hermosa, con términos que son reconfortantes y edificantes. Estas son palabras de aliento que reflejan la verdad del Amor de Dios por nosotros.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la elección versus el destino. ~ (Q&A – FACIM – #37)

P #37: “Esta pregunta es una combinación editada de dos preguntas separadas que se enviaron sobre el tema de la elección y la predeterminación o destino en Un Curso de Milagros:

Como lo entiendo, en este sueño de separación, mi única opción real es qué maestro elijo en cada situación en que me encuentro: el ego o el Espíritu Santo. En cuanto al sueño en sí, se nos dice que el guión ya está escrito. Pero me pregunto, ¿puedo yo, como el soñador del sueño, cambiar el sueño en términos de los eventos específicos que se desarrollan? ¿O puedo cambiar el sueño solo en términos de mi perspectiva sobre la situación? En otras palabras, ¿todo lo que estoy experimentando está predestinado cuando se trata de situaciones y relaciones, etc.? Eso significaría que estoy atravesando un viejo sueño de separación, como ver una película antigua, que mi matrimonio nunca podría haber durado más de lo que duró, nunca podría haber tenido más que la cantidad de hijos que tengo ahora, y la relación en la que estoy ahora ya está completamente definida en términos de tiempo, etc. Cuando se me da la oportunidad de ‘ahorrar tiempo’ al elegir al Espíritu Santo como mi maestro, solo significaría que puedo omitir ciertas partes de la historia. ¿Es así?

Pero también parece que el Curso nos anima a no intercambiar una relación profana por otra relación profana con otra persona, ya que cuando buscamos la felicidad nunca la encontraremos fuera de nosotros mismos, sino que en su lugar hacemos que la relación que tenemos sea una santa. Esto parece indicar que «tenemos» opciones en términos de la historia, las personas con las que nos reunimos, etc. Entonces, podría haber varias versiones posibles de mi vida. Una podría incluir dos o más matrimonios más breves con diferentes cónyuges, mientras que otra podría implicar permanecer en el mismo matrimonio durante muchos años.Pero Jesús dice que no se deja nada a la coincidencia y que cada encuentro está planeado. ¿O simplemente no importa la forma y solo veo sombras, proyectando mis propias imágenes en ellas? Pero entonces, ¿por qué el guión de mi vida, si ya está determinado, parece tener un efecto tan significativo en las vidas de otras personas?

Jesús también dice que lo que vemos es el juicio que primero emitimos sobre nosotros mismos, y fuera de eso no hay mundo. ¿Significa eso que, por ejemplo, si hay una guerra entre Estados Unidos e Irak, podría haber hecho algo para detenerla? ¿Ya sucedió y se corrigió, de modo que si estoy viendo una guerra en lugar de paz, significa que mi mente todavía necesita ser corregida porque todavía estoy eligiendo al maestro equivocado? ¿O no podría haber hecho nada para evitar la guerra y simplemente elijo con qué maestro ver los eventos? ¿Y no vería nada más que inocencia en ambos lados si elijo el Espíritu Santo?”

R: “Para abordar por completo todas las preguntas y problemas que ha planteado, puede tomar un libro (y hay un libro, “Una Vasta Ilusión: El Tiempo Según Un Curso de Milagros” por Kenneth Wapnick, que le puede resultar útil para ampliar algunos de los puntos que trataremos brevemente aquí).

El Curso dice que nuestra única elección «real» es entre el ego y el Espíritu Santo, con el énfasis en “real”. Pero dentro del sueño, hay un número casi infinito — aunque no infinito, sino «casi »infinito porque el ego no puede hacer nada que sea infinito o eterno (T.4.I.11: 7) — de alternativas entre las que nosotros podemos elegir al nivel de la forma. Pero su contenido subyacente es el mismo: pecado, culpa y miedo — por lo que el Curso enfatiza que no hay una elección real entre alternativas que realmente son todas iguales. La elección significativa solo se puede hacer en el nivel del contenido, por lo que la única elección real es entre la culpa y el miedo del ego y el perdón y el amor del Espíritu Santo. Entonces, sí, hay muchas formas o secuencias diferentes de eventos que nuestras vidas pueden tomar como resultado de nuestras aparentes elecciones, pero mientras estemos eligiendo con el ego, creyendo que la felicidad puede encontrarse fuera de nosotros, nada cambiará realmente , aunque nuestras circunstancias y relaciones puedan cambiar significativamente. Por cierto, el Curso no nos anima a permanecer «físicamente» en una relación para hacerla santa — nunca nos aconseja en el nivel de los específicos o la forma. Cuando nos advierte sobre “deshacerte de tu hermano” (T.17.V.7: 2), se trata de cómo «percibimos» a nuestro hermano en nuestra mente, incluyendo en particular todas las fantasías especiales que hemos asociado con él y que ya no se están cumpliendo.

Ahora el Curso también dice, como usted observa, que el guión ya está escrito (W.pI.158.4: 3) y que todo en el tiempo ya ha sucedido, de modo que nuestras vidas no son más que ver “la jornada desde el punto donde termina, desde donde la podemos ver en retrospectiva, imaginarnos que la emprendemos otra vez y repasar mentalmente lo ocurrido.” (4: 5). Y aunque Jesús dice que nada sucede por casualidad, está claramente atribuyendo la responsabilidad de la elección de todas las experiencias de nuestras vidas a nuestra mente (T-21.II.3: 1,2,3). Pero esto no significa que todo en nuestras vidas esté predeterminado, que la secuencia de eventos sea fija. Siempre estamos eligiendo entre una variedad de muchos eventos posibles que ya han ocurrido, pero la secuencia única y la gran cantidad de eventos pasados ​​de los que estamos eligiendo, combinados con la represión de cualquier recuerdo de cualquiera de ellos y nuestra creencia de que el tiempo mismo es tanto real como lineal, se suman a la sensación de que todo es nuevo. Y todo esto es parte de la defensa del ego para engañarnos y hacernos creer que algo nuevo y significativo está sucediendo en nuestras vidas, reforzando la tonta esperanza de que de alguna manera esta vez nuestra elección del ego en el mundo de la forma tendrá un mejor resultado.

Para comprender el efecto aparente de nuestras vidas en los demás, debemos dar un paso atrás y mirar desde fuera del sueño del mundo, y volver a centrar nuestra atención en la mente, donde realmente se toman todas las decisiones. El número casi infinito de eventos posibles en el tiempo fue escrito en un instante por la única mente (colectiva), unida al ego, antes de que la proyección fragmentaria hacia el mundo de individuos y vidas separadas pareciera ocurrir. Como explica Jesús, “El tiempo tan solo duró un instante en tu mente, y no afectó a la eternidad en absoluto. Y así es con todo el tiempo que ha pasado..El brevísimo lapso de tiempo en el que se cometió el primer error -en el que todos los demás errores están contenidos- encerraba también la Corrección de ese primer error «y de todos los demás que partieron de él».” (T.26.3: 3,4,5, cursiva agregada).

Ahora mi sueño individual está separado y no puede ser verdaderamente compartido con nadie más. Pero como todas las mentes están unidas, cualquier decisión que tome para interactuar como un cuerpo contigo, o que tomes para interactuar como un cuerpo conmigo, siempre debe reflejar un acuerdo que ambos hemos hecho juntos, en el nivel de la mente fuera del tiempo y el espacio, para reproducir ciertos eventos en el tiempo y el espacio que ya han ocurrido. Y este acuerdo conjunto debe mantenerse enterrado en nuestro inconsciente para que sea efectivo en apoyar el propósito de separación y victimización del ego.

Jesús habla de esta decisión conjunta, específicamente en el contexto de nuestro acuerdo de hacernos daño mutuamente, como “el voto secreto que has hecho con cada hermano que prefiere caminar solo y separado… aunque sin expresarse ni oírse…es una promesa que le haces a otro de que él te herirá y de que a cambio tú lo atacarás…para que [el cuerpo] sufra. Es la consecuencia natural de lo que se hizo en secreto, en conformidad con el deseo secreto de otro de estar separado de ti, tal como el tuyo es estar separado de él. A menos que ambos estéis de acuerdo en que ése es vuestro deseo, éste no podría tener efectos.” (T.28.VI.4: 3,6,7; 5: 1,2,3). Este acuerdo conjunto oculto que parece verse afectado el uno por el otro debe ser el caso, ya que de lo contrario seríamos víctimas de las decisiones del otro. Si bien este acuerdo conjunto sobre la forma es cierto a nivel metafísico, a un nivel práctico es mucho más útil centrarse en el hecho de que en el mundo, como el yo físico con el que me identifico, no puedo controlar lo que otros hacen. Pero, sin embargo, siempre tengo una elección en cuanto a cómo percibiré lo que está sucediendo en mi vida. Puedo decidir a qué maestro invitaré a entrar, y si veré que mi paz mental depende solo de mi propia elección — como lo enseñaría el Espíritu Santo — o si elijo ver a otros como teniendo el poder para quitarme mi tranquilidad — aceptando las enseñanzas del ego de que puedo ser victimizado y, por lo tanto, no soy responsable de cómo me siento.

En cuanto a si una mente que ha sanado ve o no una guerra y tiene alguna opción al respecto, es evidente que Jesús reconoce los conflictos de nuestro ego — pasa gran parte del Curso señalando las dinámicas enfermizas del ego para nosotros — pero eso no significa que su mente no esté sanada. Lo importante es que no nos está juzgando a medida que descubre las maquinaciones de nuestro ego. Él ve todo como una extensión del amor o una petición de ello (T.12.I.3: 1,2,3,4). Cuando estemos unidos con Jesús en nuestras mentes, veremos cualquier conflicto en el mundo, ya sea a nivel individual o internacional, bajo esa misma luz. No negaremos lo que ven nuestros ojos, pero nuestra interpretación será diferente de la interpretación del mundo. En el contexto de la enfermedad, el Curso observa que “los ojos del cuerpo continuarán viendo diferencias. Pero la mente que se ha permitido a sí misma ser curada, dejará de aceptarlas. Habrá quienes parezcan estar más “enfermos” que otros, y los ojos del cuerpo informarán, como antes, de los cambios que se produzcan en su aspecto. Mas la mente curada los clasificará a todos de la misma manera: como irreales.” (M-8.6: 1-4). Y esta percepción curada puede surgir sólo después de que nuestra mente haya liberado su creencia en el valor del conflicto y la guerra como un medio para proyectar la culpa de la separación fuera de nuestra propia mente. Podemos haber aceptado participar en un sueño colectivo en el que se desarrolla una guerra externa para reforzar la percepción del mundo del ego como uno de víctimas y victimarios – pero en cualquier momento podemos pedir ayuda, primero reconociendo el propósito del ego para la guerra y luego decidir que ya no queremos reforzar esa locura en nuestra propia mente. Y antes de ver la inocencia en todos los lados del conflicto, primero deberíamos ver la locura en todos los lados, y reconocer que es la misma locura que compartimos con todos los demás cuando nos identificamos con el ego.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el “llamamiento que jamás existió”. ~ (Q&A – FACIM – #38)

P #38: “¿A qué se refiere el Curso cuando dice: “Tampoco se atacará tu deseo de oír un llamamiento que jamás existió.” (T.31.II.8.5)? “

R: “El “llamamiento que jamás existió” se refiere al “llamado” a estar separados de Dios, escuchado constantemente en nuestras mentes erradas. Es imposible separarse de la totalidad, del todo; por lo tanto, el llamado “jamás existió”. Esa es otra manera de afirmar el principio de Expiación de que la separación nunca sucedió en realidad. Y no seremos castigados por desear escuchar el llamado que nos dice que nuestra identidad individual y separada es real. En un contexto diferente, Jesús dice básicamente lo mismo: “He aquí tu promesa de jamás permitir que la unión te haga abandonar la separación” (T.19.IV.D.3). Pero nunca se cansa de recordarnos que no es un pecado que merezca retribución preferir existir como un yo individual e inventar un Dios a nuestra imagen en lugar de responder al llamado del Espíritu Santo de volver a nuestra verdadera Identidad como espíritu, como Cristo. Esto es lo que se entiende por: “Tampoco se atacará…” corrige los puntos de vista bíblicos tradicionales que un Dios ofendido y vengativo exige expiación a través del sacrificio por los pecados de Sus hijos.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre los apegos a este mundo. ~ (Q&A – FACIM – #39)

P #39: “Le he escuchado decir muchas veces que cuando nos despertemos, no vamos a hacer ¡puf!, que no desaparecemos, etc. Y sin embargo, cada vez que pienso seriamente en volver a casa con Jesús, pienso en el trabajo inacabado que todavía tengo “aquí” y que me detiene. Entonces recuerdo que usted dice que todo lo que necesite ser hecho aquí se haría porque mi cuerpo sería dirigido de la manera más útil, pero ya no sería mi preocupación. De hecho, si fuera mi preocupación, sería mi ego haciéndolo. ¿Es eso correcto? ¿Cómo puedo conciliar eso con el ejemplo de los bodhisattvas que eligen mantener un apego a algo en este mundo – ya sea un ser querido o un chocolate, para mantener el cuerpo y hacer el trabajo de ayuda que vinieron a hacer? Eso es una inversión en lo que hacemos desde el punto de vista del Curso, ¿no es así?”

R: “Si le entiendo bien, está diciendo que cree que está aquí y le gustaría ir a casa, pero aún no ha tomado esa decisión porque siente que no ha terminado aquí. Ese estado mental es claramente diferente del estado de una mente que ha sanado, que sabe que realmente no está aquí, sino que se ha convertido únicamente en el instrumento del Amor del Espíritu Santo. Los puntos de partida, en otras palabras, son muy diferentes. La mente que ha sanado ya se ha “ido”, se podría decir, y está “aquí” de una manera totalmente diferente a la mente que todavía está en el viaje y considerando la opción de ir a casa con Jesús. Una mente que ha sanado está más allá de cualquier identidad corporal y está completamente identificada con el amor no-dualista. Por lo tanto, para estar presente en un estado ilusorio, es necesario centrarse en algo que ayude a afianzarlo. Podría ser cualquier cosa — desde un amor por el chocolate hasta seguir a un determinado equipo de béisbol. Pero nunca habría renuencia o resistencia a regresar a casa, porque la mente que ha sanado sabe que ya está allí; no hay nada que alcanzar, ningún viaje.

Creo que está expresando algo completamente diferente en «contenido» de este estado mental. En la «forma», ambos pueden experimentar que aún no han terminado con lo que están aquí para hacer. Pero para aquellos que todavía están en el camino y aprendiendo cómo disminuir su inversión en su identidad corporal, habría un tremendo temor de dejar de lado la única identidad con la que están familiarizados. Es un proceso gradual durante muchos, muchos años que requiere el compromiso de mirar sin miedo con Jesús el contenido de sus mentes erradas, que se basan casi inmutablemente en la desafiante elección de abandonar el Hogar y no volver nunca más. Como Jesús nos tranquiliza de manera conmovedora: “Te estoy conduciendo a una nueva clase de experiencia que cada vez estarás menos dispuesto a negar.” (T.11.VI.3.6). Es un proceso, y la elección final se hará sin esfuerzo. De hecho, la atracción por el amor será tan fuerte, que ni siquiera será considerada como una elección. Ya no existe la preocupación de hacer ¡”puf”! “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el nivel “intelectual” del Curso. ~ (Q&A – FACIM – #40)

P #40: “He escuchado y leído a algunos que el Curso no es para todos y algunas autoridades del Curso van tan lejos como para decir que está destinado a una audiencia más intelectual/educada. Encuentro que esta afirmación es muy peligrosa. ¿Son ciertas estas afirmaciones o no son más que una forma de buscar la salvación a través de la separación y el deseo de crear un nivel de especialismo dentro de un determinado grupo demográfico, es decir, aquellos suficientemente educados para entender, comprender y vivir el Curso? ¿Cómo reconciliamos estas afirmaciones con la declaración de texto: “Todos son llamados”?”

R: “Cualquier persona puede beneficiarse del curso. Uno no tiene que ser un intelectual para aprender de él y usarlo como un camino espiritual. No obstante, es obvio que está escrito en un alto nivel intelectual con sofisticados conceptos metafísicos, teológicos y psicológicos integrados en la enseñanza a lo largo de los tres libros. Mucho de esto está escrito en verso blanco. Por lo tanto, un lector/estudiante que no tenga inclinaciones intelectuales y no tenga experiencia en estas áreas tendría dificultades para comprender gran parte del material. Esto no significa, sin embargo, que tal persona no pueda ser ayudada leyendo y haciendo los ejercicios en el libro de ejercicios. Si la persona se retira del Curso siendo más amable, más amorosa y más segura del Amor de Dios, y menos enojada, deprimida y temerosa, entonces su propósito se ha cumplido. Por otro lado, ha habido muchas personas altamente educadas que no pudieron relacionarse con el Curso en absoluto, por una variedad de razones. Encontrarán otro camino más adecuado a sus necesidades e inclinaciones.

Por lo tanto, decir que el Curso no es para todos no significa que excluya deliberadamente a las personas. El Curso dice de sí mismo que es sólo una entre muchas miles de otras formas del curso universal (M.1.4). No tiene que ser para todos. Algunas religiones han afirmado que la suya es la única religión verdadera, la única manera de reconciliarse con Dios. Un Curso de Milagros no hace eso. Más bien, la implicación a lo largo del Curso es que todos eventualmente encontrarán un camino que los llevará a Dios. No tiene que ser éste.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre los sueños de vigilia versus los sueños cuando estamos dormidos. ~ (Q&A – FACIM – #41)

P # 41: “Los eventos, actividades y relaciones de nuestro “sueño cuando estamos despiertos” comprenden nuestra aula de aprendizaje y son los vehículos para aprender nuestra lección de perdón. ¿Hay algún significado o valor particular de nuestros “sueños cuando estamos dormidos” en el proceso de aprender a perdonar y nuestra respuesta a estas imágenes debería ser diferente de nuestra respuesta a nuestro salón de clases de “sueños cuando estamos despiertos”?”

R: “Es la misma mente que está soñando tanto nuestros sueños cuando estamos despiertos como cuando estamos dormidos. Y uno de los muchos trucos del ego es tratar de convencernos de que hay una diferencia real entre los dos, de modo que creemos que estamos despiertos cuando aún estamos dormidos, simplemente teniendo una forma diferente del mismo sueño de separación. Una de las aportaciones más importantes que nuestros sueños cuando estamos dormidos nos ofrecen al cambiar a un aparente estado de vigilia es la comprensión de que nuestra mente tiene el poder de inventar un mundo en sueños que parece muy real mientras lo experimentamos, un mundo construido únicamente para satisfacer nuestras propias necesidades personales. Jesús explica este aspecto de nuestros sueños mientras estamos dormidos en un pasaje muy claro:

“¿No es acaso cierto que de los sueños surge un mundo que parece ser muy real?… Y mientras lo ves no dudas de que sea real. Mas he ahí un mundo, que aunque claramente existe sólo en tu mente, parece estar afuera. No reaccionas ante él como si tú mismo lo hubieses construido, ni te das cuenta de que las emociones que el sueño suscita no pueden sino proceder de ti…. Pareces despertar, y el sueño desaparece. Pero lo que no reconoces es que lo que dio origen al sueño no desapareció con él. Tu deseo de construir otro mundo que no es real sigue vivo en ti. Y pareces despertar a lo que no es sino otra forma de ese mismo mundo que viste en tus sueños. Estás soñando continuamente. Lo único que es diferente entre los sueños que tienes cuando duermes y los que tienes cuando estás despierto es la forma que adoptan, y eso es todo. Su contenido es el mismo. Constituyen tu protesta contra la realidad, y tu idea fija y demente de que la puedes cambiar.” (T.18.II.1: 1; 5: 2,3,4,8,9,10,11,12,13,14,15).

En nuestros sueños cuando estamos dormidos, tenemos la misma elección de maestros que tenemos cuando estamos “despiertos” y, con el tiempo, podemos encontrar que podemos elegir el perdón mientras dormimos, reconociendo que nuestros juicios dentro del sueño no están justificados. Incluso podemos convertirnos en un soñador lúcido, tomando conciencia, incluso mientras soñamos, de que nuestro sueño es una invención de nuestra propia mente, presagiando la conciencia que eventualmente nos llegará acerca de nuestros sueños cuando estamos despiertos. Y nuestros sueños cuando estamos dormidos también nos brindan la oportunidad de entender el significado real del perdón hacia el que Jesús está tratando de guiarnos, cuando nos damos cuenta, al despertar, que la fuente de cualquier trastorno que experimentamos en nuestros sueños cuando estamos dormidos no tiene nada que ver con lo que alguien más nos está haciendo. Nuestro malestar no refleja nada más que una decisión en nuestra mente de estar molestos y luego atribuir esa pérdida de paz a una causa que parece estar fuera de nosotros mismos. La conciencia de que esto es lo que también estamos haciendo en nuestros sueños cuando estamos despiertos es la base del proceso de perdón tal como Jesús nos lo presenta en el Curso: “Nunca estoy disgustado por la razón que creo… Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.” (W.pI.5,6). “El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió.” (W.pII.1.1: 1). Cuando podamos generalizar este reconocimiento de nuestros sueños cuando estamos dormidos a nuestros sueños de vigilia, estaremos bien encaminados hacia el despertar de «todos» nuestros sueños de separación.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre si Dios interviene en este mundo. ~ (Q&A – FACIM – #42)

P #42: “¿Un Curso de Milagros se refiere a “Dios” como un dios interactivo que hace cambios y alteraciones a nuestra existencia física y mundana en relación con nuestras acciones diarias? El Curso inicialmente declara que somos inmutables, pero luego se refiere a todos los cambios que hacemos a medida que avanzamos. No entiendo si somos capaces de hacer algún cambio ¿o no? Si somos inmutables, ¿por qué molestarse en hacer algo porque somos lo que somos de todos modos?”

R: “Aunque gran parte del Curso se refiere a Dios en términos personales, como si fuera un Padre preocupado, distinto de Sus hijos, que vela por nosotros, cuando entendemos las enseñanzas metafísicas básicas del Curso sobre Dios, se hace evidente que este tipo de referencias personales y humanas a Dios no pueden ser interpretadas literalmente. Representan el intento del Curso de “utilizar el idioma que dicha mente [finita] entiende, debido a la condición [de separación] en que esta mente cree encontrarse.” (T.25.I.7: 4) y corregir las percepciones erróneas que abrigamos de Dios a partir de nuestra interpretación identificada con el ego de Dios como un Padre enojado y vengativo que busca castigarnos por nuestros ataques contra Él.

El Curso dedica muy poco tiempo a la tarea imposible de describir a nuestras mentes limitadas y finitas la verdadera naturaleza de Dios, Sus creaciones y la realidad — “tampoco existe un símbolo que represente a la totalidad.” (T.27.III.5: 1) – pero hay algunos intentos. Por ejemplo, del libro de ejercicios: “Lo que Él crea no está separado de Él, y no hay ningún lugar en el que el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado.” (W.pI.132.12: 4). Y reconociendo la imposibilidad de capturar con palabras lo que está más allá de todos los conceptos y símbolos: “La unidad es simplemente la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna mente contiene nada que no sea Él. Decimos “Dios es”, y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay labios que las puedan pronunciar, ni ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente del resto como para poder sentir que ahora es consciente de algo que no sea ella misma. Se ha unido a su Fuente, y al igual que ella, simplemente es.” (WpI169.5).

Entonces, Dios, que es “el Todo de todo” (T.7.IV.7: 4), no puede actuar en una parte de Él Mismo como si estuviera separado de Él. E incluso referirse a Él como “Él” es atribuir una naturaleza personal a la Fuente de todo lo que en realidad es totalmente abstracto. Por lo tanto, el Curso no describe a Dios como interactuando con sus hijos en el mundo. Ese rol se le otorga al Espíritu Santo como la Voz que habla por Dios, y le proporciona al Espíritu Santo una función simbólica, a diferencia del Padre y el Hijo (T.5.I.4: 1). Pero dado que el mundo es todo una proyección de la ilusión básica del ego, que no tiene ninguna realidad, en realidad no hay un mundo en el que intervenga el Espíritu Santo, solo una mente que cree que hay un mundo. E incluso entonces, la Voz que habla por Dios no tiene una función activa en la mente: “es simplemente un recordatorio.” (T.5.II.7: 4) de la verdad sobre nosotros y Dios, que nunca ha cambiado.

El Curso también se refiere a Dios como “el Inmutable” (W.pI.112.2: 2) y “la Amorfía Misma” (W.pI.186.14: 1), Quien crea “sólo lo inmutable” (T.6.IV.12:4). En consecuencia, es inconcebible que Él pueda estar involucrado en hacer cambios y alteraciones en un mundo de forma.

Y eso nos lleva a la segunda pregunta que plantea sobre «nuestra» inmutabilidad. En nuestra realidad como espíritu, nada ha cambiado y permanecemos impecables, perfectos y unidos con nuestra Fuente — este es el principio de la Expiación, que se repite numerosas veces a lo largo del Curso. Es en este sentido que somos verdaderamente inmutables. Pero claramente esto no es lo que creemos o experimentamos sobre nosotros mismos. Así que el Curso no afirma simplemente lo que es real y verdadero y lo deja así. Eso no sería de ninguna ayuda para nosotros, atrapados como parecemos estar en la confusión de nuestras creencias erróneas. Así que el Curso nos acepta donde creemos que estamos, reconociendo que creemos que somos un yo físico separado, viviendo como un cuerpo en un mundo de tiempo y espacio, luchando contra fuerzas que parecen estar más allá de nuestro control. Y nos ofrece el medio — el perdón, bajo la guía del Espíritu Santo — para encontrar la salida de este laberinto de creencias insensatas y sin sentido en el que nos hemos aprisionado a nosotros mismos (T.26.V.4: 1). No porque nada de esto sea real, sino sólo porque creemos que lo es.

Y mientras creamos que nos hemos cambiado a nosotros mismos de nuestra verdadera realidad como Cristo, necesitaremos movernos a través de un aparente proceso de cambio que deshaga todos los cambios que creemos que hemos introducido en nuestra identidad, hasta que por fin nos demos cuenta que en realidad nada ha cambiado en absoluto y que estamos de vuelta en casa en el Cielo que nunca dejamos, donde siempre hemos estado.

Así que este es un proceso de «deshacimiento», y no realmente de «hacer» nada en absoluto. Y cualquier cambio que parezca que experimentamos en el proceso de deshacer nuestras creencias erróneas es tan ilusorio como el pensamiento inicial de cambio que pareció expulsarnos del Cielo. Pero mientras nos aferremos a la creencia de que el cambio es posible y real, el cambio será nuestra experiencia. Y nuestra única elección será si buscar un cambio que refuerce la culpa y la separación y parezca llevarnos aún más lejos de nuestro verdadero hogar, o un cambio que resulte de la práctica del perdón en el contexto de nuestras relaciones mundanas, permitiéndonos regresar.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la identificación de la “Voz” del Espíritu Santo. ~ (Q&A – FACIM – #43)

P #43: “¿Cómo puedes estar seguro de que estás siguiendo la Voz del Espíritu Santo en lugar de la voz del ego? Sé que el Curso dice que sentiremos paz cuando sigamos al Espíritu Santo, pero en la práctica no lo encuentro tan simple. Por un lado, a menudo estoy tan lleno de miedo que no puedo dejar ir lo suficiente como para sentir la paz del Espíritu. Por otra parte, mi ego es bastante capaz de conjurar facsímiles tan buenos de la paz del Espíritu Santo, de modo que a veces siento que estoy siguiendo al Espíritu, solo para encontrarme muy equivocado. Hay muchos ejemplos hoy y a lo largo de la historia de los seguidores de caminos espirituales, cometiendo actos basados ​​en el odio y el miedo, al mismo tiempo que creen que están siguiendo la voluntad de Dios o la Voz del Espíritu. Los estudiantes del Curso no son inmunes a ese error. Hasta que nos desarrollemos hasta el punto en que podamos decir de manera confiable qué voz estamos siguiendo, ¿no es mejor tener algún tipo de marco externo, como reglas contra el asesinato, la violencia, etc., mediante el cual podamos juzgar nuestra orientación?”

R: “En nuestra experiencia, esta es la segunda pregunta más frecuente, la primera es: “¿Cómo podría haber ocurrido la separación en primer lugar?” Su pregunta es la pregunta de todos quienes practican el Curso. La abordamos en nuestro libro “Las Preguntas Más Comunes en Torno a Un Curso de Milagros”, pregunta 43, en la que comentamos sobre la sección en el capítulo 14 del texto, “La prueba de la verdad”.

En general, puede ser útil, como concluye, tener un marco externo o un conjunto de reglas como guía para mantener nuestros egos dentro de ciertos límites. Además, el viejo sentido común nunca debería perderse de vista tampoco. Desafortunadamente, y obviamente, eso no impide que las personas que apelan a la Voluntad de Dios o la guía del Espíritu Santo justifiquen lo que hacen, pensando que ya no están obligadas por las leyes del mundo y ahora siguen una autoridad “superior”. Pero siempre es aconsejable cumplir con las leyes normales de las personas civilizadas. Sin embargo, tal conformidad no debe usarse como una medida de avance espiritual.

Lo que describe como su experiencia a lo largo de los años es típico de la mayoría de los estudiantes. La teoría es simple, pero la práctica es cualquier cosa menos eso debido a nuestra inversión en nuestras vidas como personas individuales, especiales y necesitadas — una inversión que o bien pasamos por alto o subestimamos profundamente. Estamos atrincherados en nuestras defensas sin siquiera reconocer que son defensas. Es por eso que Jesús enfatiza una y otra vez, especialmente en el libro de ejercicios, que el corazón de la práctica de este Curso es mirar con él todo el odio y la culpa en nuestras mentes. Practicar esto consistentemente nos permitiría reconocer más claramente cómo operan nuestros egos, qué forma adoptarían nuestras proyecciones y cómo nos defendemos contra el miedo a dejar ir los juicios, el especialismo, etc. Nuestro enfoque debe estar siempre en dejar ir los pensamientos del ego en nuestras mentes, y no en el comportamiento.

Si hacemos esto “bien”, lo que significa mirar dentro con el amor de Jesús como nuestros “ojos”, experimentaríamos la paz durante períodos de tiempo cada vez más prolongados a medida que avanzamos. Pero generalmente se necesita la evaluación de otra persona que nos conoce muy bien, para ayudar a discernir si la paz es genuina o no. La mayoría de las personas no experimentan al Espíritu Santo o a Jesús como una voz que les habla, como fue la experiencia de Helen Schucman de Jesús. Su experiencia no debe tomarse como un criterio de lo que significa escuchar al Espíritu Santo. El hecho de que estemos escuchando la Voz de Dios a menudo se manifiesta al descubrir que nos hemos vuelto menos críticos, menos exigentes que nuestras necesidades de especialismo sean satisfechas, menos enojados, menos egoístas, menos deprimidos, etc. Pero, nuevamente, esto no es fácil. Somos maestros del autoengaño. La humildad puede ayudar mucho a mantenernos honestos.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre cómo perdonar. ~ (Q&A – FACIM – #44)

P #44: “¿Cómo actúo en el mundo de la forma antes de poder perdonar una situación? Si actúo con amor sin sentirlo realmente sentiré resentimiento. Si actúo de acuerdo con mis verdaderos sentimientos me sentiré culpable. ¡¡¡ De cualquier manera pierdo !!! “

R: “La clave siempre es estar consciente de su motivación en un conflicto con otra persona — el propósito subyacente al que sirve, ya que parece luchar sobre cómo actuar. “Tus acciones son el resultado de tus pensamientos.” (T.2.VI.2: 7), como lo señala Jesús. “Es solamente en ese nivel donde puedes ejercer tu poder de decisión…De nada sirve pensar que controlando los resultados de cualquier pensamiento falso se pueda producir una curación…Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo…El cambio no tiene ningún sentido en el nivel de los síntomas donde no puede producir resultados.” (2: 6; 3: 1,4,7).

Somos criaturas obstinadas, no propensas al perdón, aunque es lo más natural que podemos hacer en este mundo. Pero el mundo es un lugar antinatural. Y así nos resistimos a lo que realmente sería más amable y más útil para «nosotros mismos». Siempre y cuando piense que actuar con amor hacia los demás es un capricho caritativo que otorgo a alguien que no lo merecen (W.pI.126.4: 1), me resentiré por no haberme metido en mis líos «justificados» contra ti si siento que me has tratado injustamente. Pero si puedo ver honestamente cómo me hará sentir un ataque de represalia contra ti, tal vez esté más abierto a una solución de mentalidad correcta. Si puedo empezar a reconocer que mi reacción hacia ti no tiene nada que ver con lo que has hecho y todo que ver con la culpa en mi propia mente, que es la causa de todo mi dolor y para la cual siempre estoy buscando un blanco sobre el cual proyectarla, puede que me lo piense dos veces antes de reforzar esa culpa en mi propia mente por medio de un ataque más abierto contra ti. El perdón no es un regalo otorgado a otra persona, inmerecido e injustificado. Es un regalo que me ofrezco ante todo a mí mismo. Cuando acepte ese regalo para mí mismo, entonces sabré automáticamente cómo responderte a ti que pareces haberme ofendido, ofreciéndote el mismo regalo que acabo de aceptar para mí mismo, en la forma en que muy probablemente puedas aceptarlo. Y no tendré ningún resentimiento o pérdida asociada con ello.

Vale, pero ¿qué pasa si sigo siendo demasiado testarudo para creer y aceptar lo que realmente es lo mejor para mí en una situación en particular – no estoy listo para perdonar porque todavía quiero aferrarme a mi resentimiento contra ti para poder creer que la culpa está en ti y no en mí? Entonces querría al menos poder reconocer que todavía estoy identificado con mi ego, donde mis “opciones” parecen limitarse a atacarte abiertamente en represalia o a sacrificar mi derecho a represalias en una fingida demostración “amorosa” de “perdón” (que sigue siendo un ataque). Cualquiera de las dos opciones reforzará mi culpa si actúo sin ser consciente de mi motivación subyacente. Por lo tanto, no se trata en absoluto de opciones diferentes, a nivel de contenido. Así que ahora será importante que al menos sea honesto conmigo mismo, y reconozca que no es ni la bondad, ni la rectitud, ni ningún mal dentro de mí lo que me está guiando a actuar de cualquier manera que finalmente elija con mi ego, ya que ya he decidido en contra de elegir en el único nivel que realmente puede ayudar. Es mi propio miedo al amor y a la paz tranquila y gentil que acompaña a la liberación de los resentimientos lo que está detrás de mi resistencia a pedir ayuda a un Maestro diferente. Si puedo reconocer eso y no juzgarme por ello, entonces al menos he minimizado la culpa que estoy reforzando en mi propia mente por continuar identificándome con mi ego. Y esa es siempre una meta del Curso.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el “entrenamiento” y “certificación” en el Curso. ~ (Q&A – FACIM – #45)

P #45: “Mi pregunta se refiere al proceso de ayudar a otros. Al estudiar el Curso, me doy cuenta de que la salvación del mundo y la mía propia es mi única función. Sin embargo, ¿existe un programa acreditado o algún tipo de certificación basada en el Curso que pueda llevarse a cabo, en un campo como la psicoterapia o el asesoramiento?”

R: “Para abordar la segunda parte de su pregunta primero, lo siento, pero no puede haber entrenamiento formal basado en el Curso para preparar a alguien para el rol de terapeuta o consejero porque el Curso no tiene nada que decir sobre formas o roles específicos. Esto no significa que no haya quienes ofrezcan un plan de estudios de este tipo, pero no está realmente en línea con las intenciones del Curso como una enseñanza espiritual. Podría estar capacitado, por ejemplo, en psicoanálisis o terapia conductual o consejería Rogeriana, cada uno de los cuales emplea un modelo teórico muy diferente y diferentes técnicas y prácticas de los otros enfoques, y aún así utilizar los principios del Curso en su trabajo con los pacientes. Esto se debe a que el Curso está destinado a ayudarlo a cambiar la forma en que percibe las situaciones y las relaciones dentro de su propia mente y no tiene nada que decir acerca de cómo se comporta o actúa con los demás. Y así, cualquier forma de práctica terapéutica, incluso si se pudo haber hecho inicialmente para mantener la separación, puede usarse para un resultado verdaderamente curativo cuando se pone bajo la guía del Espíritu Santo.

El anexo, “Psicoterapia: Propósito, Proceso y Práctica”, proporciona una aplicación útil de los principios del Curso en un contexto terapéutico, pero una lectura cuidadosa deja claro que Jesús sólo está hablando sobre lo que está sucediendo dentro de la mente del terapeuta y nunca hace recomendaciones sobre cómo debe actuar el terapeuta con el paciente o cliente. Las ideas que un terapeuta desarrolla a partir del Curso sobre la naturaleza de la realidad y el propósito del mundo y el yo — primero desde la perspectiva del ego de la realidad del pecado y la culpa, y luego desde la perspectiva de la percepción sanada del Espíritu Santo — pueden o no ser cosas que serían apropiadas para discutir con un paciente. Pero siempre sería el contenido del perdón y no palabras o conceptos específicos lo que el terapeuta querría compartir con el paciente. Y el contenido se comparte en cualquier momento cuando el terapeuta ha liberado todos los juicios que puede tener en su propia mente contra el paciente, que no son más que las proyecciones de los juicios que tiene contra sí mismo.El anexo describe este proceso: “El terapeuta ve en el paciente todo lo que no ha perdonado en sí mismo, y de esta manera se le da otra oportunidad de mirarlo, someterlo a una nueva evaluación y perdonarlo. Cuando esto ocurre, ve cómo desaparecen sus pecados en un pasado que ya no está aquí…El paciente es la pantalla para la proyección de sus pecados, lo cual hace posible que se deshaga de ellos.” (P.2.VI.6: 3,4,6,7).

Y para volver a sus comentarios iniciales con sólo algunas aclaraciones. Cuando habla de ayudar a otros y observa que el Curso habla de la salvación del mundo y de la nuestra como nuestra única función, quiere asegurarse de que entiende lo que significa la salvación del mundo. El libro de ejercicios dice que “De mí depende la salvación del mundo.” (W.pI.186.h). Pero la salvación del mundo no se refiere a hacer nada en el mundo ni a tener un efecto en nada externo, incluidos los demás, en el mundo.La salvación del mundo depende de que yo retire las proyecciones de culpa que he puesto sobre el mundo, y luego libere esos juicios de mí mismo también – – el mismo proceso que acabamos de leer en el anexo de Psicoterapia. Al final, al no tener otro propósito, el mundo externo desaparecerá, al igual que la culpa que hemos proyectado sobre él desaparece a la luz del perdón. En otras palabras, “no existe ningún mundo” al que salvar (W.pI.132.6: 2).

Y así, mientras tanto, antes de que nuestra mente esté completamente curada, no queremos que ninguna acción que tomemos en el mundo provenga de nuestra propia percepción de lo que otros necesitan – no lo sabemos. Todas nuestras percepciones se basan en una creencia en la realidad de la separación, la escasez, la falta y la pérdida, por lo que nuestras propias intervenciones solo servirán para reforzar esa creencia en nosotros mismos y en los demás. No podemos saber ni entender qué es la ayuda real, en un estado mental separado. Pero cuando liberamos nuestros propios juicios, resentimientos y culpa, entonces la parte de nuestra mente — el Espíritu Santo — que sí sabe, es libre de expresarse a través de nosotros. Y la ayuda siempre será un recordatorio de que el pecado, la culpa y la separación no son reales, expresado ​​en una forma que puede ser aceptado en otro sin aumentar el temor (T.2.IV.5). Pero no habremos tomado la decisión por nuestra cuenta sobre la mejor manera de hacerlo. Como Jesús no tan sutilmente observa: “Tu única función aquí es decidir en contra de decidir qué es lo que quieres, reconociendo que no lo sabes. ¿Cómo ibas a poder, entonces, decidir qué es lo que debes hacer? Deja todas las decisiones en manos de Uno que habla por Dios y en favor de tu función tal como Él la conoce.” (T.14.IV.5: 2,3,4).”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre nuestros sentimientos. ~ (Q&A – FACIM – #46)

P #46: “¿Qué dice el Curso sobre los sentimientos? Sé que dice que no debemos negar nuestros sentimientos. ¿Podría decir más sobre esto? ¿Debemos escuchar lo que nos dicen nuestros sentimientos?”

R: “Los «sentimientos» no se usan muy a menudo en el Curso, ya que se centra en los «pensamientos». Pero para acceder a nuestros pensamientos, es muy importante que estemos en contacto con nuestros sentimientos. Si no somos conscientes de cómo nos sentimos, entonces estamos mucho más alejados de nuestros pensamientos. Así que uno de los primeros pasos prácticos que puede tomar un estudiante del Curso es el de volverse cada vez más consciente de cómo se siente. Esto puede ser muchas veces un proceso doloroso, ya que la mayoría de las veces nuestros sentimientos dolorosos son negados. Una vez que permitimos que estos sentimientos emerjan de dentro de nosotros, estamos tentados a empujarlos de nuevo hacia abajo porque son desagradables. Para algunos de nosotros, solo podemos negar sentimientos particulares, como la ira, la aflicción o los celos, etc. La sociedad nos enseña lo que “debemos” y “no debemos” sentir, y luego aparece el Curso, y como buscadores espirituales, imponemos “debería” y “no debería” adicionales. ¡No es de extrañar que nadie sepa cómo se siente!

Una vez que estamos en contacto con lo que sentimos, podemos comenzar el proceso de descubrir qué fue lo que causó el sentimiento. No tenemos que ponernos los sombreros de Sherlock Holmes y buscar y buscar estos pensamientos, ya que la sobre-intelectualización del proceso simplemente se convierte en otro obstáculo. Busque en su mente lo mejor que pueda, pero lo más importante es que le entregue a Jesús o al Espíritu Santo su disposición de saber cuál es el pensamiento. Y en la mayoría de los casos, incluso aquellos que tienen que ver con la ira, encontrará que sus pensamientos tienen que ver con la pérdida de algún tipo. Una vez que sea consciente del pensamiento, puede elegir cambiarlo o no. Pero al menos ha encontrado la verdadera fuente de su dolor. No es nada fuera de usted, sino más bien los pensamientos que alberga dentro.

Como Jesús nos dice en el texto:

“Esto es lo único que tienes que hacer para que se te conceda la visión, la felicidad, la liberación del dolor y el escape del pecado. Di únicamente esto, pero dilo de todo corazón y sin reservas, pues en ello radica el poder de la salvación:

Soy responsable de lo que veo.

Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar.

Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí.

No te engañes por más tiempo pensando que eres impotente ante lo que se te hace. Reconoce únicamente que estabas equivocado, y todos los efectos de tus errores desaparecerán.” (T.21.II.2:1,2,3,4,5,6,7) “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre repensar decisiones pasadas. ~ (Q&A – FACIM – #47)

P #47: “Hace siete meses, pensé que había tomado una decisión de manera pacífica y amorosa. Tuve consejos y apoyo en mi decisión. Ahora, recientemente me dieron información que me ha hecho cuestionar la acción. En ese momento, sentí que esto era lo más amoroso y amable. Encuentro esto muy perturbador y he repasado las cintas de audio sobre las “Reglas para tomar decisiones”. Creo que nunca he renunciado a la culpa o el reproche por tomar la acción. Sé que el Curso es un proceso; he sido estudiante durante 12 años, pero cuando esto sucedió me pregunté si había hecho algún progreso. Sé que el Curso no es sobre hacer cosas en este mundo. ¿Estoy lidiando con dos situaciones diferentes o todavía estoy en el problema original?”

R: “Si sintió que hizo lo lo más amoroso y amable, entonces debería quedarse con eso. Usted sabe, nos hemos limitado tanto a nosotros mismos, y hemos erigido tantas capas de defensas al elegir pensar que somos cuerpos, que simplemente no estamos en contacto con lo que sucede debajo de la superficie de nuestra atención consciente. No podemos ver el cuadro más grande en absoluto; por lo tanto, no sabemos dónde estamos en nuestro camino de Expiación. Así que no es útil cuestionar nuestro progreso. Ahí es donde tener a Jesús como nuestro maestro es muy útil. Al seguir sus instrucciones en su Curso, nos dirigimos más y más profundamente en nuestras mentes, y lentamente comenzamos a entrar en contacto con las motivaciones subyacentes de nuestras acciones y patrones de pensamiento.

Así que la experiencia que tuvo no es en absoluto infrecuente. Todos podemos mirar en retrospectiva las decisiones que hemos tomado y que parecen haber sido las correctas, pero ahora, debido a que hemos descubierto más de lo que habíamos mantenido oculto sobre nosotros mismos en nuestras mentes, nos damos cuenta de que habíamos ignorado algo o simplemente nos habíamos engañado a nosotros mismos. Eso es de esperar a medida que avanzamos, pero no es útil sentirse culpable por ello. Sentirse culpable sólo reforzará el problema y mantendrá la solución oculta.

La respuesta “apropiada” es sentirse agradecido de que haya aprendido algo más acerca de cómo funciona su ego, para que ahora pueda estar más atento a ese tipo de tácticas. Es una experiencia humillante, pero si acepta que su propósito es viajar — con el amor de Jesús guiándole — hacia la oscuridad en su mente, no se sorprenderá tanto al descubrir estos casos de autoengaño. En última instancia, reconocerá que todo es una defensa contra la luz y el amor que está allí, y que es nuestra verdadera realidad.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre “El poder del Ahora”. ~ (Q&A – FACIM – #48)

P #48: “He estado leyendo “The Power of Now” (El Poder del Ahora) de Eckhart Tolle, y lo encuentro en línea con Un Curso de Milagros. ¿Se ha encontrado con este libro en la Fundación? Si es así, ¿podría comentar sobre las ideas del libro y cómo coinciden o no con el Curso?”

R: “La política de nuestra Fundación siempre ha sido no discutir el trabajo de otros autores y maestros de Un Curso de Milagros, o cualquier trabajo relacionado con el Curso. Una de nuestras razones ha sido la preocupación de que esto podría fácilmente conducir a divisiones, lo que anularía cualquier utilidad potencial para tal discusión.

Lo que podemos decir, sin embargo, es que Un Curso de Milagros es único entre las espiritualidades o enfoques espirituales, tanto contemporáneos como antiguos. Esto ciertamente no significa que sea necesariamente el mejor, sino solo que lo que enseña, y la forma en que lo enseña, es diferente de otros caminos. Uno puede afirmar que esta singularidad en términos generales es la integración de una metafísica no-dualista, que afirma que solo el Dios no material es real, con un sofisticado enfoque psicológico, basado en gran medida en las ideas de Freud sobre la psique humana. Esta integración nos ayuda a vivir dentro del mundo ilusorio bajo el principio del perdón, enseñado por el Espíritu Santo.

En general, también podemos decir que si un estudiante de Un Curso de Milagros se beneficia de otro camino espiritual, y tal integración ayuda al estudiante a ser más amable y más indulgente, no necesita justificación ni comentarios. Siempre es útil volver a la enseñanza básica del Curso sobre el «contenido» en lugar de la «forma», y recordar la declaración al final del manual para los maestros: “El programa de estudios es sumamente individualizado, y todos sus aspectos están bajo el cuidado y la dirección especial del Espíritu Santo.” (M.29.2: 6). Por lo tanto, lea y estudie todo lo que sea útil. Lo que es más importante es el grado en que usted es capaz de «practicar» el perdón, en lugar de tratar de «entenderlo».”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la neutralidad del mundo y el cuerpo. ~ (Q&A – FACIM – #49)

P #49: “El Curso dice que el mundo fue hecho como un ataque contra Dios. También dice que el cuerpo es neutro. Ya que ambos son ilusiones, ¿no deberían ser vistos como neutros?”

R: “El Curso también dice que “el cuerpo «es» un límite que se le impone al amor…fue concebido para limitar lo ilimitado.” T.18.VIII.1: 2,3). Todo lo concerniente al ego, incluyendo el poder de elegir o decidir, y todas las defensas para proteger y mantener la supervivencia del ego, fue hecho como un ataque contra el Amor y la Unicidad de Dios. Pero todo lo que el ego hizo para separarse, el Espíritu Santo puede usarlo para la curación, si estamos dispuestos a ofrecérselo. Siempre se trata de una cuestión de propósito — cualquier ilusión, una vez investida con nuestra creencia en su realidad, puede usarse en favor del propósito del ego o en favor del propósito del Espíritu Santo.

Así que sí, tanto el cuerpo como el mundo — hechos para desafiar a Dios y a Su creación y probar que somos más poderosos que Él, pero luego cubiertos por la creencia de que somos nuestros cuerpos, vulnerables y frágiles, víctimas de las abrumadoras fuerzas de un mundo victimizante — ahora se vuelven neutros, esperando que elijamos el propósito al que servirán. Y eso es lo que hace que las enseñanzas del Curso sean tan gentiles, no ver el cuerpo y el mundo como obstáculos en sí mismos a ser superados en el viaje de regreso a Dios. El sacrificio de lo que pensamos que apreciamos – las cosas del cuerpo y del mundo – es requerido por la mayoría de las otras enseñanzas espirituales. Sin embargo, el Curso sólo pide que estemos dispuestos a que su propósito sea transformado hasta que, al final, los descartemos de buena gana ya no tienen valor para nosotros, “no tiene ninguna función, es innecesario, y, por consiguiente, se le desecha…y luego es reemplazado por algo mejor.” (W.pII.294.1: 9,10). Pero mientras el cuerpo y el mundo sigan teniendo valor para nosotros, no se nos pide que los abandonemos.

Son nuestras «creencias» o «pensamientos» sobre el cuerpo y el mundo los que no son neutros. El Curso lo deja muy claro: “Ninguna creencia es neutra” (T24.in.2: 3); “No tienes pensamientos neutros” (W.pI.16.h). Y así, es en el nivel de pensamiento o creencia que el Curso enseña que el cambio debe hacerse. Son nuestras creencias o pensamientos los que le dan a todo en el mundo su propósito. Y todo pensamiento viene del ego o del Espíritu Santo. Aceptar el sistema de pensamiento del ego refuerza nuestra creencia en la realidad del pecado, la culpa y el miedo y sus defensas — el mundo y el cuerpo. Acudir al sistema de pensamiento del Espíritu Santo deshace esa creencia, primero permitiéndonos no tomar las cosas del mundo, incluyéndonos a nosotros mismos, tan seriamente, y luego conduciéndonos finalmente al reconocimiento de que todas las creencias del ego y sus manifestaciones son irreales o ilusorias. Una vez que hayamos reconocido su irrealidad, ya no tendrán ningún valor para nosotros y podrán ser liberadas fácilmente.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la dificultad de perdonar. ~ (Q&A – FACIM – #50)

P #50: “Si el proceso de perdón es la base del Curso, ¿por qué Jesús no solo se concentra en eso y nos da todas las técnicas o consejos de la manera más “práctica” posible? ¿De alguna manera tiene alguna técnica, consejo u otro? ¡¡¡Estoy desesperado con la dificultad del trabajo !!! “

R: “En primer lugar, ¡tiene mucha compañía! Muchas, muchas personas comparten sus sentimientos sobre su trabajo con el Curso.

El Curso es muy práctico, pero desafortunadamente, no de la manera que nos gustaría. Nos gustaría que nos dijera «qué hacer de manera conductual» en situaciones específicas. Sin embargo, no nos ofrece consejos o técnicas prácticas en ese nivel, porque ese no es su enfoque. Es un Curso para cambiar nuestras mentes («contenido») no nuestro comportamiento («forma»). Es un curso acerca de causas, no de efectos, como nos dice Jesús en una parte conmovedora de la sección “El héroe del sueño” en el Capítulo 27 del texto:

“El Espíritu Santo, sonriendo dulcemente, percibe la causa y no presta atención a los efectos. ¿De qué otra manera podría corregir tu error, cuando has pasado por alto la causa enteramente? Él te exhorta a que lleves todo efecto temible ante Él para que juntos miréis su descabellada causa y os riáis juntos por un rato. «Tú» juzgas los efectos, pero «Él» ha juzgado su causa. Y mediante Su juicio se eliminan los efectos.” (T.27.VIII.9: 1,2,3,4,5).

Por lo tanto, el Curso no dice nada sobre el comportamiento, que es lo que muchos estudiantes encuentran frustrante. Nos gustaría que nos dijeran exactamente qué hacer mientras interactuamos con las personas y tenemos que tomar todo tipo de decisiones sobre nuestras vidas. Nos dice qué hacer, pero no en el sentido del comportamiento. Las lecciones del libro de ejercicios son muy específicas acerca de lo que deberíamos hacer cuando nos molestamos, enojamos, juzgamos, tememos, nos enfermamos, etc. Pero las instrucciones están orientadas exclusivamente a las capacidades del tomador de decisiones de nuestras mentes, del que fluye nuestra conducta. Nuestro comportamiento emana del sistema de pensamiento que hemos elegido en nuestras mentes. Así que el trabajo del Curso se centra enteramente en esa dimensión, porque ahí es donde radica la «causa» de todos nuestros problemas y dificultades. Nuestros estados corporales son sólo los «efectos» de la «causa». Por lo tanto, podemos ayudarnos de manera más efectiva trabajando con los «contenidos» de nuestras mentes. Ese es el tipo de ayuda que Jesús nos ofrece en su Curso. Esto es parte de lo que hace que el Curso sea único en su enfoque de la espiritualidad.

Sin embargo, a veces concentrarse en los cambios de comportamiento es útil e incluso necesario, especialmente cuando se trata de adicciones. A menudo, el trabajo interno no puede comenzar hasta que el estado emocional y físico sea bastante estable. Pero el alivio del dolor, la ansiedad, la culpa, el miedo, etc., generalmente no es permanente cuando se realizan cambios solo en el nivel de comportamiento, sin un cambio correspondiente en la mente. El Curso nos enseña que hemos ocultado las fuentes más profundas de motivación en nuestras mentes, por lo que si no llegamos a ese nivel, nunca tendremos una paz interna duradera, a pesar de los cambios de comportamiento. Al aplicar las enseñanzas y los principios del Curso, se nos promete un fin para «todo» nuestro dolor y «todos» nuestros problemas.

Hay dos pasajes sorprendentes, entre otros, que describen la orientación y el enfoque del Curso para curar el dolor y resolver los problemas de nuestras vidas: “Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón. No obstante, eso es lo que en cada caso se encuentra tras la forma.” (W.pI.193.4: 1.1); “De lo único que estabas seguro era de que entre las numerosas causas que percibías como responsables de tu dolor y sufrimiento, tu culpabilidad no era una de ellas.” (T.27.VII.7: 4). Por lo tanto, Jesús nos dice en estos pasajes, así como en docenas de otros, que no sabemos cuáles son nuestros problemas ni sus soluciones. Entonces, lo mejor es que le pidamos ayuda y sigamos su guía, ya que él sabe cuáles son realmente nuestros problemas y cómo pueden ser resueltos.

Uno no debe confundir su énfasis en el contenido con el hecho de que el Curso aboga por una licencia completa para comportarse de la manera que uno elija. Claramente, esta no es su dirección. No se enfoca en el comportamiento debido a sus premisas metafísicas, la principal de las cuales es el principio de que el mundo no es más que la proyección de un pensamiento en nuestras mentes. Y dado que “las ideas no abandonan su fuente”, el mundo permanece en la mente y, por lo tanto, no es lo que nos parece ser. Tampoco el cuerpo. Entonces, al permanecer en un nivel de comportamiento, estamos limitando el alcance de la curación que puede ocurrir. Para algunas personas, sin embargo, el cambio de comportamiento es un lugar útil para comenzar el proceso de volver a estar en contacto con el poder de la mente que nos hemos disociado. A menudo reflejaría la decisión de la mente de ser más amoroso y amable con uno mismo, que en realidad es una aplicación de los principios del Curso. Una vez que haya completado alguna otra terapia o entrenamiento, una persona puede optar por regresar al Curso, y luego poder aprender y practicar mejor lo que enseña.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre mirar al ego con humildad. ~ (Q&A – FACIM – #51)

P #51: “Me intrigó la fraseología de Ken Wapnick en su discusión de El Canto de la Oración y el uso del lenguaje en el Curso. Se lee: “Este … es … un maravilloso retrato del camino del Curso de perdonar el arrogante mundo de culpabilidad, ilusión y especificidad a través de mirar al ego con humildad y sin miedo”. ¿Cómo miro al ego con humildad? Apenas puedo imaginarme mirarlo sin juzgar, ¡mucho menos con humildad!”

R: “Mirar al ego sin juzgar «es» mirarlo con humildad. El ego en su arrogancia nos haría retroceder con horror cuando nos damos cuenta de la magnitud de su engaño, maquinación y maldad. Este horror viene de la arrogancia de tratar de engañarnos para que pensemos que no tenemos ego, que somos más avanzados espiritualmente de lo que realmente somos, o que somos capaces de evaluarnos a nosotros mismos en absoluto.

Para empezar, se necesita humildad para reconocer cuánto no queremos la paz de Dios, cuán firmemente nos aferramos a nuestro sistema de creencias, la búsqueda de nuestros intereses egoístas y nuestro especialismo individual. Reaccionar con asombro y consternación al reconocer esto proviene de la arrogancia. El Curso nos dice que es nuestra arrogancia lo que nos hace tener una imagen degradante de nosotros mismos, negando así nuestra verdadera identidad: “La arrogancia forja una imagen de ti que no es real. Ésa es la imagen que se estremece y huye aterrorizada cuando la Voz que habla por Dios te asegura que posees la fuerza, la sabiduría y la santidad necesarias para ir más allá de toda imagen.” (W.pI.186.6: 1,2).

Una de las líneas más repetidas en el Curso es “Soy tal como Dios me creó” (W.pI.94). En nuestra arrogancia, negamos esta identidad, decidiendo por nosotros mismos quiénes somos, qué hacemos y por qué. El ego incluso nos hace creer que la humildad es considerarnos a nosotros mismos como inferiores e indignos. El Curso nos enseña todo lo contrario. Se nos dice: “La humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro.” (W.pII.61.2: 3).

Nos pide que aprendamos a vernos a nosotros mismos junto con todos nuestros hermanos y hermanas como dignos del amor de Dios. De hecho, se necesita humildad para mirar «honesta pero calmadamente, sin juzgar», la arrogancia del ego, y luego, como se ha dicho a menudo, «sonreírle». Miramos al ego con humildad cuando estamos dispuestos a cuestionar nuestro punto de vista, nuestra interpretación y nuestra definición de nosotros mismos, de todos y de todo lo que encontramos. Si estamos dispuestos a dejar de lado nuestra interpretación, podemos salir de la postura arrogante del ego y aceptar la percepción del Espíritu Santo. Esta es la verdadera humildad.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la culpa por el sufrimiento mundano. ~ (Q&A – FACIM – #52)

P #52: “¿Está mal sentirse culpable por los trágicos eventos mundiales, como el hambre en África, etc.? A menudo, cuando veo situaciones de personas que sufren en países más pobres, me siento culpable y pienso: “Mira la vida fácil que tengo. Realmente no tengo nada de qué quejarme”. ¿Es mi culpa en esta situación realmente sólo un intento de mantener un sentido de especialismo y separación?”

R: “La culpa y el reproche nunca se justifican, según el Curso. Pero la culpa que siente es más probable que provenga de una fuente más profunda de la que usted menciona, y solo puede deshacerse en ese nivel. Todos nosotros sentiríamos un profundo sentimiento de culpa simplemente porque estamos aquí. Nuestra existencia en este mundo es a expensas de Dios, así que el ego nos ha convencido. En esencia, robamos el poder creativo de Dios y nos lo conferimos a nosotros mismos para que pudiéramos dirigir nuestras propias vidas en un mundo que nos pudiera dar el especialismo y la individualidad que no estaban disponibles en el Cielo. La culpa asociada con nuestra existencia aquí es enorme como resultado, y se mantiene deliberadamente fuera de la conciencia a través de la negación y la proyección.

Esta dinámica de proyección requiere que haya un mundo en el que sucedan cosas terribles, para que podamos percibir tanto a las víctimas como a los victimarios fuera de nosotros, en lugar de en el sangriento campo de batalla en nuestras mentes, donde estamos aterrorizados de que Dios venga tras nosotros y nos destruya por nuestro abominable ataque contra Él. Así que hay una segundo nivel de culpabilidad en nuestras mentes que proviene de «nuestro deseo» de que haya sufrimiento en el mundo para mantener funcionando nuestra defensa de la proyección, que a su vez mantiene este sistema de existencia fuera del Cielo y de Dios.

Aunque el ego nos aseguró que estaríamos libres de culpa al proyectarnos tanto a nosotros mismos como a nuestra culpabilidad desde la mente, terminamos sintiéndonos culpables como cuerpos en un mundo de cuerpos de todos modos. Nos sentimos culpables cuando lo estamos haciendo bien porque en lo más profundo de nuestras mentes sabemos que lo obtuvimos todo de manera ilegítima. Y nos sentimos culpables cuando vemos que a otros no les está yendo tan bien, porque en un nivel inconsciente nos sentimos responsables de su sufrimiento y pobreza. Ello nos recuerda nuestra complicidad en un plan para tener un mundo de aflicciones y problemas irresolubles para que nunca recordemos que el único problema es que tomamos la decisión equivocada en nuestras mentes, y que simplemente podemos volver a nuestras mentes, guiados por Jesús o el Espíritu Santo, y ahora tomar la decisión correcta.

Finalmente, debemos ser cautelosos con nuestra tendencia a interpretar eventos solo por la «forma». En otras palabras, la forma externa no puede decirnos qué está pasando en el camino de Expiación de una persona, el «contenido». Quizás el sufrimiento o la pobreza sea el salón de clases que esa mente usa para aprender que el cuerpo no es nuestra verdadera realidad. No lo sabemos, por lo que debemos ser cautelosos al juzgar lo que parecen ser situaciones desafortunadas. Realmente no podemos ver la imagen más grande. También debemos recordar que uno de los principios centrales del Curso es que no hay una jerarquía de ilusiones. Lo esencial es que la bondad y la amabilidad hacia todas las personas, independientemente de su situación, debe ser nuestro principio rector.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre tratar de mejorar el mundo externo. ~ (Q&A – FACIM – #53)

P #53: “¿Ser activo en programas políticos y sociales refuerza inapropiadamente el sueño del cual estamos tratando de despertar? ¿Debería uno trabajar únicamente en el yo? ¿No es esa la mejor manera de abordar la enfermedad del mundo?”

R: “Primero, el Curso trata exclusivamente sobre la curación de nuestras mentes, porque ahí es donde reside nuestro único problema y su solución: nuestra decisión de estar separados y nuestra capacidad para deshacer esa elección “No olvides que el único propósito de este mundo es sanar al Hijo de Dios.” (T.24.VI.4: 1). En un nivel, por lo tanto, podemos ayudar al mundo de la manera más efectiva deshaciendo la culpa en nuestras mentes, porque la proyección de esta culpa es lo que hizo al mundo y todos sus problemas, y lo que también lo sostiene. El mundo, por lo tanto, no es más que una idea en nuestras mentes y nunca ha abandonado su fuente en nuestras mentes. Si pudiéramos identificarnos totalmente con esto y luego deshacernos de la culpa, el mundo desaparecería de nuevo en la nada de la que provino, y volveríamos a casa en Dios. Entonces, “No recordarías nada de lo que ahora recuerdas.” (T.19.VI.6: 6).

Sin embargo, como no hemos integrado completamente este principio, nuestra experiencia es que hay un mundo y estamos influenciados por él de muchas maneras. Es una parte muy significativa de nuestro sueño y de nuestro guión. Por lo tanto, en este nivel no podemos ignorarlo o ser indiferentes o pasivos sobre lo que ocurre en el mundo, así como ignorar o negar las condiciones corporales es una “forma de negación particularmente inútil.” (T.2.IV.3: 11). Dos principios que pueden guiarnos en este nivel son (1) no hay una jerarquía de ilusiones y (2) el propósito lo es todo. Por lo tanto, ser política o socialmente activo no es diferente a realizar una cirugía, competir en deportes, o comer y respirar para mantenerse vivo. En este sentido, no podemos decir que uno refuerza el sueño más que otro. Son neutros una vez que nos identificamos con la existencia corporal. Es solo cuando consideramos el «propósito» que podemos comenzar a evaluar la utilidad de lo que hacemos para nuestro camino de Expiación. Estar involucrado en movimientos políticos o sociales, o simplemente detenerse para ayudar a una persona lesionada en un accidente, puede reforzar la separación o deshacerla, dependiendo de si hemos elegido al ego o a Jesús como nuestro maestro. No es el comportamiento, en otras palabras, lo que ayuda o dificulta nuestro avance espiritual. La cuestión fundamental es si hemos elegido en nuestras mentes ver nuestros intereses como separados o iguales a los de otra persona.

Nada de esto debe interpretarse en el sentido de que uno «debe» participar en programas políticos o sociales. Es totalmente una cuestión de cómo uno es guiado. No es intrínsecamente de mentalidad errada o correcta tener una actitud activa en el mundo. Solo debemos estar atentos al uso de los principios del Curso para justificar el distanciamiento o la indiferencia. De hecho, es una fina línea a caminar y requiere considerable experiencia y madurez tanto para integrar las enseñanzas del Curso como para hacer lo que hacen las personas normales y compasivas que son ciudadanos de un país.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la inteligencia. ~ (Q&A – FACIM – #54)

P #54: “¿Cuál es la definición de inteligencia tal como se usa en el Curso? ¿Es la inteligencia una parte del ego o un atisbo de lo Divino?”

R: “La inteligencia es una función del cerebro, por lo tanto es parte del sistema operacional del cuerpo, no debe confundirse con la mente, que no está en el cerebro y no requiere inteligencia. Esto no quiere decir que la mente no haga uso del cerebro, como lo hace el cuerpo, en nuestra experiencia ilusoria de estar en un cuerpo en este estado de sueño. Las declaraciones del Curso con respecto al cuerpo pueden, por lo tanto, aplicarse al cerebro/inteligencia. Es neutro y puede ser utilizado por el Espíritu Santo o el ego para sus respectivos objetivos. Esto es cierto de cualquier habilidad o destreza atribuida al cuerpo. El Curso en sí mismo es un ejemplo del uso del intelecto como forma, utilizando el lenguaje, los principios metafísicos, los términos psicológicos, etc., para reflejar una elección en la mente de volverse hacia el amor y la verdad que es el contenido. Es una forma útil para la Filiación aprender a aceptar el amor, pero no es la única forma. En el Manual se nos dice: “Este manual está dedicado a una enseñanza especial, y dirigido a aquellos maestros que enseñan una forma particular del curso universal. Existen muchas otras formas, todas con el mismo desenlace.” (M.1.4: 1, 2).

Nos confundimos fácilmente cuando se trata del cerebro y la inteligencia porque todavía pensamos que nuestro “entendimiento constituye una poderosa aportación a la verdad y de que hace que ésta sea lo que es.” (T.18.IV.7: 5). Mantenemos nuestras habilidades intelectuales en alta estima, al no darnos cuenta de que la mente es el verdadero hogar del pensamiento, que no tiene nada que ver con los pensamientos ilusorios que generan nuestros cerebros. La curación de la mente a través del perdón no requiere inteligencia, requiere voluntad, que es una función de la mente. La mente puede estar dispuesta y, de hecho, puede hacer una elección para curarse sin la necesidad de intelecto/inteligencia. De lo contrario, la capacidad intelectual y/o inteligencia serían obviamente un requisito para la salvación y eso excluiría un gran segmento de la Filiación (aquellos que están mentalmente incapacitados, tienen disfunciones cerebrales, son comatosos, etc.) Ciertamente todos hemos tenido la experiencia de estar completamente desconcertados por un pasaje en particular en un momento dado sólo para tener claridad absoluta en cuanto a su significado en una lectura posterior.

Nuestra inteligencia no tuvo nada que ver con la confusión o con la claridad. La confusión vino de nuestra resistencia; la claridad, de nuestra buena voluntad. Una persona con inteligencia limitada puede venir al Curso con poca resistencia y un alto grado de voluntad y, por lo tanto, estar abierta a aprender el contenido del Curso: su mensaje de amor y perdón. Una persona dotada intelectualmente, por otro lado, puede estar bloqueada por una resistencia tremenda y no captar el verdadero mensaje del Curso, a pesar de dominar intelectualmente los principios de su metafísica. Aunque utilizamos nuestros cerebros para leer, estudiar e incluso aplicar las enseñanzas del Curso en nuestras vidas, la verdadera actividad se está desarrollando en la mente que está optando por dirigirse hacia la luz y la verdad del mensaje del Curso. La actividad intelectual es el reflejo de esa elección, pero no es un requisito, y ciertamente no es un atisbo de lo Divino. Personas intelectualmente muy limitadas han sido brillantes reflejos de luz y amor en el mundo, mientras que personas intelectualmente dotadas han permanecido atrincheradas en la oscuridad del ego.

En nuestro estudio y práctica del Curso, se hace evidente que por mucho que entendamos intelectualmente o no entendamos los principios del Curso, es la aplicación de estos principios con sincera voluntad lo que los hace efectivos para lograr nuestra curación y la experiencia de paz. Como leemos: “La salvación, perfecta e íntegra, sólo pide que desees, aunque sea mínimamente, que la verdad sea verdad; que estés dispuesto, aunque no sea del todo, a pasar por alto lo que no existe; y que abrigues un leve anhelo por el Cielo como lo que prefieres a este mundo, donde la muerte y la desolación parecen reinar. Y la creación se alzará dentro de ti en jubilosa respuesta, para reemplazar al mundo que ves por el Cielo, el cual es completamente perfecto e íntegro. ¿Qué es el perdón, sino estar dispuesto a que la verdad sea verdad?” (T.26.VII.10: 1,2,3)”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el odio secreto de las buenas personas. ~ (Q&A – FACIM – #55-a)

P #55-a: “¿Puede ayudarme a entender por qué debemos odiar secretamente a quienes tienen cualidades positivas que nosotros mismos no poseemos, como ser muy espirituales, desinteresados, amables, etc.?”

R: “El ego nos diría esto, basado en su “ley” de que “posees aquello de lo que te apropias” (T.23.II.9.10). Esta “ley” se basa en la creencia fundamental del ego en la separación y las diferencias. Las diferencias son reales e importantes, y deben evaluarse (la jerarquía de ilusiones del ego). El origen oculto de esto en nuestras mentes es nuestra creencia de que conseguimos ser quienes somos al robarle nuestra existencia a Dios. Él no nos daría la existencia especial e individual que queríamos, así que la tomamos por nosotros mismos y lo dejamos atrás, aparentemente destruido y “fuera de la imagen”. Justificamos este robo al proyectar la responsabilidad por él y declarar que Dios nos negó lo que por derecho nos pertenecía. Esta es la representación mitológica del Curso del origen de nuestra existencia. Hay muchas más dinámicas y niveles en esta historia, obviamente, pero este es el aspecto que es relevante para su pregunta.

Es esta creencia fundamental acerca de nosotros mismos la que es la lente a través de la cual nos percibimos mutuamente. Por lo tanto, cuando percibimos que otros tienen cualidades de las que carecemos y deseamos tener, debemos concluir automáticamente — aunque de manera inconsciente — que esas cualidades nos pertenecieron originalmente y fueron robadas. Nuevamente, esto viene de la creencia profundamente enterrada de que tomamos de Dios lo que nos pertenecía legítimamente, una distorsión de lo que realmente creemos, que es que “matamos” brutalmente a Dios para que pudiéramos existir de la manera que «nosotros» queríamos, no como Él nos creó. Este es el sistema de pensamiento del ego. El otro aspecto de esto es que incluso si pensamos que simplemente admiramos las cualidades de los demás, estamos sosteniendo secretamente el sistema de pensamiento de separación del ego.

Jesús corrige estas creencias erróneas al ayudarnos a ver nuestra «necesidad» de ver a los demás como diferentes de nosotros, ya sea en un sentido positivo o negativo. Cuando vemos de dónde viene esta necesidad y podemos comenzar a evaluarla como nada más que una “diminuta y alocada idea” que solo merece una sonrisa gentil, estamos listos para cambiar a la manera de percibir a los demás de Jesús. Él quiere que aprendamos a vernos unos a otros como compartiendo un interés común, tanto en nuestras mentes equivocadas – motivadas por el miedo – como en nuestras mentes correctas – motivadas por nuestra voluntad de unirnos a él y deshacer nuestra creencia en la separación. Las diferencias que percibimos tendrán cada vez menos importancia para nosotros, y estaremos cada vez más inclinados a ver qué nos hace a todos iguales. Sin embargo, nuestra resistencia a esto es mucho más fuerte de lo que nos damos cuenta. El mundo valora de manera inamovible las “diferencias que marcan la diferencia”, por lo que esta invitación a cambiar nuestra forma de percibir será recibida con una resistencia feroz.

Lo que todo esto significa en última instancia es que nunca puedes amar verdaderamente a alguien que percibes que es diferente de ti. Eso merece mucha reflexión. Un buen ejemplo de esto — particularmente relevante para los estudiantes del curso — es Jesús. Como sabemos, la Biblia lo identificó como el “Hijo unigénito” de Dios, el Hijo inocente e impecable que tuvo que ser sacrificado por nuestros pecados. Así, durante miles de años ha sido retratado como cualitativa y ontológicamente diferente de nosotros. Es difícil sentirse verdaderamente cerca de alguien que está más allá de lo que alguna vez podríamos ser, y que fue asesinado debido a nuestra pecaminosidad.

Jesús aborda esto de muchas maneras en el Curso, básicamente implorándonos que veamos esa imagen de él como proveniente de la obsesión del ego con la separación, la culpa y el sacrificio. Simplemente no es amor. Esta es una de las principales correcciones que presenta en su Curso. Dice que es diferente, pero solo temporalmente, y que “caminar con él es algo tan natural como caminar con un hermano al que conoces desde que naciste, pues eso es en verdad lo que él es.” (C.5.5: 6). Jesús quiere que veamos nuestra igualdad; el ego quiere que veamos nuestras diferencias.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre “la perla de gran valor”. ~ (Q&A – FACIM – #55-b)

P #55-b: “Cuando el Curso habla de la perla de gran valor que creemos que fue robada por otro, ¿qué significa?”

R: “Esto se discute en el contexto de la cuarta ley del caos “posees aquello de lo que te apropias” (T.23.II.9.10.11). La “perla de inestimable valor” es cualquier cosa que pensamos que nos falta o de la cual carecemos. En última instancia, en el nivel ontológico, esta sería la «inocencia» que creemos que sacrificamos cuando elegimos nuestra individualidad por encima de nuestra herencia como el único Hijo de Dios, a partir de entonces nos vemos como pecaminosos y en conflicto con Dios, Quien estamos seguros vendrá después tras nosotros para castigarnos por lo que hicimos. La “perla de inestimable valor” también puede considerarse como nuestro especialismo. Esto, también, está enraizado en el sentido de falta o escasez que todos sentimos en lo profundo, junto con el sentimiento continuo de que estamos en guerra con Dios.

Experimentamos esta culpa (falta de inocencia, escasez) en diferentes formas, tales como insuficiencia, deficiencia, inferioridad, envidia, etc. Y “detrás de escena”, siempre estaríamos culpando a alguien por lo que nos falta (proyección). Estas dinámicas descansan en última instancia en el principio del ego de «uno o el otro». Si tú eres culpable, yo soy inocente. Si yo soy culpable, tú eres inocente y debo hacer lo que sea necesario para obtener esa “perla de inestimable valor” de ti, porque era mía y me la robaste injustificadamente. Esta es la base del canibalismo psicológico en el que todos participamos, y obviamente también las formas del canibalismo físico.

¡No es de extrañar que Jesús use la denominación «leyes del caos»! “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre por qué elegimos la vida que tenemos. ~ (Q&A – FACIM – #56)

P #56: “Si en un nivel, como sugiere el Curso, somos responsables de nuestras vidas y de nuestras decisiones y acciones, ¿por qué elegiría ser tan tonto? ¿Por qué no todos o la mayoría de nosotros elegimos entrar en este mundo como hijos de padres amorosos, espirituales, inteligentes, ricos y genéticamente sanos?”

R: “Sí, si es realmente mi elección, ¿por qué me gustaría configurar las cosas tan miserablemente para mí? La respuesta yace en comprender que mi meta secreta, mantenida oculta incluso de mí mismo, es ser víctima de los demás en todas mis relaciones para que nunca me ponga en contacto con la verdadera causa de mi desdicha. Pensamos que el mundo, comenzando con nuestros padres y continuando con todas nuestras relaciones posteriores, es la causa de nuestro dolor e infelicidad. Pero no lo es. El mundo y todas nuestras relaciones son sólo una distracción ingeniosa y fabricada por nosotros mismos para mantener oculta de nosotros mismos la verdadera fuente de nuestra infelicidad -nuestro devorador deseo de que la separación sea real, a cualquier costo. ¿Pero por qué querríamos mantener oculta la fuente real? La razón es que valoramos nuestro yo individual y separado más que todo el amor y la felicidad en el universo, e incluso estaríamos dispuestos a matar por ello. Pero preferiríamos no admitirlo. Porque si lo hiciéramos, entonces podríamos estar más dispuestos a dejar de lado nuestra identificación con el ego y el yo individual especial que cada uno pensamos que somos. Porque ¿qué podría ser nuestra experiencia sino dolor, infelicidad y desamor si pudiéramos en realidad separarnos del Amor?

Inventamos un mundo externo, empezando por nuestros padres, a partir de toda la culpa, el dolor, el ataque y el asesinato que hemos imaginado en nuestra mente — pensamientos que nos parecen muy reales y aterradores una vez que buscamos hacer realidad la separación.
Como lo describe el Curso, “El mundo que percibes es un mundo de separación. Quizá estés dispuesto a aceptar incluso la muerte con tal de negar a tu Padre…está regido por el deseo de ser diferente de Dios…El mundo que has fabricado es, por lo tanto, completamente caótico, y está regido por “leyes” arbitrarias que no tienen sentido ni significado alguno. Se compone de lo que tú no deseas, lo cual has proyectado desde tu mente porque tienes miedo de ello.” (T.12.III. 9: 1,2,5,6,7)

El mundo entonces es el efecto y no la causa de cómo nos sentimos, sin importar cuánto nos hayamos convencido de lo contrario. Y así sigue: “Si la causa del mundo que ves son los pensamientos de ataque, debes aprender que ésos son los pensamientos que no deseas. De nada sirve lamentarse del mundo. De nada sirve tratar de cambiarlo. No se puede cambiar porque no es más que un efecto. Pero lo que sí puedes hacer es cambiar tus pensamientos acerca de él. En ese caso estarás cambiando la causa. El efecto cambiará automáticamente.” (W.pI.23.2).

Y así, incluso si pudiéramos hacer que el mundo y todas nuestras relaciones sean de la manera que queramos, los bloques de construcción siguen siendo el contenido de la mente del ego, y el objetivo sigue siendo el mismo: verme a mí mismo como una víctima, con cualquier persona menos yo, responsable de todos mis problemas y de cómo me siento. Y eso es lo que determina nuestra experiencia en el mundo, independientemente de la forma que el mundo pueda tomar, siempre que el sistema de pensamiento del ego siga siendo nuestra elección. Como resultado, incluso si lo configuro para ser el hijo de “padres amorosos, inteligentes, ricos y genéticamente sanos”, todavía no seré feliz. Y todavía encontraré alguna razón para culpar a otros, empezando por mis padres, por mi infelicidad, hasta que esté listo para pedir otra manera. Y esa otra manera implicará mirar dentro de mi propia mente para descubrir los obstáculos que he colocado allí a la conciencia de la presencia del amor, para que puedan ser eliminados (T.in.1: 7). Y la felicidad que experimentaré luego no tendrá nada que ver con nada en el mundo externo, incluidos mis padres.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre los programas de 12 pasos y el Curso. ~ (Q&A – FACIM – #57)

P #57: “Recientemente ingresé a un programa de 12 pasos para el abuso de sustancias. Parece estar haciendo una diferencia positiva. Sé que Ken ha dicho que tenemos que lidiar con algunos problemas en los términos del mundo, pero solo para que podamos verlos por lo que son. ¿Hay algo más que deba saber al tratar de conciliar este programa, que hace que el problema sea muy real, con mi estudio continuo del Curso?”

R: “Por lo general, es muy útil intentar resolver los síntomas de cualquier enfermedad con la que podamos estar lidiando antes de estar preparados para abordar las causas más profundas y subyacentes de nuestra angustia con las que el Curso nos ayuda a ponernos en contacto. Si estamos experimentando una crisis médica como un ataque al corazón o una apendicitis, primero queremos obtener la atención médica adecuada para aliviar los síntomas físicos. Del mismo modo, si estamos atrapados en algún tipo de comportamiento adictivo y autodestructivo, el primer paso sería controlar la adicción. Y los programas de doce pasos son generalmente muy efectivos para lograr tales cambios. Ahora es cierto que, desde la perspectiva del Curso, tales programas no resuelven la fuente subyacente de la angustia, pero desarrollar un poco de disciplina y control en torno al comportamiento autoabusivo suele ser un primer paso esencial en el proceso.

Como estudiante del Curso, nos gustaría reconocer que tales intervenciones pueden ser extremadamente útiles «y» que hay más pasos que tomar. Cualquier cosa que intente resolver un problema en el nivel del mundo, en lugar de abordar la causa subyacente del problema en la mente, es lo que el Curso llama magia. La mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas usando magia mucho, si no todo el tiempo, para lidiar con lo que vemos como nuestros problemas. Las intervenciones para los problemas médicos y las adicciones descritas anteriormente se considerarían magia, desde la perspectiva del Curso. Aunque el Curso enseña que la magia no cura (T.2.IV.4: 3) — la verdadera curación viene solo de liberar la culpa de la autocondena en nuestra propia mente — el Curso nunca debe ser interpretado como tomar una posición en contra de la magia. De hecho, Jesús reconoce que, si bien nuestro miedo es aún demasiado grande, “tal vez sea prudente usar un enfoque conciliatorio entre el cuerpo y la mente en el que a algo externo se le adjudica temporalmente la creencia de que puede curar.” (4: 6).

Además, dado que todas las formas en el mundo son neutrales y el Curso enseña que nuestra única preocupación real debería ser el propósito que le asignamos (T.4.V.6: 8,9), la clave al usar algo como un Un programa de 12 pasos para tratar un problema como una adicción sería estar al tanto de cómo lo está utilizando. Si lo usa para reforzar su creencia en la realidad de su debilidad y sus limitaciones, y como un medio para verse a sí mismo como separado y diferente de los demás, entonces estará sirviendo a un propósito del ego. Pero si lo ve como un medio de ser amable consigo mismo, de reconocer que necesita ayuda que viene de fuera de su ego y que es igual a todos los demás — a pesar de las diferencias en las formas de nuestras vidas, todos estamos atrapados en la trampa del ego de creer en la culpa, el ataque y el miedo — entonces servirá al propósito del Espíritu Santo. Y no sería inusual encontrarse vacilante entre estos dos propósitos diferentes.

Por supuesto, tiene razón en que el Curso y el programa de 12 pasos no pueden reconciliarse como caminos espirituales — están diciendo cosas diferentes y cualquier intento de combinarlos disminuirá significativamente la eficacia de ambos. Puede resultarle útil recordarse, mientras participa en el proceso de 12 pasos a lo largo del tiempo, que el único problema es nuestra adicción a la culpa en nuestra mente, que creemos nos mantiene “a salvo” del amor. Proyectamos esa culpa en las diversas formas de conflicto en nuestras vidas para evitar entrar en contacto con el problema real en la mente. Y el abuso de sustancias es solo una de las muchas formas de conflicto externo que creamos para nosotros mismos en el mundo para evitar mirar la culpa interna. Pero una vez que entiendes para qué hiciste el problema del abuso de sustancias, puedes darle un propósito diferente.

El abuso de sustancias entonces, en lugar de ser el problema real, se ve como un síntoma o manifestación del problema subyacente de la culpa en su mente. Al reconocer el problema externo, se proporciona una vía para volver a estar en contacto con el problema de la culpa que se encuentra enterrada en lo más profundo de su mente. Y al liberar la culpa y el juicio que ha asociado con su abuso de sustancias, encontrará que su necesidad de una defensa contra la culpa en su mente, que el abuso de sustancias ha proporcionado, disminuye con el tiempo. Por lo tanto, el enfoque final de su trabajo de curación no es el problema externo del abuso de sustancias, sino la culpa enterrada con la que se permite ponerse en contacto. Sin embargo, a través de un examen profundo de su problema de abuso de sustancias, incluyendo la identificación de aquellos a quienes usted puede culpar por conducirlo al abuso y la evaluación de los efectos del abuso en sus relaciones actuales y pasadas – áreas para las cuales un programa de 12 pasos puede ser muy útil – usted será capaz de rastrear su culpabilidad a través de sus “tortuosas rutas” (T.15.X.5:1) en la forma de vuelta a sus orígenes en su mente, donde puede ser deshecha.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre ver “peticiones de amor”. ~ (Q&A – FACIM – #58)

P #58: “Recientemente, mientras peleaba con mi esposa, acudí al Curso en busca de ayuda al leer el pasaje acerca de ver sólo una expresión de amor o una petición de amor. Más tarde pude acercarme a ella de una manera amorosa. Encuentro que no considero que sus pequeños arrebatos y molestas irritaciones sean lo suficientemente “grandes” como para calificarlas como peticiones de amor. Parece que es mejor no tomarlos en serio, aunque me molesta que me quiten la sensación de éxito en la práctica del Curso que tuve cuando apliqué el Curso a la pelea. ¿Es mejor ignorar estas pequeñas irritaciones o debo verlas como peticiones de amor también?”

R: “El Curso en realidad dice que «todo» es una expresión de amor o una petición de amor (ver T.14.X.7). Por lo tanto, cuando alguien está teniendo un arrebato de cualquier tipo, grande o pequeño, siempre es una petición de amor y el Curso nos pide que respondamos con amor. Si nuestra respuesta es cualquier cosa menos que amor, es del ego, y estamos en la misma situación de locura que la otra persona: también estamos pidiendo amor. Es muy importante en nuestra práctica del Curso estar atentos a «cualquier» sentimiento o reacción subyacente en nuestras experiencias y nuestras relaciones. Incluso cuando parece que estamos encogiéndonos de hombros o esperando que estalle un arrebato, probablemente haya alguna molestia, irritación o juicio en marcha. Como el Curso lo dice claramente; “El grado de intensidad de la emoción experimentada es irrelevante. Te irás dando cuenta cada vez más de que una leve punzada de molestia no es otra cosa que un velo que cubre una intensa furia.” (W.pI.21.2: 4,5). Esto coloca a todas nuestras interacciones en la misma categoría: no hay distinción entre “grande” o “pequeño”, ni en la petición de ayuda ni en nuestra reacción a ella.

El Curso nos dice que la elección de alejarnos de la luz del Espíritu Santo en nuestras mentes, de desechar nuestra paz al negar nuestra unidad con Dios, precede a esa situación o interacción que parece causar nuestra reacción. La culpa y el dolor de esa elección son la fuente de lo que aparece como enojo, molestia o irritación. Luego ocurre una situación o una interacción con otra persona, que usamos para proyectar nuestra culpa, en forma de reacción, o como el Curso nos dice “una interpretación”: “Tal vez sea útil recordar que nadie puede enfadarse con un hecho. Son siempre las interpretaciones las que dan lugar a las emociones negativas, aunque éstas parezcan estar justificadas por lo que aparentemente son los hechos o por la intensidad del enfado suscitado. Éste puede adoptar la forma de una ligera irritación, tal vez demasiado leve como para ni siquiera poderse notar claramente. O puede también manifestarse en forma de una ira desbordada acompañada de pensamientos de violencia, imaginados o aparentemente perpetrados. Esto no importa. Estas reacciones son todas lo mismo. Ponen un velo sobre la verdad, y esto no puede ser nunca una cuestión de grados. O bien la verdad es evidente, o bien no lo es. No puede ser reconocida sólo a medias. El que no es consciente de la verdad no puede sino estar contemplando ilusiones.” (M.17.4). La verdad que se oculta puede entenderse en dos niveles: 1) hemos hecho una elección, como se explicó anteriormente, que nos está causando dolor, ira o molestia, y ahora culpamos a una persona o situación; 2) ni la elección ni la culpa que sentimos al respecto pueden tener ningún efecto en el amor del Padre por nosotros, ni nuestro amor por el Padre; en otras palabras, nada ha sucedido. Está claro que no hay grados o distinciones en nada de esto; estamos expresando amor o pidiendo amor, estamos en paz o no en paz, estamos con la verdad o con la ilusión, viendo con el ego o con el Espíritu Santo.

Nuestra práctica del Curso, por lo tanto, siempre es óptima, ya sea que apliquemos sus enseñanzas a algo que parece insignificante o a algo que podemos juzgar como una amenaza para la vida; nada es demasiado pequeño o demasiado grande. También significa que cada situación es importante para nuestro aprendizaje, y que nada debe ser ignorado o dejarse de lado. La decisión de ver de otra manera, de escuchar la interpretación del Espíritu Santo, nos traerá la misma paz sin importar el tipo de aprieto en el que creamos que estamos. También puede ser útil recordar: “…la visión del Espíritu Santo es misericordiosa y Su remedio no se hace esperar. No ocultes el sufrimiento de Su vista, sino llévalo gustosamente ante Él. Deposita ante Su eterna cordura todo tu dolor, y deja que Él te cure. No permitas que ningún vestigio de dolor permanezca oculto de Su Luz, y escudriña tu mente con gran minuciosidad en busca de cualquier pensamiento que tengas miedo de revelar. Pues Él sanará cada pensamiento insignificante que hayas conservado con el propósito de herirte a ti mismo, lo expurgará de su pequeñez y lo restituirá a la grandeza de Dios.” (T.13.III.7: 2, 3,4,5,6).

 

~ Una pregunta sobre cómo perdonar. ~ (Q&A – FACIM – #59)

P #59: “Después de todo este tiempo de estudio del Curso, todavía no tengo muy claro qué es realmente el perdón. Digamos que mi mente ego etiqueta a alguien como un imbécil. Bueno, en un nivel sé que no puedo estar en lo cierto en esa evaluación — realmente no conozco a esta persona y además, no puedo juzgar a otro aunque a veces lo haga. Entonces, ¿cuál es el siguiente paso? No sólo he hecho un juicio injusto, sino que he terminado sintiéndome culpable por ello.”

R: “Cuando se toma un minuto o dos para pensar de otra manera acerca de su juicio de otra persona, como describe en su pregunta, ha comenzado el proceso de perdón, “Una luz ha entrado en las tinieblas.” (M.1.1: 4). El primer paso es estar dispuestos a admitir que estamos equivocados en nuestra evaluación y que hay otra manera de ver a la persona. Los siguientes pasos son estar dispuestos a dejar ir el juicio original, pedir otra forma de percibir y aceptar la nueva percepción cuando llegue a uno. Esto no significa que ya no verá a la gente hacer tonterías. Significa que no confundirá la verdadera identidad de la persona con el comportamiento tonto, ni la condenará por ello, ni lo considerará un “pecado”. La gente hace y dice cosas tontas; eso es un hecho. Entonces hay dos interpretaciones: una de acuerdo con el ego, que dice que este comportamiento tonto hace a esta persona un “imbécil”; la otra de acuerdo con el Espíritu Santo (perdón), que dice que el comportamiento tonto no cambia el hecho real de que esta persona no es un “pecador” y que no merece mi condena. Esto se aplica también al juicio contra usted mismo.

Podríamos decir que llamar “imbécil” a otra persona es un comportamiento tonto. Esto no significa que usted sea un pecador que merece un castigo, sino que ha cometido un error y necesita una nueva percepción, una corrección, un perdón. La culpa que parece estar al final del proceso, después de juzgar a una persona como un “imbécil”, en realidad ya estaba presente en la mente antes del “ataque”. La culpa se proyectó hacia el “imbécil” en la forma del juicio, que luego parece causar la culpa. Este es un ejemplo de la enseñanza del Curso: “Las ideas no abandonan su fuente, y sus efectos sólo dan la impresión de estar separados de ellas. Las ideas pertenecen al ámbito de la mente. Lo que se proyecta y parece ser externo a la mente, no se encuentra afuera en absoluto, sino que es un efecto de lo que está adentro y no ha abandonado su fuente.” (T.26.VII.4: 7,8,9). El origen del proceso es un pensamiento de separación en la mente, seguido de un juicio contra usted mismo por el pensamiento, y la culpa por haberlo pensado. La culpa se proyecta luego a otra persona en forma de ataque, y luego vuelve a la mente en la forma de culpa por el ataque. Este es el pensamiento circular del juego de culpabilidad del ego. El perdón nos pide que reconozcamos el pensamiento original y aceptemos la responsabilidad del proceso.

La forma de perdonarse por el pensamiento original de separación es ofrecer perdón al “imbécil” al verlo como no diferente de usted mismo; es decir, estar en necesidad de sanación y de corrección, y no diferente en su verdadera identidad como un santo Hijo de Dios: “No permitas que la forma de sus errores te aleje de aquel cuya santidad es la tuya. No permitas que la visión de su santidad, que te mostraría tu perdón, quede oculta tras lo que ven los ojos del cuerpo. No permitas que la conciencia que tienes de tu hermano se vea obstruida por tu percepción de sus pecados y de su cuerpo. ¿Qué hay en él que quisieras atacar, excepto lo que asocias con su cuerpo, el cual crees que puede pecar? Más allá de sus errores se encuentra su santidad junto con tu salvación. Tú no le diste su santidad, sino que trataste de ver tus pecados en él para salvarte a ti mismo. Sin embargo, su santidad es tu perdón.” (T.22.III.8: 1,2,3,4,5,6,7). “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el uso de mentiras blancas. ~ (Q&A – FACIM – #60)

P #60: “Me parece recordar un pasaje que dice que el uso de “mentiras blancas” a veces puede ser apropiado para tratar con algunas relaciones. ¿Qué está diciendo Jesús aquí? Parece que solo puedo relacionarlo con el dicho de los 12 pasos donde siempre deberíamos tratar de hacer enmiendas, excepto cuando hacerlo causaría más daño.”

R: Todos hemos experimentado ocasiones en las que es obvio que decir la verdad a alguien en el nivel de la forma simplemente no es lo más amoroso que se puede hacer. Si bien no hay pasajes en el Curso que mencionen específicamente “mentiras blancas”, hay dos pasajes que tratan este tema, y ​​que se relacionan con el dicho de los 12 pasos que menciona: “El valor de la Expiación no reside en la manera en que ésta se expresa. De hecho, si se usa acertadamente, será expresada inevitablemente en la forma en que le resulte más beneficiosa a aquel que la va a recibir. Esto quiere decir que para que un milagro sea lo más eficaz posible, tiene que ser expresado en un idioma que el que lo ha de recibir pueda entender sin miedo. Eso no significa que ése sea necesariamente el más alto nivel de comunicación de que dicha persona es capaz. Significa, no obstante, que ése es el más alto nivel de comunicación de que es capaz «ahora». El propósito del milagro es elevar el nivel de comunicación, no reducirlo mediante un aumento del miedo.” (T.2.IV.5).

En otro pasaje, Jesús dice: “«Reconoce lo que no importa», y si tus hermanos te piden algo “descabellado”, hazlo precisamente porque no importa.” (T.12.III.4: 1). Es importante destacar que él califica esto más tarde diciendo: “He dicho que si un hermano te pide que hagas algo que a ti te parece absurdo, que lo hagas. Pero ten por seguro que esto no significa que tengas que hacer algo que pudiese ocasionarte daño a ti o a él, pues lo que le hace daño a uno, le hará daño al otro.” (T.16.I.6: 4,5).

El elemento clave en el enfoque del Curso es la honestidad, que es la segunda de las diez características de un maestro de Dios, discutida en el manual para los maestros (M.4). Jesús dice allí que honestidad significa coherencia: “nada de lo que dices está en contradicción con lo que piensas o haces; ningún pensamiento se opone a otro…” (M.4.II.1). En otras palabras, hay una consistencia entre tus palabras (forma) y tus pensamientos (contenido). Si dejamos de lado cualquier inversión del ego en la situación, entonces solo el amor fluirá a través de nosotros, y se expresará en una «forma» que sería la apropiada para esa situación específica. El énfasis está en el «contenido» en nuestras mentes. Si somos amables dentro, seremos amables afuera. Nuestra atención, por lo tanto, debe estar en la búsqueda de cualquier falta de bondad que acecha en nuestros «pensamientos», y pedir ayuda para dejarla ir. Una vez que hayamos superado la crueldad, todo lo que digamos o hagamos será amable, en una «forma» que sea apropiada para las circunstancias.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre las relaciones especiales y el ataque. ~ (Q&A – FACIM – #61)

P #61: “Estoy estudiando las relaciones especiales en este momento y me pregunto: si la persona “A” siente ira, resentimiento, odio, etc., hacia la persona “B”, es probable que la persona “B” aprenda estos sentimientos como parte de sí misma, y sintiéndolos, ¿los proyecte de nuevo en la persona ‘A’ de forma pasiva o agresiva? Entonces ahora la persona ‘B’ verá estos mismos rasgos o similares en la persona ‘A’. Si esto es así, ¿es esto ahora un círculo de destrucción? Y si la persona ‘B’ no los proyecta de nuevo en la persona ‘A’, ¿es probable que la persona ‘B’ (si cree que es verdad) los proyecte sobre su propio cuerpo? Si lo hace, ¿puede manifestarse esto a través de la enfermedad? ¿Puede la enfermedad ser entonces una forma de ataque tanto contra nosotros mismos como contra aquellos con los que estamos involucrados en relaciones especiales?”

R: “A pesar de lo que nuestra experiencia en el mundo parece decirnos, ninguno de nosotros tiene el poder de hacer que alguien más se sienta culpable, odiado o atacado. Estas percepciones de nosotros mismos son inherentes a nuestra propia experiencia cada vez que elegimos identificarnos con el ego, que parece ser nuestro estado “natural” hasta que recordemos lo contrario. Así que nadie más nos enseña esas percepciones, sin importar cómo actúen hacia nosotros — las hemos aprendido «por nuestra cuenta» (la condición básica del ego). Esto se debe a que el sistema de pensamiento del ego se basa en la creencia en nuestro propio pecado y culpa, de los cuales tratamos de protegernos a nosotros mismos al proyectarlos fuera de nosotros mismos en los demás. El único efecto que podemos tener en los demás es recordarles lo que ya está presente en su propia mente. Así que puedo recordarte tu propio pecado, culpa y miedo cuando elijo al ego como mi maestro, o puedo recordarte el amor y el perdón que están presentes en ambos cuando elijo al Espíritu Santo como mi maestro. Pero primero debes elegir el sistema de pensamiento con el que te identificarás y luego mi elección solo puede reforzar la elección que ya has hecho. Pero si has elegido al ego y he recordado al Espíritu Santo, entonces puedo servirte de recordatorio de que también hay otra opción presente en tu mente.

Al comienzo del texto, Jesús explica que “…Al proyectar eso sobre otros los aprisionas, pero solo en la medida en que refuerzas los errores que ellos ya han cometido. Eso [sus errores] los hace vulnerables a las distorsiones de los demás, ya que la percepción que tienen de sí mismos esta distorsionada.” (T.1.III.5: 9,10). Entonces, en ese sentido, establecemos un círculo vicioso de ataque y contraataque entre nosotros — el “círculo de destrucción”, como usted lo llama — que refuerza la percepción de culpa en nosotros mismos y entre nosotros.

Pero, una vez más, el origen de la culpa y sus ramificaciones en mi propia mente nunca proviene de alguien o algo en el mundo fuera de mí, sino solo de mi propia decisión. De hecho, el único propósito del mundo y todas sus figuras es servir como una cortina de humo para ocultarnos ese hecho. Y entonces parece que, de hecho, otros son la causa de mi concepto de mí mismo (T.31.V.5).

En cuanto a la segunda parte de su pregunta, la culpa por la separación en mi propia mente — que he elegido, es intolerable y debe ser proyectada para que la vea como tuya y no mía. Y puedo proyectarla mediante un ataque directo hacia ti con quien tengo una relación especial o mediante un ataque hacia mi propio cuerpo, expresado como alguna forma de enfermedad. Y sí, esto último representa un ataque no solo a mí mismo, sino también a ti, como lo describe Jesús gráficamente en “El cuadro de la crucifixión” (T.27.I) – “Tu sufrimiento y tus enfermedades no reflejan otra cosa que la culpabilidad de tu hermano, y son los testigos que le presentas no sea que se olvide del daño que te ocasionó, del que juras jamás escapará. Aceptas esta lamentable y enfermiza imagen siempre que sirva para castigarlo.” (T.27.I.4: 3 , 4).

¿Cómo podemos salir del círculo interminable de ataque y contraataque? La solución no tiene nada que ver con la otra persona y todo que ver con un cambio en nuestra percepción de nosotros mismos, dentro de nuestra propia mente, con la ayuda del Espíritu Santo. Tenemos que reconocer que el pecado y la culpa que hemos hecho realidad en nuestra propia mente como un ataque a nosotros mismos por nuestra creencia de que pudimos separarnos de Dios nunca ha sucedido realmente. Como dice el Curso, “No podrás darte cuenta de cuán inútil es el ataque hasta que no reconozcas que «los ataques que lanzas contra ti mismo no tienen efectos». Pues otros ciertamente reaccionan ante el ataque si lo perciben, y, si estás tratando de atacarles, no podrás sino interpretar su reacción como un refuerzo de tu creencia en el ataque. El único lugar donde puedes cancelar todo refuerzo es en ti mismo. Pues tú eres siempre el primer blanco de tus ataques, y si éstos nunca han tenido lugar, tampoco pudieron haber tenido consecuencias.” (T.12.V. 3; cursiva agregada). “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre los “pensamientos positivos”. ~ (Q&A – FACIM – #62)

P #62: “He sido estudiante de Un Curso de Milagros durante muchos años, y ahora estoy pasando (o así lo siento) de la “etapa de principiante”. Mi pregunta es: ¿Puede ser útil para un estudiante reflexionar sobre los pensamientos positivos en lugar de contemplar los pensamientos negativos de la mente del ego? Me doy cuenta de que las situaciones que nos molestan deben ser miradas con Jesús o el Espíritu Santo o incluso con Dios, pero me parece que el tiempo que nuestras mentes no están en el instante santo tiene que ser pasado en alguna parte. No estoy hablando de afirmaciones aquí, sino de pensamientos que nos han conmovido profundamente. Apreciaré la orientación en este sentido.”

R: “Nuestras mentes están en el instante santo o con el ego. No hay otras opciones; no hay término medio. Nuestros pensamientos reflejan la elección que hemos hecho de pensar como piensa el ego, o como piensa el Espíritu Santo. El Curso no definiría estos pensamientos como positivos o negativos, nos dice más bien que los pensamientos del ego refuerzan la ilusión, mientras que los pensamientos del Espíritu Santo reflejan la verdad. Cuando tenemos experiencias que nos conmueven profundamente, reflejan una elección hecha a nivel de la mente de alejarse del ego hacia el Espíritu Santo, que es el símbolo del amor de Dios en el sueño. Una hermosa obra musical o una puesta de sol pueden ser símbolos del amor y la paz en nuestra mente cuando elegimos al Espíritu Santo en lugar del ego. Sin embargo, lo que realmente es útil es estar atentos a los pensamientos que pensamos con el ego, tomar conciencia de ellos y reconocer su propósito.

Dado que muchos de los pensamientos del ego parecen ser “positivos”, podemos ser fácilmente engañados. Los sentimientos aparentemente positivos pueden ser formas insidiosas de especialismo espiritual. El ego también se presenta con muchas excusas ingeniosas para complacer su sistema de pensamiento y aferrarse a los resentimientos. Esto puede ser a lo que se refiere con “[contemplar] los pensamientos negativos de la mente del ego”. Se necesita mucha honestidad y paciencia con nosotros mismos para practicar el mirar cuidadosamente nuestros pensamientos sin complacerlos «y» sin juzgarlos. Hacemos bien en mantenernos cerca de las pautas que ofrece el Curso; “Tu tarea no es ir en busca del amor (lo que podemos llamar pensamientos “positivos”), sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero «sí es» necesario que busques todo lo que es falso.” (T.16.IV.6: 1,2). Si somos honestos en nuestra búsqueda, reconoceremos los pensamientos que estamos albergando que interfieren con nuestra capacidad de estar en el instante santo. Entonces es nuestra elección mantener estos pensamientos o dejarlos ir a cambio de la percepción del Espíritu Santo.

Cuando tratemos de ser el juez de nuestros pensamientos — decidiendo cuáles son positivos o cuáles negativos — intentando llenar nuestras mentes con lo que hemos determinado que son pensamientos “positivos”, nos pondremos a cargo a nosotros mismos de la Expiación, dejando poco o ningún espacio para el Espíritu Santo. Lo que buscamos son Sus pensamientos, Su percepción, Su juicio. Hacer nuestra parte fielmente le permitirá a Él llevarnos al santo instante. El Curso es claro en este sentido y muy específico; “El Espíritu Santo sólo te pide esto: que lleves ante Él todos los secretos que le hayas ocultado. Ábrele todas las puertas y pídele que entre en la obscuridad y la desvanezca con Su luz. Si lo invitas, Él entrará gustosamente. Y llevará la luz a la obscuridad si le franqueas la entrada a ella. Pero Él no puede ver lo que mantienes oculto. Él ve por ti, pero a menos que tú mires con Él, Él no puede ver. La visión de Cristo no es sólo para Él, sino para ti y para Él. Llévale, por lo tanto, todos tus pensamientos tenebrosos y secretos, y contémplalos con Él. Él abriga la luz y tú la obscuridad. Ambas cosas no pueden coexistir cuando las contempláis juntos. Su juicio prevalecerá, y Él te lo ofrecerá cuando unas tu percepción a la Suya.” (T.14.VII.6).

En otro pasaje el Curso nos da un acompañamiento muy alentador: “Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. Él está a cargo a petición mía. Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.” (W.pII.361.5 : 1,2,3,4,5). Nuestra esperanza radica en nuestra dedicación a escudriñar nuestras mentes cuidadosamente, invitando al Espíritu Santo a ser nuestro guía, nuestro “juez” y nuestro maestro. Su percepción nos llevará entonces al instante santo.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre cómo lidiar con la ira. ~ (Q&A – FACIM – #63)

P #63: “Estábamos discutiendo la ira en nuestro grupo de estudio y se sugirió que para experimentar la ira, no la “expresaríamos” externamente, sino que, como nos anima el Curso, estaríamos “Por encima del campo de batalla” (T.23. IV), “Elévate, y desde un lugar más alto, contémplalo.” (5: 1). Esto ciertamente suena mejor que abusar abiertamente de otro con nuestra ira. Pero ¿qué pasa con la idea de gritar a una almohada o golpear un saco de boxeo? ¿Se sigue considerando eso un ataque? ¿Qué pasa si mi ira es tan intensa que no puedo (no estoy dispuesto) a “elevarme, y desde un lugar más alto, contemplarlo”? “

R: “Su pregunta sugiere una confusión que muchos estudiantes hacen a menudo en su trabajo con el Curso. El Curso, como el Espíritu Santo, solo se ocupa del contenido (pensamiento) y no de la forma (comportamiento). Si estoy en conflicto y siento ira, ya no estoy en paz, ya sea que actúe sobre esa ira o no. La ira y el ataque están en la mente y ahí es donde se necesita la corrección. Ser lo suficientemente disciplinado como para no actuar la ira, o dirigirla a un objeto inanimado (como una almohada o un saco de boxeo) en lugar de a una persona, tiene ciertas ventajas en el sentido de que no pone en marcha una posible secuencia de ataques abiertos y represalias a nivel de comportamiento, lo que casi con toda seguridad servirá para reforzar la culpa tanto en su mente como en la mente de la persona a la que está atacando. Pero el ataque sigue vivo y bien en su mente y el problema de la ira no se resolverá hasta que lo aborde en su origen en la mente. Esto implicará reconocer que sus sentimientos de ira y pensamientos de ataque no tienen nada que ver con la otra persona a la que se dirigen esos sentimientos y por quien «parecen» haber sido provocados.

Estar “elevado, y desde un lugar más alto, contemplar” su ira es recordar que usted es una mente que tiene la opción de mirar el conflicto con su ego o con el Espíritu Santo como su maestro. Cuando “mire” con su ego, seguirá creyendo que sus sentimientos de ira están justificados de alguna manera, que en algún nivel usted ha sido tratado injustamente y que su reacción es razonable, incluso si decide no actuar en consecuencia. Si esa sigue siendo tu percepción, no se ha producido ninguna curación.

Pero cuando mire con el Espíritu Santo, llegará a comprender que el problema no es la otra persona, sino una elección que primero hizo dentro de su propia mente para verse a sí mismo como separado del amor. Esa elección, como siempre lo hace, produce culpa, que usted encuentra insoportable. Y así, la culpa debe ser proyectada fuera de usted mismo, en otra persona a la que querrá ver como tratándole injustamente, sobre quien la culpa pueda recaer. Y entonces, los sentimientos de conflicto que provienen de su propia decisión de separarse en su mente del amor, parecen ser causados ​​por lo que esta otra persona le “ha hecho”. Y, sin embargo, si no hubiera elegido la culpa en primer lugar, sus palabras o acciones no tendrían absolutamente ningún efecto en usted. El hecho es que solo parecen hablarle de su decisión previa de recurrir a su ego y alejarse del amor. Una vez que haya aceptado esta comprensión y la corrección ofrecida por el Espíritu Santo — de que no está separado del amor y nunca lo ha estado — la culpa se desvanece, así como la ira y el conflicto que fueron su efecto, y ya no necesita ver a alguien más como su oponente, merecedor de su ataque (¡en defensa propia, por supuesto!).

Por cierto, aunque el Curso dice que “la ira «nunca» está justificada” (T.30.VI.1: 1) — y por qué eso es cierto, debería ser evidente a partir de lo que acabamos de discutir, el Curso nunca dice que no deberíamos enojarnos. De hecho, gran parte del Curso está dirigido a decirnos qué sucede cuando nos enojamos y cómo puede ser corregido, y esto es solo porque Jesús entiende que continuaremos enojándonos y necesitaremos la corrección que él nos ofrece. Y a veces podemos ser capaces de poner freno a nuestra ira y a veces nos sentimos obligados a exteriorizarla, pero el problema -la culpabilidad en nuestra mente- y la solución -reconocer la elección del propósito que tenemos en todo ello- siguen siendo los mismos. En lugar de negar nuestra ira, Jesús quiere que la miremos con él para que podamos reconocer su verdadera fuente, en lugar de intentar justificarla en base a nuestras percepciones erróneas de nuestra propia victimización. Nuestras justificaciones, simplemente, son siempre inválidas.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la práctica del libro de ejercicios. ~ (Q&A – FACIM – #64)

P #64: “¿Cree que hay algunas “contraindicaciones” para practicar los ejercicios del libro de ejercicios año tras año, continuamente? ¿Sabe, por ejemplo, si Bill o Helen tenían una práctica específica de los 365 ejercicios constantemente?”

A: “Puede o no haber contraindicaciones. Depende completamente del propósito de repetir las lecciones año tras año. No hay una manera correcta o incorrecta de hacer el libro de ejercicios, aparte de hacer las lecciones en orden, como Jesús nos instruye. A algunas personas les resulta útil repetir las lecciones una y otra vez, pero no es necesario repetirlas más de una vez. Probablemente sea una buena idea volver a ellas para estudiar lo que enseñan, pero no es necesario hacer los ejercicios más de una vez, a menos que esa sea su orientación. Cada persona es guiada individualmente, como sabemos.

Una señal de advertencia a la que estar alerta es el desarrollo de una dependencia en las lecciones. Por ejemplo, si descubre que no puede comenzar el día sin hacer una lección, o que se siente vacío o deprimido si no hace una lección todos los días, año tras año, sabe que ha formado una relación especial con el libro de ejercicios. Eso es algo que querría mirar, porque es más que probable que el ego haya entrado y se haya unido al proceso, y se perderá la esencia de lo que se tratan las lecciones.

Otra cosa a tener en cuenta es la necesidad de seguir haciendo las lecciones hasta que las haga perfectamente. Eso, también, vendría de su ego. Es mucho más acorde con el espíritu del libro de ejercicios, y la gentil guía de Jesús sobre nosotros, hacer las lecciones “mal” y luego perdonarnos por olvidarlas o quedarnos dormidos, o lo que sea. En la mitad de la lección 95 se explica que es mucho más útil enfocar las lecciones de esa manera, porque eso reflejaría el resultado final de lo que estamos aprendiendo, que es recordar que no debemos tomarnos en serio la “diminuta y alocada idea”. Esa es claramente la forma en que Jesús querría que procediésemos.

El entrenamiento implica en gran medida que nos pongamos en contacto con nuestra resistencia y temor de seguir adelante con el proceso de desindentificación con nuestro ego. Un pequeña dosis de buena voluntad es todo lo que se pide. Todo lo que es importante es que «queramos» pensar en Dios o en Jesús durante el día. Recordar decir todas las declaraciones exactamente a tiempo cada día no es el punto. Sin embargo, lo que «queremos» es el punto, independientemente de que completemos con éxito todas las instrucciones según lo indicado. El «contenido», no la «forma», es a lo que debemos aspirar. Y el «contenido» es el amor perdonador de Jesús.

Helen y Bill hicieron las lecciones juntos una vez; luego las volvieron a hacer con Ken Wapnick; y finalmente Helen, Bill y Ken las hicieron con Judy Skutch, a petición suya.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la naturaleza de la mente. ~ (Q&A – FACIM – #65)

P # 65: “Por favor, describa “mente”, la naturaleza de la “mente” y la experiencia de la “mente”. “

R: “No hay una definición simple o fácil de entender para la mente en el Curso, porque su significado depende del contexto en el que se usa. Además, su verdadera naturaleza es abstracta y existe fuera del tiempo y el espacio en todos sus significados, por lo que no estaremos completamente satisfechos con ninguna explicación de ello. Porque trataremos de comprender la mente con una parte limitada (e ilusoria) de ella — la mente dividida. Y el tiempo y el espacio son, de hecho, creaciones falsas de la propia mente dividida, en lugar de dimensiones en las que opera.

Puede ser útil señalar primero que el uso de la mente en el Curso es diferente del significado que se le da a la mente en casi todos los demás sistemas de pensamiento, como las religiones orientales, para las cuales la mente es solo el ego falso, atrapado en ilusiones; y varias disciplinas científicas, como la psicología y la neurología, que tienen una visión reduccionista de la mente, reduciéndola a un epifenómeno, o manifestación, de las actividades físicas/químicas/eléctricas del cerebro. Incluso Freud, cuyos poderosos conocimientos sobre la mente están integrados en la exposición del ego del Curso, aceptó sus orígenes orgánicos sin cuestionarlos.

La discusión más extensa en el Curso del término se encuentra en la primera sección de la Clarificación de Términos, “Mente-Espíritu” (C.1). Allí la mente se define inicialmente como “el principio activo del espíritu, el cual le suministra a éste su energía creativa… El espíritu es el Pensamiento de Dios que Él creó semejante a Sí Mismo.” (C.1.1: 1,3). Pero como no podemos concebir la naturaleza del espíritu o Dios, y la creación no tiene nada que ver con la forma, la definición arroja poca luz sobre el significado del término. Generalmente, cuando el Curso se refiere a la mente en este nivel — nuestra verdadera realidad como espíritu — el término se escribe con mayúscula y se refiere a Dios o a Cristo, Su Hijo perfecto y completamente unificado (C.1.1: 2). Hay poco más que decir acerca de la mente en este nivel. Su experiencia es solo de perfecta unicidad, sin conciencia de diferencias o distinciones de ningún tipo, porque no son reales.

Se puede decir más, aunque todavía no es fácil de entender, cuando nos movemos al nivel de la división o “mente individual” (C.1.2: 3), que pareció surgir cuando el Hijo de Dios pareció dormirse y soñar que podía estar separado de su Padre. Esta “parte de la mente es completamente ilusoria y sólo teje ilusiones.” (C.1.4: 1). En este nivel, la mente experimenta la “conciencia, el mecanismo receptor” (C.1.7: 3,4), que necesariamente implica una separación entre el perceptor y lo percibido, parte de la ilusión. Sólo en este nivel parece existir la elección, porque no puede haber elección en nuestra realidad como espíritu, donde, de nuevo, no existen diferencias ni distinciones. Es dentro de esta mente ilusoria que todo lo que creemos que es sólido y externo y real es experimentado. El Curso distingue entre dos partes de esta mente, o dos formas de pensar dentro de esta mente: la mentalidad errónea representa la elección de escuchar la voz del ego, o el falso yo. La mentalidad recta representa la elección de escuchar la Voz del Espíritu Santo, el reflejo de nuestro verdadero Ser o Mente (C.1.5: 1,2).

Aunque el Curso intenta hacernos conscientes de que nuestra verdadera realidad es la Mente, su enseñanza está dirigida solo a la mente dividida. El propósito del Curso es entrenar a nuestra mente dividida para recordar que contiene una elección (C.1.7: 1), ya que ha aceptado al ego como su única realidad y ha olvidado que el ego es solo una opción. Así el Curso nos ayuda a reconocer las consecuencias de una elección en favor del ego — pecado, culpa, miedo, dolor, pérdida y muerte — y nos recuerda que hay una opción diferente — el Espíritu Santo — que abre la puerta a una experiencia completamente diferente, basada en el perdón — paz, dicha y amor. Con el tiempo, el Curso llevará a nuestras mentes divididas a regresar al punto de decisión inicial donde hicimos una elección aparentemente irreversible en favor del ego. Y ahora podemos hacer una elección diferente, alejándonos del tiempo y del espacio a medida que nos volvemos conscientes del mundo real, el mundo completamente perdonado. Desde aquí, es solo un paso final, “tomado” por Dios Mismo, lo que nos devuelve a la totalidad del espíritu y la unicidad de la Mente que nunca dejamos en realidad (C.1.5: 2,3,4). “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre amigos que nos “decepcionan”. ~ (Q&A – FACIM – #66)

P #66: “He estado estudiando Un Curso de Milagros durante un año, haciendo las lecciones y participando en dos grupos de estudio. También estoy en un grupo de 12 pasos. Mi pregunta es sobre la amistad y extender el amor a los demás. Nunca he sido uno que haya trabajado en las relaciones. El año pasado intenté extender el amor a mis amigos, pero en algunos casos siento que su amor no está siendo correspondido. Sé que el amor es libertad e incondicional, y sin embargo, cuando me comunico con un amigo por teléfono o correo electrónico y no escucho nada de ellos, me siento decepcionado. ¿Cómo puedo superar esta decepción?”

R: “En primer lugar, como estudiante relativamente nuevo en el Curso, debe saber que está haciendo lo mejor que puede. El Curso es un proceso desafiante que requiere tiempo para dominarlo y no es fácil deshacer el sistema de pensamiento del ego en el que todos hemos estado tan fielmente comprometidos durante casi todo nuestro tiempo hasta ahora. Su disposición de que le enseñen un camino diferente es todo lo que Jesús le pide — y se necesita humildad para reconocer que usted mismo no conoce el camino.

Como ha estado descubriendo, la máxima del ego “Busca, pero no halles” (T.16.V.6: 5; W.p.71.4: 2; M.13.5: 8) continúa operando en nuestras vidas incluso después de que hemos decidido que queremos otra forma de relacionarnos con los demás. Esto se debe a que todavía no comprendemos el propósito por el cual fabricamos el mundo y las relaciones. “Existe una marcada tendencia a pensar que el mundo puede ofrecer consuelo y escape de los mismos problemas que tiene como propósito perpetuar… el mundo fue concebido precisamente para que «no» se pudiese escapar de ellos.” (T.31.IV.1: 1; 2: 6 ). Y así, mientras sigamos buscando alguna satisfacción en el mundo y de los demás, nos estamos preparando para la decepción. Pero, contrariamente a nuestra percepción consciente, esta configuración de hecho es intencional.

Nuestro propósito en el mundo y en nuestras relaciones, que mantenemos oculto de nosotros mismos, es ser decepcionados, ser tratados de manera injusta y ser victimizados, de modo que el dolor que realmente proviene de nuestra propia elección secreta en favor de la separación parece provenir de las acciones o falta de acción de alguien más. En la Lección 76, Jesús habla de las diversas “leyes” del ego “que creemos que nosotros [y otros] debemos obedecer. Estas incluyen … las “leyes” de la amistad, de las “buenas” relaciones y de la reciprocidad.” (W.pI. 76.8: 3). Estas reglas aparentemente razonables para las relaciones sirven al propósito del ego de establecer expectativas sobre cómo nosotros y los demás debemos actuar para ser felices, garantizando así nuestra decepción e infelicidad cuando son violadas.

Ahora Jesús no espera que de repente dejemos de buscar amor fuera de nosotros sólo porque él nos dice que no funcionará (por ejemplo, T.29.VII). Su propósito al decirnos es ayudarnos a abrir gradualmente nuestros ojos a lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos para que, con el tiempo, estemos cada vez más dispuestos a tomar una decisión diferente, a traerle nuestro dolor y decepción para que él pueda mostrarnos que la respuesta a lo que buscamos está dentro de nosotros, y siempre lo ha estado. Somos nosotros los que no hemos aceptado el amor, y lo hemos estado alejando por miedo a unirnos y perdernos en un amor total e ilimitado. Y continuaremos resistiendo esa idea en nuestra práctica del Curso y su proceso de perdón. Pero Jesús no nos juzga por eso. Él sabe que solo tenemos miedo, pero que con el tiempo elegiremos su alternativa cada vez más. Y luego llegaremos a reconocer que nuestro miedo que nos impidió experimentar su amor no es diferente del miedo que parece detener a los demás de ser recíprocos cuando permitimos que su amor se extienda a través de nosotros. Y como sabemos que el amor es siempre nuestro para experimentar y compartir, ya no nos decepcionaremos cuando los demás no lo reconozcan por sí mismos. El amor simplemente continuará extendiéndose a través de nosotros hacia ellos, ofreciéndoles un recordatorio de la misma solución que hemos aprendido por nosotros mismos — el amor ya está presente en cada una de nuestras mentes. Solo necesitamos deshacer “los obstáculos a la conciencia de [su] presencia” (T.in.1: 7).”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre cómo lograr la mentalidad-recta. ~ (Q&A – FACIM – #67)

P #67: “Tengo un problema para lograr la “mentalidad recta”. Durante la meditación tranquila, generalmente puedo pensar con bastante claridad acerca de las enseñanzas metafísicas del Curso y estoy muy motivado por ellas. Sin embargo, una vez que estoy de vuelta en el sueño ilusorio, parece que vuelvo rápidamente a la “mentalidad errada”. El problema es que todo el mundo que vemos parece estar construido sobre la “mentalidad errada”, por lo que es difícil hacer o pensar cualquier cosa aquí que sea de mentalidad-recta. De hecho, lograr la “mentalidad-recta” a menudo me parece más difícil que la contemplación de la metafísica. Sé que Jesús, o el Espíritu Santo, siempre está ahí para ayudar, si solo mostramos un poco de buena voluntad. Supongo que necesito seguir intentando y seguir estudiando. Cualquier sugerencia será apreciada.”

R: “Podría ser útil pensar en la mentalidad-recta como en mirar su mente errada sin juzgar. No tiene que luchar contra la mentalidad-errada; sólo debe mirarla sin juzgarse por estar en ese estado. Si puede mirar su mentalidad-errada sin juzgar, aunque sea brevemente, entonces ha dejado de lado su ego, porque el ego nunca miraría sin juzgar. Este es el núcleo del proceso de curación. No tiene que tratar de detener los pensamientos de mentalidad-errónea; simplemente no se deprima por tenerlos. La definición de perdón en el libro de ejercicios nos ayuda a mantener esto en mente: el perdón “es tranquilo y sosegado, y no hace nada… Simplemente observa, espera y no juzga.” (W.pII.1.4: 1,4). Por lo tanto, nuestro enfoque, como estudiantes, no es en hacer cosas de mentalidad-recta en el mundo, ni tampoco es desterrar los pensamientos de mentalidad-errada. Nuestro enfoque, más bien, es aprender cómo mirar nuestros egos sin juzgarnos a nosotros mismos, o a los demás, por tener un ego.

Siempre parece que eso no es suficiente, y que deberíamos estar haciendo más que simplemente mirar sin juzgar. Pero eso sería el ego colándose para tratar de hacer las cosas más complicadas, y para cambiar nuestra atención del contenido de nuestras mentes a nuestro comportamiento en el mundo. Jesús nos dice una y otra vez que estamos involucrados en «deshacer» un sistema de pensamiento que es completamente ilusorio. En este sentido, dice del milagro que “simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso.” (W.pII.13.1: 3). Por lo tanto, pensar de una manera de mentalidad-recta implica mirar la devastación que es nuestro mundo, pero sin ningún sentido de juicio o culpa. Practicar esto lo mejor que podamos resultará en que nos iremos identificando cada vez menos con nuestro falso yo y, por lo tanto, cada vez menos temerosos del camino que nos lleva más allá de este falso yo para aceptar el amor de Jesús como nuestra única realidad. Juzgarnos a nosotros mismos, a los demás o al mundo es una defensa que mantiene a nuestro yo y al mundo muy reales, y al amor de Jesús a una “distancia segura” de nosotros.

En última instancia, somos responsables únicamente del maestro con el que elegimos mirar el mundo. Si miramos el mundo a través de los ojos del ego, terminaremos sintiéndonos culpables. Si elegimos el amor de Jesús como nuestros “ojos”, no nos molestaremos por nada. Cuando estemos enojados, solo debemos recordarnos gentilmente que hemos elegido al maestro equivocado, y eso no es pecado. Eso es todo lo que tenemos que “hacer” para que seamos de mentalidad-recta.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el destino de la mente después de la muerte corporal. ~ (Q&A – FACIM – #68)

P #68: “¿Qué le sucede a la mente después de la desaparición del cuerpo? ¿La mente se va a casa y vuelve a unirse, aunque nunca se fue? ¿Qué pasa con el ego? ¿Dónde puedo encontrar esta respuesta en el Texto?”

R: “La respuesta a sus preguntas radica en comprender la enseñanza del Curso sobre la vida y la muerte, en contraste con la versión del ego. Es muy importante recordar que el Curso se refiere a la muerte como la elección en la mente de creer en la definición del ego de quiénes somos: pecadores, temerosos, culpables, individuos separados aprisionados en cuerpos. Esta creencia es la forma en que el ego da un golpe mortal a nuestra conciencia de quiénes somos realmente como el Hijo inocente de Dios, y esto es lo que el Curso llama “muerte”. Cuando el Curso habla de “vida”, siempre se refiere a nuestra vida en el Cielo con Dios. “Fuera del Cielo no hay vida.” (T.23.II.19: 1).

Con esto en mente, hay varios pasajes en el Curso que tratan sobre la muerte, la mente, el cuerpo y el ego que son útiles para comprender los puntos que menciona. 1) El Curso nos dice que la mente no está en el cuerpo: “(La mente) no puede hacer un cuerpo, ni tampoco habitar en un cuerpo.” (W.pI.167.6: 3); “Una mente y un cuerpo no pueden ambos coexistir. No trates de reconciliarlos, pues cada uno de ellos niega que el otro sea real. Si eres lo físico, tu mente desaparece del concepto que tienes de ti mismo, pues no tiene un lugar en el que realmente pueda ser parte de ti. Si eres espíritu, el cuerpo es entonces el que no tiene ningún sentido en tu realidad.” (WpI96.3: 4,5,6,7).

Por lo tanto, no puede haber ningún cambio en la condición de la mente debido a la desaparición del cuerpo, nada le sucede y no va a ninguna parte. Esto nos resulta difícil de entender porque la mayoría de nosotros nos identificamos con nuestros cuerpos, pero es esencial para entender la enseñanza del Curso. Tiene razón al decir que, en verdad, la mente nunca dejó su hogar en el Cielo, donde reside en la Unicidad. Nuestra experiencia ilusoria en este sueño es el resultado de un pensamiento en la mente dormida del Hijo, que cree que la separación realmente ocurrió. La mente no vuelve a casa cuando el cuerpo muere. La mente vuelve a casa cuando toma la decisión final de aceptar la Expiación y ya no se identifica con el sistema de pensamiento del ego. Así se despierta a la verdad de que nunca abandonó el Cielo, nunca se separó de su Fuente.

El ego tampoco está en el cuerpo; es el pensamiento de separación en la mente que no cambia con la muerte del cuerpo: “El ego es la parte de la mente que cree en la división.” (T.5.V.3: 1). El ego no está en el cuerpo pero «se identifica» con el cuerpo. Nosotros también nos identificamos con el cuerpo cuando elegimos el sistema de pensamiento del ego, por eso aceptamos la experiencia de la muerte del cuerpo y creemos en su significado. Con el ego lo vemos como “… el sueño central de donde emanan todas las ilusiones … La creencia fija e inalterable del mundo es que todas las cosas nacen para morir. Se considera que así es como “opera la naturaleza”, y ello no se debe poner en tela de juicio, sino que debe aceptarse como la ley “natural” de la vida.” (M.27.1: 1,4,5).

Aunque el ego no muere con la desaparición del cuerpo, porque es un pensamiento en la mente, está obsesionado con la muerte; temiéndola, buscándola, usándola para probar su realidad y la realidad del cuerpo. Puede ser útil revisar “La atracción de la muerte” (T.19.IV.C). Nuestra experiencia en el aprendizaje de una nueva identidad al cuestionar nuestras creencias de quienes «pensamos» que somos, liberándonos para aceptar el mensaje del Espíritu Santo de quienes «realmente» somos, nos permitirá ver la muerte del cuerpo de manera diferente y abrir nuestras mentes a una nueva percepción y experiencia de la vida de la que habla el Curso: “Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido, sabrás que eres eterno. Tal vez pienses que esto se logra con la muerte, pero con la muerte no se logra nada porque la muerte no es nada. Todo se logra con la vida, y la vida forma parte del ámbito de la mente y se encuentra en la mente. El cuerpo ni vive ni muere porque no puede contenerte a ti que eres vida.” (T.6.VA1: 1, 2, 3 , 4). “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre cómo encontrar el perdón. ~ (Q&A – FACIM – #69)

Las siguientes dos preguntas, aunque de forma diferente, comparten un tema subyacente común y, por lo tanto, se responderán juntas:

P #69-a: “He estado trabajando para perdonar a una persona en particular durante bastante tiempo y finalmente estoy llegando muy cerca del perdón total, lo que me debería traer paz. Pero ahora me doy cuenta de que extraño verlo y hablar con él, lo cual es muy poco pacífico. Esta persona no ha fallecido, por lo que existe la posibilidad de interacción física, aunque es muy poco probable porque ambos nos volvimos a casar. Quiero poder actuar de manera diferente con él y mostrarle mi amor incondicional en lugar de mi miedo, que arruinó nuestra relación en primer lugar. ¿Que está pasando aqui? ¿Mi ego todavía está a cargo aunque lo haya perdonado y finalmente estoy contenta y no resentida por nuestra relación? ¿Perder a alguien es otra confirmación de creer en la separación? No puedo creer que no tenga toda la paz que esperaba. El que lo haya echado de menos me ha metido en esta experiencia que, de otro modo, sería amorosa, y que supongo que no quiero experimentar sola. Me he unido a este hermano en mi mente y me gustaría representarlo en la forma. ¿Está esto mal, y si es así, cómo puedo finalmente tener algo de paz al respecto?”

P #69-b: “El perdón es un proceso tan importante en el Curso, y puede aplicarse a casi todo en nuestra vida diaria. Pero, ¿qué sucede cuando alguien es asesinado y todo se detiene abruptamente para esa persona? ¿Cómo puede esa mente procesar lo que sucedió cuando ya no existe como la persona que acaba de ser asesinada? Espero que esta no sea una pregunta estúpida y tenga alguna relevancia para el Curso.”

R: “El perdón, fundamental para las enseñanzas del Curso, es un concepto muy difícil de comprender mientras sigamos identificándonos con nuestro ego y con el yo individual que creemos que somos. Jesús nos advierte que “el mundo no puede percibir su significado ni proveer un guía que muestre su beneficencia. No hay un solo pensamiento en todo el mundo que conduzca a un entendimiento de las leyes que rigen el perdón o del Pensamiento que refleja. El perdón es algo tan ajeno al mundo como lo es tu propia realidad.” (W.pI.134: 13,1,2,3). Y por eso se necesita una gran humildad para abordar el estudio del Curso, reconociendo que realmente no entendemos. Pero en ese reconocimiento radica la posibilidad de un aprendizaje real. El perdón, tal como lo define el Curso, realmente no tiene nada que ver con la otra persona contra la que creemos que abrigamos un resentimiento. Pero tampoco tiene nada que ver con la persona que creemos que somos que parece estar abrigando el resentimiento.

Esto no es para negar que experimentaremos los efectos aparentes del verdadero perdón en nuestras relaciones externas, pero eso no es realmente lo que está sucediendo. Para entender lo que el Curso quiere decir con perdón, necesitamos primero entender el propósito del ego para el mundo y nuestras relaciones. Y ese propósito es siempre ver la culpa que realmente está en nuestra propia mente — la culpa original sobre el pensamiento de la separación de Dios — fuera de nosotros mismos en otra persona. Los específicos de mi resentimientos contra ti no son realmente importantes. Lo importante es que puedo culparte por mi propia infelicidad. Entonces, el perdón es el proceso que me permite reconocer primero que, sí, soy infeliz, no estoy en paz, y que tú, contra quien he estado abrigando un resentimiento, me has ayudado a ver eso. Pero no eres realmente la fuente de mi pérdida de paz y felicidad. Yo lo soy. Y así, cuando retire mi proyección de culpa y culpa de ti, puedo dar el siguiente paso con el Espíritu Santo y reconocer que mi propia culpa no es real. Y la paz brota de ese reconocimiento. Así que el perdón me permite liberarme de los juicios erróneos que primero abrigué contra mí mismo y de los que luego te acusé, porque no quería aceptar la responsabilidad por ellos. Y el perdón que experimento tiene lugar en mi mente y no tiene nada que ver con el yo que creo que soy o con el yo que creo que eres.

Con esta breve explicación en mente, pasemos a las preguntas que se han planteado. Lo que experimentamos como perdón en nuestras relaciones con otros puede reflejar el verdadero proceso subyacente que está ocurriendo en nuestra mente. Mientras todavía estemos identificados con nuestros egos, interpretaremos la experiencia de liberación en nuestra mente en el contexto de la forma específica de nuestra relación con otra persona. Esto es inevitable mientras nos aferremos a nuestra identidad falsa como cuerpo. Es un error, pero ciertamente no es un pecado.

Entonces, si mi experiencia es que te estoy liberando de los juicios que he sostenido contra ti, y estoy experimentando paz, solo puede ser un reflejo del hecho de que me estoy liberando de la culpa y los juicios contra mí mismo en mi mi propia mente. Esto tendría que inducir miedo a mi ego, que sobrevive y se nutre de la culpa. Y así se necesita ahora una defensa contra el amor y la paz. Para el ego, cambiar la forma de la relación de odio especial a amor especial es una solución ideal. La forma cambia, pero el contenido subyacente sigue siendo el odio y la culpa, aunque ahora están disfrazados y ocultos. Y así, en lugar de verte como la causa directa de mi infelicidad, ahora te veo como algo necesario para mi felicidad — que necesito estar contigo para compartir la experiencia de paz y alegría. Pero, en efecto, es lo mismo, porque si no estás disponible para mí como me gustaría que lo estuvieras, una vez más estás contribuyendo a mi infelicidad. De cualquier manera, no estoy en paz y mi ego ha ganado. La respuesta en este punto no sería tratar de cambiar nada de esto, sino simplemente reconocer lo que está sucediendo. Y luego preguntarme a mí mismo, con Jesús o el Espíritu Santo como mi maestro, ¿es esto realmente lo que querría en lugar de la paz que estaba experimentando cuando pude liberarnos a ambos de las cadenas de culpa y condenación? Si he descubierto el propósito de mi ego, es solo cuestión de tiempo antes de que esté dispuesto a tomar una decisión diferente.

¿Pero qué hay de la situación en la que la vida de una víctima parece haber terminado por el ataque de otra persona? Para repetir lo que dijimos antes, el perdón, así como el abrigar resentimientos, realmente no tiene nada que ver con el yo que creo que soy o el yo que creo que eres. Los resentimientos se abrigan en la mente y el cuerpo no es en absoluto necesario para que la mente perdone. La mente tiene la misma elección disponible, tanto si el cuerpo parece seguir vivo como si no. La proyección de la culpa sobre el cuerpo de otra persona puede continuar o la culpa puede ser retirada de vuelta a la mente que es su fuente, donde la elección de liberar la culpa sigue siendo la misma.

Cualquier diferencia aparente en el proceso surge solo si la elección es continuar proyectando la culpa, pero esta diferencia está en el nivel de la forma, no del contenido. Entonces, la mente simplemente encuentra otra vida con un cuerpo diferente con el que identificarse — una elección que no es realmente tan diferente de lo que hacemos dentro de una vida cuando decidimos dejar una relación y pasar a otra. El ciclo de víctima-victimario se repite, hasta que la mente está lista para hacer una elección diferente y aceptar la responsabilidad completa por su dolor y la pérdida de la paz. El asesinato siempre es primero un pensamiento en la mente, una autoacusación por lo que creemos haberle hecho a Dios. Lo proyectamos fuera de nosotros mismos en otra persona para evitar las consecuencias que nos hemos dicho que debe seguir de esa elección. Pero el asesinato y la culpa subsiguiente, así como el mundo que hacemos como el depositario de la culpa de la que queremos escapar, son todos igualmente ilusorios. A partir de esta premisa, se deriva el perdón.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la belleza en el arte y la naturaleza. ~ (Q&A – FACIM – #70)

P #70: “Lo que vemos y experimentamos son las formas de la mente mortal. ¿Es correcto pensar en las formas de belleza en la naturaleza, el arte y todas las cosas adorables, como el contenido subyacente de la Mente divina?”

R: “Un Curso de Milagros en realidad enseña algo diferente. No hay nada en el mundo de la forma que provenga de la Mente divina, incluido el contenido subyacente. Este es el no dualismo estricto que es el núcleo de la metafísica del Curso. Es intransigente en este nivel. La extensión del Amor de Dios — conocida en el Curso como creaciones — no tiene equivalente en el mundo. Por lo tanto, en la medida en que nos identifiquemos con el mundo de la forma, no seremos capaces de entender lo que son estas creaciones.”

El mundo de la forma y todo lo que vemos y experimentamos — ya sea hermoso o grotesco, adorable o repulsivo — proviene de la mente dividida, la mente posterior a la separación que parece haberse separado de su unicidad como un Pensamiento en la Mente de Dios. Esto, por supuesto, es todo ilusorio, y es por eso que la primera lección en el libro de ejercicios es “Nada de lo que veo … significa nada” y es seguido por “Le he dado a todo… todo el significado que tiene para mí”.

El enfoque de las enseñanzas y los ejercicios en el Curso es la mente y no el mundo externo. El entrenamiento está dirigido a hacernos reconocer que nuestras percepciones son causadas directamente por la elección que hacemos en nuestras mentes de identificarnos con el ego (nuestra mente errada) o el Espíritu Santo (nuestra mente correcta). Por lo tanto, se nos enseña que el mundo “es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna.” (T.21.in.1: 5). Esto significa que si hemos elegido el sistema de pensamiento del perdón del Espíritu Santo para dirigir nuestro pensamiento, este será el «contenido» de todas nuestras percepciones. Entonces, cualquier cosa en absoluto podría ser una fuente de inspiración para nosotros y recordarnos la verdad y la belleza de Dios. Pero esto no sería debido a alguna cualidad inherente en la propia forma. Una obra de arte o una bella escena en la naturaleza podría inspirarnos y sacarnos de nuestro mundo finito sólo porque ya se ha hecho una elección en nuestras mentes para dejar ir nuestra inversión en ver la separación y la limitación como una realidad. El «contenido» de la Mente divina es puro Amor, pura unicidad, pura ausencia de forma. Dentro de la ilusión, dentro del sueño, podemos experimentar el «reflejo» de esto en nuestras mentes, pero de nuevo sólo porque primero hemos negado la negación de la verdad, que elimina los obstáculos a la conciencia del amor que siempre está presente en nuestras mentes.

La clave es considerar todo lo que percibimos como un símbolo del Espíritu Santo o del ego, recordando “que ni el signo ni el símbolo se deben confundir con su fuente, pues deben representar algo distinto de ellos mismos.” (T.19.C. 11: 2).”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre sentirse victimizado en las relaciones. ~ (Q&A – FACIM – #71)

P #71: “Tengo un “patrón” de lo que parece que me pasa en las relaciones. Sigo viendo que las situaciones terminan conmigo estando solo y sintiendo que me han quitado algo y que la otra persona tiene algo que quiero y necesito. Ellos lo consiguen y yo no.

He estado tratando de pedir ayuda en todas las formas que puedo imaginar. Termino viendo a mi Maestro como torturándome y le tengo miedo. Últimamente, he estado pidiendo todas las cosas que quiero para mí mismo para estas otras personas. Parece traer cierto alivio, pero el pensamiento subyacente de mi Maestro torturándome todavía está allí. ¿Cómo confío en alguien que me está torturando?”

R: “Parece que la situación que describe en sus relaciones es una de ser victimizado por su pareja, una situación que ha proyectado en su Maestro. Dado que usa mayúsculas para “Maestro” y “Él”, debe estar refiriéndose a Jesús o al Espíritu Santo. Puede ser útil hacer esta suposición al responder a su pregunta. El Curso nos dice que mientras nuestras mentes no estén sanadas, todas nuestras relaciones están marcadas con el tema de víctima/victimario. Esto toma la forma de sentirse necesitado, injustamente tratado y privado. Culpamos a los demás por causar nuestra sensación de escasez. El Curso nos invita a ver la causa real de esto para que pueda ser “deshecha”. La verdadera causa de sentirse privado es que hemos negado nuestra verdadera identidad y asumido una identidad como individuos separados, estando por nuestra cuenta separados de Dios. La culpa que sentimos por haber tomado esta decisión de identificarnos con el ego es demasiado difícil de soportar, por lo que la proyectamos en otros, «incluido Jesús».

Los culpamos por tratarnos injustamente. Entonces estamos atrapados en un círculo vicioso porque la culpa no se deshace al proyectarla. Permanece en la mente y nos impulsa a encontrar continuamente situaciones y personas para proyectarla. Es por eso que nota un patrón en sus relaciones. Hacemos lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes. El Curso nos pide que aceptemos la responsabilidad por la elección que hemos hecho. Este es el proceso de deshacimiento que es la solución real a nuestro problema. Aunque todavía podemos percibir que nuestras parejas o Jesús causan nuestros sentimientos de victimización, hay una parte de nuestra mente que ahora sabe que el sentimiento proviene de dentro y no de fuera de nosotros mismos. Esto disipa algunos de los sentimientos y es el paso inicial del proceso de perdón. Esto es lo que quiere decir el Curso cuando dice “Procura estar dispuesto a perdonar al Hijo de Dios por lo que él no hizo.” (T.17.III.1: 5). Dado que proyectamos los mismos sentimientos en Jesús, obviamente también está incluido en el proceso de perdón.

Hay otra razón por la cual es normal que los estudiantes del Curso se sientan victimizados por Jesús. El ego reconoce que al seguir Su enseñanza en el Curso los fundamentos de su sistema de pensamiento están siendo sacados de debajo de él y eventualmente nuestra identificación con él será abandonada. De hecho, esto puede ser experimentado en una forma leve como si algo le fuera quitado, o en el extremo como “ser torturado”. El Manual describe este proceso: “En primer lugar, tienen que pasar por lo que podría calificarse como un “período de deshacimiento”. Ello no tiene por qué ser doloroso, aunque normalmente lo es. Durante ese período parece como si nos estuviesen quitando las cosas, y raramente se comprende en un principio que estamos simplemente reconociendo su falta de valor.” (M.4.I.A.3: 1,2,3). El propio título de esta sección, “El Desarrollo de la Confianza”, indica que estamos partiendo de un lugar de no confiar para ser guiados por un proceso de desarrollo de la confianza.

Nuestro proceso de aprendizaje con Jesús como nuestro maestro puede verse como similar a la relación de curación con un médico o dentista. Cuando vemos a un médico o dentista, sabemos que su ayuda puede parecer que nos perjudica, pero tratarán nuestra enfermedad y, finalmente, nos sentiremos mejor. En este sentido Jesús es nuestro “doctor”; él es un maestro que nos está enseñando un nuevo sistema de pensamiento para curar nuestras mentes enfermas. Parece doler porque estamos muy confundidos y perdidos en nuestras percepciones erróneas acerca de todo y estamos apegados a los pensamientos del ego que realmente han enfermado nuestras mentes y que necesitan sanación. Puede ser útil tratar de relacionarse con Jesús como lo haría con un médico amable y amoroso que lo está ayudando de la manera más gentil posible. Así como el dentista o el doctor no se tomarían los gemidos o las quejas personalmente, tampoco lo hace Jesús. De hecho, espera que tengamos quejas contra él y sabe que solo estamos aprendiendo a confiar en él: “Perdóname hoy. Y sabrás que me has perdonado si contemplas a tu hermano en la luz de la santidad. Él no puede ser menos santo que yo, y tú no puedes ser más santo que él.” (W.pII.288.2: 1,2,3). Nuestro perdón incluye a Jesús y a todos nuestros hermanos. Es la respuesta a nuestro problema de separación y nuestros sentimientos de privación. En el proceso es importante no negar los sentimientos negativos hacia Jesús, pero sin pensar que tienen algún efecto en su amor o en su capacidad de ayudar a pesar de nuestro miedo o falta de confianza. El hecho de que usted pida ayuda debe significar que de alguna manera «confía» en él y «sabe» que él puede ayudarle.

A medida que aprendemos a ver cómo funcionan las dinámicas del ego en nuestras relaciones y entendemos su propósito, aprendemos a estar dispuestos a asumir la responsabilidad por lo que sentimos y ya no creemos en la interpretación o proyección del ego. Entonces se vuelve más fácil aceptar que Jesús no es la causa de nuestro dilema; más bien, nos está ofreciendo una salida del infierno a través de la enseñanza del Curso. Él no nos obliga ni nos apresura, sino que nos alienta suavemente a lo largo del camino desde el sueño de tinieblas del ego a la luz de su amor: “¿Qué podría despertar más dulcemente a un niño que una tierna voz que no lo asusta sino que simplemente le recuerda que la noche ya pasó y que la luz ha llegado? No se le dice que las pesadillas que lo estaban aterrorizando tanto no eran reales, pues los niños creen en la magia. Simplemente se le asegura que ahora está a salvo. Más tarde se le enseña a distinguir la diferencia entre estar dormido y estar despierto, para que entienda que no tiene que tener miedo de los sueños. Y así, cuando vuelva a tener pesadillas, él mismo invocará la luz para desvanecerlas.” (T.6.V. 2).”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el “plan” de Dios. ~ (Q&A – FACIM – #72)

P #72: “El Curso hace referencia al “plan de Dios” en varios lugares: “Aceptaremos la manera en que el plan de Dios ha de terminar, tal como aceptamos la manera en que comenzó.” (W.pII.in.10: 6). Además, en el libro de ejercicios en la introducción a la Sección 10, también dice: “El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan para bendecir a Su Hijo y exhortarlo a regresar a la paz eterna que comparte con él. No tengas miedo del amor, pues sólo él puede sanar todo pesar, enjugar todas las lágrimas y despertar tiernamente de su sueño de dolor al Hijo que Dios reconoce como Suyo.” (W.pII.10.4: 1.2.3). Esto parece estar en conflicto con la afirmación de que Dios desconoce el mundo físico. Entonces, ¿por qué Dios necesita un plan? A partir de esto, parecería que Dios está consciente de que Su Hijo está durmiendo. Si no, ¿cómo puede ser que Dios tenga un plan para “exhortarlo a regresar” y “despertar tiernamente de su sueño de dolor” si Dios no es consciente de esta necesidad de Su Hijo, Quien según la Verdad no duerme y por lo tanto no tiene necesidad en verdad de volver al Padre? Si como dice el Curso, el mundo físico es una ilusión y Dios no es consciente de la ilusión, ¿cuál es la necesidad de un plan para despertar al Hijo? ¿No infieren estos pasajes que Dios es consciente de lo que no es real? “

R: “Su pregunta es una muy buena. Una de las cosas difíciles pero esenciales para entender sobre el Curso es cómo usa el lenguaje. Si puede recordar que el Curso ha venido «sólo» como una corrección para el pensamiento de separación — que es muy real en nuestra experiencia — y por lo tanto debe usar los símbolos de separación para lograr la corrección (T.25.I.7 : 4), todo empezará a ser más claro. El mito del ego de la separación, en el que creemos a un nivel profundamente inconsciente, cuenta una historia salvaje de ataque y contraataque entre el Hijo y el Padre, con el Padre al final buscando destruir al Hijo por su intento malicioso de usurpar la posición de superioridad del Padre en el Reino (p. ej., M.17.7). Que esta historia es ampliamente aceptada es evidente en la creencia fundamental del cristianismo de que el plan de Dios para nuestra salvación requiere que Su único Hijo sufra y muera una muerte ignominiosa para expiar por nuestra grave ofensa contra Él, un pecado tan atroz que nosotros mismos somos completamente incapaces de expiar por ello. Y la premisa básica del cristianismo es sólo una expresión específica del mito subyacente del ego, basado en la realidad de la separación y el pecado. Se pueden ver paralelos en las otras religiones formales del mundo que enfatizan la necesidad y el valor del sufrimiento y el sacrificio al acercarse a Dios.

El Curso viene como una corrección para la historia falsa del ego, pero difícilmente sería útil si la corrección no fuera más que una afirmación de que nada de esto es real, ya que estamos convencidos de lo contrario y todavía estamos aferrados desesperadamente a este yo pecaminoso que creemos que la separación ha hecho realidad. Y así, el Curso cuenta una historia diferente, la historia de un Padre amoroso cuyo plan para nuestra salvación — nuestro feliz regreso a Él — no tiene un solo elemento de violencia o de venganza en él, ni exige ningún sacrificio o dolor de parte de Sus hijos. Esta historia correctiva del plan de Dios para nuestra salvación usa los mismos símbolos dualistas de separación que la historia del ego, pero como una representación metafórica en lugar de un relato literal. Y así, los símbolos están infundidos con un contenido completamente diferente que refleja el Amor unificado del Cielo en lugar del odio fragmentario del ego. El propósito de la corrección del Curso es comenzar a deshacer parte de la culpa y el temor que hemos hecho realidad en nuestras mentes para que podamos comenzar a acercarnos a la parte de nuestra mente donde reside el Espíritu Santo — la Corrección — (incluso esto es metafórico) como un reflejo de la unidad y la totalidad de nuestra verdadera realidad como Cristo. “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre cómo decidir contra el dolor. ~ (Q&A – FACIM – #73)

P #73: “¿Por qué debería decidir contra el dolor?”

R: “Porque duele, y porque no decidir contra el dolor nos mantiene en el infierno. Sin embargo, realmente no hay obligación de decidir contra el dolor. Mientras el dolor sea tolerable, negado o aliviado temporalmente, es concebible que no se tome ninguna decisión en su contra. El dolor físico, emocional y psicológico experimentado en el cuerpo es un reflejo del dolor en la mente, que es el resultado de negar nuestra identidad como el único Hijo de Dios al elegir separarse de Él. El dolor, por lo tanto, es la condición del Hijo separado: “El dolor es la forma en que se manifiesta el pensamiento del mal causando estragos en tu mente santa. El dolor es el rescate que gustosamente has pagado para no ser libre. En el dolor se le niega a Dios el Hijo que Él ama. En el dolor el miedo parece triunfar sobre el amor, y el tiempo reemplazar a la eternidad y al Cielo. Y el mundo se convierte en un lugar amargo y cruel, donde reina el pesar y donde los pequeños gozos sucumben ante la embestida del dolor salvaje que aguarda para trocar toda alegría en sufrimiento.” (WpI190.8). ¿Por qué entonces lo querríamos?

Dado que hemos encontrado numerosas formas de adaptarnos a la experiencia muy dolorosa de negar nuestro verdadero Ser e identificarnos con el ego, nuestro dolor a menudo pasa desapercibido. Este ajuste al dolor se ve agravado por nuestro dolor y alegría confusos, como nos dice el Curso: “No puedes reconocer lo que es doloroso, de la misma manera en que tampoco sabes lo que es dichoso, y, de hecho, eres muy propenso a confundir ambas cosas. La función primordial del Espíritu Santo es enseñarte a distinguir entre una y otra. Lo que a ti te hace dichoso le causa dolor al ego, y mientras tengas dudas con respecto a lo que eres, seguirás confundiendo la dicha con el dolor.” (T.7.X .3: 4,5,6). Es cuando se reconoce la verdadera profundidad y dolor abrasador del sistema de pensamiento del ego, y se vuelve intolerable, que se toman medidas para decidir en contra de él. Este es el objetivo del Curso. Hasta entonces, se gasta una tremenda energía, tiempo y dinero en hacer adaptaciones para vivir con el dolor de estar en este mundo.

La decisión contra el dolor es inevitable, porque la decisión en favor de Dios es inevitable. Podríamos parafrasear una línea muy familiar en la Introducción al texto: “Es una decisión obligatoria. Sólo el momento en que decides hacerla es voluntario.” (T.in.1: 2,3; cursiva agregada). Desde el momento del nacimiento buscamos aliviar o evitar el dolor. Este es un impulso natural para los cuerpos físicos. A menos que exista alguna patología específica, naturalmente buscamos el alivio de todas las molestias físicas, psicológicas y emocionales imaginables, ya sea de manera consciente o inconsciente. El Espíritu Santo hace uso de esta aversión natural al dolor para guiarnos gentilmente a tomar otra decisión, que terminará con nuestro dolor y nos sacará del infierno. Cuando hayamos tenido suficiente del dolor en nuestra psique causado por nuestras decisiones destructivas del ego, estaremos dispuestos a aceptar Su ayuda y encontrar el alivio que ofrece el perdón: “¿Te vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti? Eliminará de tu mente toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. Arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor. Reinstaurará en tu conciencia la invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo.” (W.p.62.3: 2,3, 4,5). Estar sin debilidad, tensión, fatiga, miedo y culpa parece ser una razón suficientemente convincente para decidir contra el dolor, sin mencionar la paz que lo reemplazará, siempre que estemos listos para aceptarlo.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre nuestras preocupaciones. ~ (Q&A – FACIM – #74)

P #74: “Leí en el libro “Ausencia de Felicidad” acerca de cómo Helen usaba las compras como una defensa contra Jesús. Esto la absorbía casi por completo, y tuvo éxito en mantener a Jesús fuera de su atención. Mi trabajo y mis compromisos están haciendo lo mismo para mí. Aunque nunca pensé que los estaba usando como defensa… sólo para ser normal. ¿Se puede evitar esto?”

R: “Un enfoque importante de la enseñanza y entrenamiento del Curso es hacer que pensemos en términos de propósito. “¿Qué es lo que quiero que resulte de esta situación? ¿Qué propósito tiene?” (T.17.VI.2: 1.2); “La prueba a la que puedes someter todas las cosas en esta tierra es simplemente esta: ¿”Para qué es”? La contestación a esta pregunta es lo que le confiere el significado que ello tiene para ti. De por sí, no tiene ninguno; sin embargo, tú le puedes otorgar realidad, según el propósito al que sirvas.” (T.24.VII.6: 1.2.3). Hay solo dos propósitos que están abiertos a elección en nuestras mentes. O hemos elegido reforzar nuestra creencia en la separación o deshacer esta creencia, y nunca hay un instante en el que «no» estemos haciendo esta elección. Otra forma de afirmar esto es que siempre estamos eligiendo alejar el amor de Jesús o unirnos a él. Esto significa que nunca es la actividad en la que estamos involucrados el problema o la razón por la que no estamos en paz, es la decisión que estamos tomando de usar la actividad para mantenernos separados o en conflicto, etc.

El Curso enseña que fabricamos el mundo para que fuera una distracción y una cortina de humo, para que olvidemos por completo que tenemos una mente que en cada instante está eligiendo identificarse con el ego o con el sistema de pensamiento del Espíritu Santo. Nos preocupamos por nuestro trabajo, nuestras familias, etc., sin darnos cuenta del propósito subyacente que hemos elegido en nuestras mentes. Justificamos nuestra inmersión en nuestras vidas en el mundo diciendo: “Todo el mundo hace eso” o “Es normal”. Pero todo es muy intencional, como se refleja en esta declaración: “El propósito fundamental de cada relación especial que has entablado es mantener a tu mente tan ocupada que no puedas oír la llamada de la verdad.” (T.17. IV.3: 3). Nosotros, por supuesto, no somos conscientes de que esto está sucediendo, y por eso el Curso es tan útil.

En vista de esto, su pregunta sobre cómo evitar usar el trabajo, o cualquier otra cosa, como una defensa contra el amor de Jesús en cierto sentido es la pregunta o enfoque equivocado. Como lo indica la cita anterior, ese es el propósito mismo de nuestro estar en el mundo con todas nuestras obligaciones y compromisos – estar preocupados con lo que está fuera de nuestras mentes para que olvidemos completamente que tenemos una mente que está eligiendo a cada instante. En ese sentido, entonces, no podemos evitar usar el mundo como una defensa, ¡debido a eso es por lo que estamos aquí! Entonces, lo que más le ayudaría es simplemente ser honesto acerca de esto como su intención subyacente de estar ocupado. El propósito no es lo que cree, al igual que Jesús nos informa en la Lección 5 de que nunca estamos disgustados por la razón que creemos. Helen sabía esto claramente. Ella sabía que sus compras eran una forma de mantener alejado a Jesús. Si puede ser claro al respecto, el problema no se agravará por culpa de la deshonestidad. Tener miedo de acercarse al amor no es pecado, por lo tanto, la vergüenza y la culpa no están justificadas. El miedo no es un pecado, y no tiene efecto en el amor de Jesús por usted. Cuando Helen supo que estaba lista para aceptar el amor de Jesús, su experiencia fue que él le dijo que ya no tenía que ir de compras y no hubo ninguna sensación de sacrificio. Siempre fue clara sobre el propósito de lo que estaba haciendo. Eso es a lo que todos debemos aspirar. ¡Nunca estamos ocupados por la razón que creemos!

La corrección se produce cuando reconocemos por primera vez el propósito que hemos elegido en nuestras mentes erradas, y luego le pedimos a Jesús o al Espíritu Santo que nos ayuden a cambiar nuestro propósito para que podamos usar todo como un medio para deshacer la separación y ver nuestros intereses como compartidos con todos los demás en lugar de estar en conflicto con ellos. El desafío es aprender cómo hacer ambas cosas: cómo ser conscientes de lo que está pasando en nuestras mentes y al mismo tiempo cumplir con nuestras obligaciones y responsabilidades en el mundo de la mejor manera posible. Es posible hacer esto, pero requiere mucha práctica. Para eso están diseñados los ejercicios en el libro de ejercicios. Aprendemos cómo funcionar en el mundo de manera efectiva, mientras aprendemos que no somos del mundo.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre “los Grandes Rayos”. ~ (Q&A – FACIM – #75)

P #75: “Un Curso de Milagros habla de los “Grandes Rayos”. ¿Podría explicar qué son los Grandes Rayos?”

R: “Los “Grandes Rayos” es un término usado para referirse a la luz que irradia desde Dios, extendiéndose a Cristo, Su único Hijo. Simbólicamente, una chispa de esta luz está presente en la mente recta del hijo separado. Ni los “Grandes Rayos” ni la chispa son formas físicas de luz, sino símbolos que no tienen nada que ver con la actual manera de ver de los ojos del cuerpo. El término se usa para simbolizar una realidad que es espíritu, no física, en contraste con la identificación del ego con el cuerpo. Cuando comencemos a identificarnos cada vez menos con el ego, seremos más conscientes de la verdad de quiénes somos como el único Hijo de Dios, no limitado al cuerpo. Esta conciencia es una forma de ver, y está simbolizada por una chispa de luz y los “Grandes Rayos”. A medida que aprendemos a “ver” con el Espíritu Santo, crecemos de tener una diminuta sospecha, una chispa de conciencia de que hay una realidad más allá de lo que ven los ojos del cuerpo, a una comprensión más clara de la realidad del espíritu. “Vemos” que hay una luz en nuestras mentes que refleja la verdad y representa el recuerdo de Dios, la Unicidad que todos compartimos. En última instancia, aprenderemos a descartar cualquier pensamiento del ego que oscurezca nuestra conciencia. Cuando lo hagamos, solo quedará la luz: “Y partiendo de esa luz, los Grandes Rayos se extenderán hacia atrás hasta la obscuridad y hacia adelante hasta Dios, para desvanecer con su resplandor el pasado y así dar lugar a Su eterna Presencia, en la que todo resplandece en la luz.” (T.18.III.8: 7).

Con términos como este, es importante recordar lo que dice el Curso sobre las palabras: “Las palabras pueden ser útiles, especialmente para el principiante, ya que lo ayudan a concentrarse y a facilitar la exclusión, o al menos el control, de los pensamientos foráneos. No olvidemos, no obstante, que las palabras no son más que símbolos de símbolos. Por lo tanto, están doblemente alejadas de la realidad.” (M.21.1: 8,9,10). Así como debemos ir más allá del símbolo para aprender el mensaje que el Curso nos está dando a través de él, aprendemos a ir más allá del cuerpo hacia la luz que está en todos los que vemos. “Tal como el ego quiere que la percepción que tienes de tus hermanos se limite a sus cuerpos, de igual modo el Espíritu Santo quiere liberar tu visión para que puedas ver los Grandes Rayos que refulgen desde ellos, los cuales son tan ilimitados que llegan hasta Dios. Este cambio de la percepción a la visión es lo que se logra en el instante santo.” (T.15.IX.1: 1,2). Esto no significa necesariamente que veamos rayos reales que emanan de nadie. Es un cambio en nuestra percepción que tendrá lugar en nuestra mente, cuando permitimos que el juicio sea reemplazado por el perdón en el instante santo.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el papel del cuerpo. ~ (Q&A – FACIM – #76)

P # 76: “Varios filósofos y psicólogos han notado que la civilización occidental, en el desarrollo de la ciencia y el crecimiento del yo en un ego individual y autónomo – el ego adulto sano y maduro – se ha caracterizado por una división aguda entre el cuerpo y la mente (es decir, la mente ego — el cerebro). Esta división también aparece en la división entre el hombre y la naturaleza en nuestra civilización. La represión psicológica y la alienación de la naturaleza han producido una falta de vitalidad, entusiasmo y ganas de vivir en nuestra cultura. Ahora, el Curso no parece lidiar con este problema e incluso parece aumentar la alienación diciendo que el cuerpo y el mundo no existen. Parece que para trascender el ego primero necesitaremos recuperar gran parte de lo que se perdió. Creo que el Curso está diciendo que a medida que observamos nuestros egos con el Espíritu Santo y practicamos el perdón, comenzamos a sanar la represión y la alienación. ¿Es esto correcto? Parece que incluso si esto es correcto, existe un peligro real de que las personas que estudian el Curso no se den cuenta de la importancia de tener un cuerpo fuerte, sensible, alerta y saludable para tener la vitalidad de trascender el ego.”

R: “No puede haber duda de que la experiencia del sistema de pensamiento del ego, en cualquier forma en que pueda manifestarse, será de profunda represión y alienación. Estos son elementos centrales de su premisa básica — la conveniencia de separarse de la Totalidad, seguida por la negación de responsabilidad por la decisión y sus consecuencias aparentes (T.6.II.1,2,3). Y así, lo que usted describe como la caracterización de la civilización occidental es solo una de las muchas consecuencias diferentes pero inevitables en la forma del deseo de separación.

Si bien el Curso afirma la irrealidad del cuerpo y del mundo, en su mayor parte nuestra comprensión de esto será solo intelectual y no experiencial hasta el final del viaje. Y este no debe ser el enfoque de un estudiante cuando intentamos poner en práctica los principios del perdón del Curso, o nos arriesgaremos a profundizar aún más en la negación sobre lo que está enterrado en nuestra mente inconsciente. Será mucho más importante que reconozcamos el propósito por el cual hemos fabricado el mundo y nuestros cuerpos — desempeñar los papeles de víctima y victimario — que simplemente negar que existan.

Así que si practicamos el perdón como nos enseña el Curso — liberando los juicios a los que nos hemos aferrado, haciendo que las diferencias que hemos estado percibiendo entre nosotros mismos y todos y todo lo demás en el mundo ya no sean importantes — ya no veremos nuestro propósito como algo separado de todos y todo lo demás. Esto inevitablemente reducirá los sentimientos de alienación y aislamiento entre nosotros y todo lo que hemos visto como fuera de nosotros mismos.

Y dado que el cuerpo es realmente neutral en todo esto (W.pI.294), nuestro enfoque no tiene que estar en el cuerpo sino en nuestros pensamientos sobre el cuerpo y el propósito para el que elegimos usarlo. Esto no quiere decir que mientras creamos que nuestro cuerpo es real y nos identifiquemos tan íntimamente con él que lo descuidemos o abusemos de él. Pero nuestra creencia en su vulnerabilidad y debilidad y su necesidad de protección no es más que un desplazamiento de nuestra creencia subyacente sobre nosotros mismos (nuestra mente), separados del Todo e identificados con el ego. Y es esa creencia la que necesita corrección y curación.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la quietud del Espíritu Santo. ~(Q&A – FACIM – #77)

P #77: “¿Por qué el Espíritu Santo habla tan suavemente? Parece que sería mucho más fácil seguir Su guía si Él pudiera gritar algunas veces.”

R: “¡Se une a un coro de cientos de estudiantes del Curso que suplican fervientemente al Espíritu Santo que suba el volumen! Lamentablemente, o más bien «afortunadamente», el problema está en nuestro extremo, lo que significa que tiene algo que ver con una elección que estamos haciendo, que ahora podemos cambiar. Es la interferencia que «nosotros» generamos la que parece hacer que la Voz del Espíritu Santo sea inaudible, así como las transmisiones de radio a menudo no llegan claramente debido a la estática. No hay nada malo con la señal. El problema está en el extremo de la recepción, no en el extremo de envío, nos dice Jesús en lo que parece ser una gentil reprimenda: “¿Qué respuesta del Espíritu Santo podría llegar hasta ti, cuando a lo que escuchas es a tu deseo de ser especial, que es lo que pregunta y lo que responde? Tan sólo prestas oídos a su mezquina respuesta, la cual, ni siquiera se oye en la melodía que en amorosa alabanza de lo que eres fluye eternamente desde Dios a ti. Y este colosal himno de honor que amorosamente se te ofrece por razón de lo que eres parece silencioso e inaudible ante el “poderío” de tu especialismo. Te esfuerzas por escuchar una voz que no tiene sonido, y, sin embargo, la Llamada de Dios Mismo te parece insonora.” (T.24.II.4: 3,4,5,6). Esto se refuerza en el manual cuando Jesús dice que “son muy pocos los que pueden oír la Voz de Dios” (M.12.3: 3).

Esto es difícil de aceptar, sin embargo, en lugar de desanimarnos, podemos estar agradecidos de que al menos sepamos cuál es el problema y que podamos trabajar de la mano con nuestro amado hermano Jesús para restablecer la comunicación con toda claridad. Si somos verdaderamente honestos con nosotros mismos, asentiremos con la cabeza reconociendo que su explicación de que no escuchamos al Espíritu Santo es en realidad la verdad.

A medida que continuamos trabajando con el material, queda claro que los dos requisitos en los que Jesús insiste son la honestidad y la humildad. Es profundamente humillante encontrar un pasaje tras otro en el Curso en el que nos dice que estamos equivocados con respecto a todo lo que creemos y hemos pensado, y que sólo somos niños espirituales, incluso refiriéndose a nosotros como bebés (por ej., T .4.II.5: 2). También habla sobre los métodos que debe usar para comunicarse con nosotros, porque hemos erigido tantos bloqueos a la verdad en nuestras mentes. Por ejemplo, “¿Cómo puedes enseñarle a alguien el valor de algo que él mismo ha desechado deliberadamente?” (T.4.VI.5: 1). Y luego hay muchos pasajes que hablan específicamente del “daño” que hemos hecho a nuestras propias mentes, como por ejemplo: “lo que has hecho para hacerle daño a tu mente, la ha vuelto tan antinatural que no recuerda lo que le es natural.” (T.16.II.3: 1). Es tan fácil olvidar que somos nosotros los que desterramos al Espíritu Santo de nuestras mentes. Ocultamos esto y luego terminamos pensando que Su ausencia de nuestra conciencia de alguna manera tiene que ver con una deficiencia de Su parte, o incluso con las instrucciones de Jesús. Así que, en última instancia, nos vemos obligados a volver a una posición muy humilde, desde la que todos nuestros esfuerzos deben proceder.

Otro factor importante a tener en cuenta es que la guía del Espíritu Santo puede venir de muchas maneras diferentes. No debemos esperar que sea sólo en la forma de palabras que nos digan específicamente qué hacer. Su Presencia bien podría sentirse como un impulso para ser amable o compasivo en un momento dado. A menudo, Su guía tiene la forma de una idea que de repente se nos ocurre, o algo que sucede en un sueño, o simplemente mientras estamos hablando con un amigo. La corrección del Espíritu Santo de nuestro pensamiento de mentalidad errada puede venir de muchas maneras.

Y, por último, siempre queremos tener cuidado de no haber definido el problema y luego esperar que la respuesta llegue en los términos que nosotros mismos hemos establecido. Esta es una forma muy común de interferencia de nuestra parte que dificulta el acceso al pensamiento de mentalidad recta. “Accede, aunque sólo sea por un instante, a dejar tus altares libres de lo que habías depositado en ellos, y no podrás sino ver [escuchar] lo que realmente se encuentra allí.” (T.21.II.8: 1). Jesús ha garantizado que nuestros esfuerzos tendrán éxito, y de hecho ya lo han hecho. Solo debemos aceptar esto sin reservas y luego la Voz que habla por Dios será la única Voz que escuchemos.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre cómo perdonar a los demás sin encontrarse con ellos. ~ (Q&A – FACIM – #78)

P #78: “Recientemente vi una película basada en la historia real de un prisionero en Alcatraz que fue puesto en régimen de aislamiento por un período de tres años. En este tiempo, él estaba en total oscuridad, no tenía contacto con las personas, con la excepción de ½ hora por año, en Navidad, y vivía en las condiciones más horrendas que se puedan imaginar. En consecuencia, se volvió loco (basado, por supuesto, en lo que se consideraría locura en el mundo de las ilusiones). Estoy teniendo muchos problemas con la forma en que una persona en su situación aplicaría el Curso, sin absolutamente ningún contacto con personas o con el mundo exterior. ¿Cómo podría unirse a su hermano? ¿Cómo podría practicar el perdón, o experimentar milagros? Si fuera Jesús atrapado allí, ¿qué haría? Este tipo de escenario obviamente genera mucho miedo para mí, y he estado reflexionando sobre esto durante días. Supongo que estoy tratando de entender, que incluso en esta situación tan horrible, ¿puede uno todavía encontrar la paz de Dios?”

R: “Ya que el Curso enseña que todo ocurre en la mente, no hay necesidad de contacto con las personas para practicar el perdón: “… fuera de sí mismo no existe ningún mundo…” (T.12.III.6: 7 ). Todas nuestras relaciones (pensamientos) permanecen dentro, por lo que podemos practicar el perdón con los que parecen estar vivos, así como con los que parecen estar muertos: “Al igual que tú, tu hermano cree que él es un sueño…Piensa en él más bien como una mente en la que todavía persisten las ilusiones, pero con la que tienes una relación fraternal. Lo que él sueña no es lo que lo convierte en tu hermano, ni tampoco su cuerpo, el “héroe” del sueño, es tu hermano… Tu mente y la suya están unidas en hermandad.” (T.28.IV.3: 1,2,3 , 4,5,6).

En la sección “Sombras del pasado” (T.17.III), Jesús explica cómo siempre vemos a las personas en términos del pasado, ya sean cosas que creemos que otros nos han hecho a nosotros o a otras personas, o las necesidades que creíamos que teníamos, que no fueron satisfechas. En esencia, explica que en realidad nunca tenemos una relación con nadie en el presente, ya que estas “sombras” están siempre con nosotros, hasta que son perdonadas. Esto simplemente reitera la enseñanza de que no necesitas un cuerpo físico presente para unirte o perdonar.

Respecto a mantener la paz en una condición tan extrema como usted sugiere, si bien parece formidable, en principio es posible. De lo contrario, está diciendo que la paz de Dios se limita a ciertas personas, lugares o situaciones. Sería muy difícil ser un estudiante serio de Un Curso de Milagros, practicando sus lecciones de perdón, manteniendo todo el tiempo en la mente la duda persistente: “¿Qué pasa si Dios me abandona ahora?” (Por supuesto, al ego no le gustaría nada más que esto, ¡pero ese es otro tema!)

A lo largo de la historia ha habido muchas personas que han mantenido su paz en las circunstancias más crueles. Muchas de estas historias han salido de los campos de concentración, como las que involucran a las hermanas Ten Boom, Victor Frankl, etc. Desde el punto de vista del Curso, todas estas personas tuvieron experiencias de mentalidad recta, en las que otros intereses no eran vistos como algo separado de los suyos. Esto ya es bastante difícil de hacer en el día a día aquí y ahora, y mucho menos en circunstancias tan extremas. Pero se ha logrado y se puede lograr.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el conflicto en la familia. ~ (Q&A – FACIM – #79)

P #79: “La relación que tengo con mis 5 hermanos es, en su mayor parte, una de odio especial. Nuestros conflictos han ido escalando en torno al cuidado de mi madre y la dispersión de su propiedad. Me resulta más fácil simplemente desvincularme de la familia y del conflicto. Esto no me da paz pero minimiza la ansiedad. Sé que este es mi salón de clases, pero tengo ganas de evitar a mi familia hasta el punto de no asistir al funeral de mi madre cuando llegue el momento. Mi pregunta es: ¿puedo trabajar en el perdón con mis hermanos mientras elijo evitarlos?”

R: “Es sabio al reconocer que evitar a sus hermanos no le da paz ni elimina su ansiedad, sino que solo la minimiza. El ego es muy ingenioso al ofrecernos formas que parecen reducir la culpa y el conflicto y el miedo, a través de la negación o la evitación, de modo que nunca abordemos el problema, asegurando así que el conflicto permanezca y nunca se resuelva. “Minimizar el miedo, pero no deshacerlo, es el empeño constante del ego, y es una capacidad para la cual demuestra ciertamente gran ingenio.” (T.11.V.9: 2).

Por lo tanto, puede que ya le resulte evidente que no hay forma de que pueda realmente evitar el conflicto, ya sea que esté o no en contacto o en la presencia física de sus hermanos. Esto se debe a que todas las relaciones existen sólo en la mente y, créalo o no, el conflicto real no tiene nada que ver con sus hermanos. Pero tiene todo que ver con lo que ellos simbolizan para usted, porque el conflicto real también está únicamente dentro de su propia mente. Y así, cualquier cambio en sus relaciones tendrá que comenzar primero dentro de su mente.

Aludiendo a este proceso, Jesús observa: “Todo el mundo inventa un ego o un yo para sí mismo, el cual está sujeto a enormes variaciones debido a su inestabilidad. También inventa un ego para cada persona a la que percibe, el cual es igualmente variable. Su interacción es un proceso que los altera a ambos porque no fueron creados por el Inalterable o mediante Él. «Es importante darse cuenta de que esta alteración ocurre con igual facilidad tanto si la interacción tiene lugar en la mente como si entraña proximidad física. Pensar acerca de otro ego es tan eficaz en el proceso de cambiar la percepción relativa como lo es la interacción física.» No puede haber mejor ejemplo que éste de que el ego es solamente una idea y no un hecho.” (T.4.II: 2; cursiva agregada).

Entonces, sí, puede trabajar en sus lecciones de perdón con sus hermanos sin estar en contacto o cerca de ellos físicamente, siempre y cuando no esté determinado a evitar mirar dentro de su propia mente el conflicto que representan para usted, proyectado en el mundo. Sus hermanos le están brindando la oportunidad de ponerse en contacto con la culpa que está enterrada profundamente en su propia mente que no ha querido ver, pero ha preferido ver fuera de usted mismo en otros, en este caso, sus hermanos. Entonces, una vez que reconozca dónde está el verdadero problema, sus hermanos pasan del primer plano al fondo en el proceso de perdón.

¿Cuál es entonces el siguiente paso en el proceso? Jesús nos dice que “hay una manera muy sencilla de encontrar la puerta que conduce al verdadero perdón y de percibir que está abierta de par en par en señal de bienvenida. Cuando te sientas tentado de acusar a alguien de algún pecado, no permitas que tu mente se detenga a pensar en lo que esa persona hizo, pues eso es engañarse uno a sí mismo. Pregúntate, en cambio: “¿Me acusaría a mí mismo de eso?”” (W.pII.134.9).

Para descubrir la auto-acusación, simplemente necesita identificar, en el nivel del contenido, en lugar de la forma específica de lo que sus hermanos pueden estar haciendo, de lo que los está acusando. Probablemente será algún aspecto de poner sus propios intereses por encima de los demás, queriendo controlar o manipular la situación para asegurarse de que se satisfagan sus propias necesidades, sin preocuparse realmente por nadie más. Y, entonces, necesita ser honesto consigo mismo al reconocer que a veces opera exactamente de la misma manera, incluso si no está en esta situación particular que involucra a su madre.

Es entonces esa «auto»-acusación la que querrá llevar a Jesús o al Espíritu Santo para que se cure, ya que Su percepción de usted será diferente de la suya. La Suya es una aceptación sin prejuicios que siempre percibe miedo y una petición de amor en lugar de ataque y pecado. Cuando pueda compartir Su percepción de usted mismo, liberará la culpa en su propia mente, liberando simultáneamente a sus hermanos de las cadenas de culpabilidad con las que los ha estado aprisionando. Ahora bien, esta liberación no es probable que sea total y completa, de una vez por todas, en un solo intento, ya que nuestro miedo es demasiado grande para aceptar la liberación total para nosotros mismos. Cuando dejemos que vuelva a entrar la culpa, necesitaremos una vez más proyectarla. Y los hermanos con los que tenemos una larga historia de resentimientos son blancos fáciles. Y así, el proceso de perdón con sus hermanos será un proceso que probablemente tomará tiempo. Pero al menos ahora sabe dónde radica el verdadero problema.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre “¿Mi conocimiento es conocimiento real?” ~ Q&A – FACIM – #80)

P #80: “Cuanto más leo el Texto y continúo haciendo las lecciones, más me doy cuenta de que soy la perfecta creación de Dios a pesar de lo que veo con mis ojos físicos. En los primeros tres capítulos del Texto, el tema para mí es que — la única realidad es — que nunca me he separado de Dios — es poderoso, simple y es la verdad. Yo SÉ esto. El conocimiento no cuestiona. Solo el ego lo hace. ¿Se trata de un tipo de experiencia intelectual o de una experiencia “real” — la primera de las cuales es una experiencia disfrazada por el ego?”

R: “Su experiencia puede muy bien ser válida y real, un reflejo del conocimiento que está presente dentro de todos nosotros como el Cristo, el único Hijo de Dios. Y la perspectiva más útil sobre la experiencia (a menos que sienta que ya ha trascendido cualquier necesidad del Curso y su práctica) puede ser esta: si la experiencia es útil para profundizar su comprensión y la práctica del perdón, que es el núcleo de la enseñanza y el propósito del Curso, entonces simplemente puede estar agradecido de haberse permitido estar abierto a ello — porque eso es lo único que realmente importa. En otras palabras, si la experiencia le ha permitido reconocer que sus intereses no están separados de sus hermanos y que los juicios que ha estado albergando contra sus hermanos o usted mismo carecen de fundamento o justificación, entonces ha dado un gran paso adelante en su proceso de sanación.

Como el Curso dice de sí mismo al comienzo del texto, “Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural.” (T.in.1: 6,7). “Despejar los obstáculos” es todo de lo que se trata el perdón, y esto requiere una voluntad de mirar a nuestro ego, en toda su maldad egocéntrica y sus engaños culpables, para que, con el amor de Jesús a nuestro lado, podamos entonces mirar más allá de esos obstáculos hacia la verdad gozosa sobre nosotros mismos y sobre nuestros hermanos. Si su experiencia le está proporcionando un atisbo del destino final del Curso, entonces es de esperar que pueda mejorar su motivación en favor del medio -el perdón- que el Curso proporciona para llegar allí. ¡Buen viaje!”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta acerca de formar una relación especial con el Curso. ~ (Q&A – FACIM – #81)

P #81: “He leído que todas las relaciones son especiales, y que incluso se puede tener una relación especial con el propio Curso. A menudo me pregunto si yo mismo tengo una relación especial con el Curso. ¿Cómo puedo saber si lo hago o no? ¿Y es esto realmente un “problema” del que debería preocuparme? (Una razón por la que sospecho que puedo tener una relación especial con el Curso es porque a menudo pienso que todos los problemas del mundo se resolverían si todos leyeran el Curso).”

R: “Sí, todas las relaciones son especiales, y eso incluye nuestra relación con el Curso. Lo que hace que el Curso sea “especial” es individualizado, y varía en forma, pero generalmente implica percibir la forma del Curso como teniendo un poder especial para satisfacer nuestras necesidades especiales. Otra forma que el especialismo frecuentemente adopta para los estudiantes es sentirse “especial” y, a menudo, “superior” a los creyentes de otras formas tradicionales de espiritualidad. Este especialismo incluye la razón que usted da – que todos deberían leer el Curso. Y con eso ha respondido la primera parte de su pregunta. Como el Curso en sí nos dice en el Manual: “Cada maestro de Dios tiene su propio curso. La estructura de éste varía enormemente, así como los medios particulares de enseñanza empleados… Este manual está dedicado a una enseñanza especial, y dirigido a aquellos maestros que enseñan una forma particular del curso universal. Existen muchas otras formas, todas con el mismo desenlace.” (M.1.3: 1,2,4: 1,2).

Nuestra relación con el Curso no es más o menos un problema que cualquier otra cosa. Es una oportunidad para el perdón. El ego utiliza todo para su propósito de separación y juicio, incluido el Curso. Todas nuestras relaciones, sin excepción, deben ser vistas a la luz de las enseñanzas del Curso: “…examinemos más detenidamente las relaciones que el ego urde y dejemos que el Espíritu Santo las juzgue verdaderamente. Pues es indudable que si las examinas, se las ofrecerás gustosamente a Él. Lo que Él puede hacer de ellas tú no lo sabes, pero estarás dispuesto a averiguarlo si primero estás dispuesto a percibir lo que tú has hecho de ellas.” (T .15.VII.5: 3,4,5). Es importante reconocer el especialismo, ser muy honesto acerca de los sentimientos y juicios específicos que implica, y ver cómo lo está utilizando para ser separado y especial. Esto se aplica ya sea que el especialismo adquiera la forma de amor u odio, porque el aparente amor especial por el Curso es lo mismo que el odio especial. El especialismo con el Curso refleja cómo percibimos a otras personas; a las personas que “amamos” que siguen el Curso tal como nosotros lo hacemos, y a las que “odiamos”, que no lo estudian como nosotros lo hacemos, o no lo estudian en absoluto. Detrás del especialismo del Curso están todos nuestros hermanos, así está el mundo dividido y nuestras relaciones configuradas a la medida de nuestras necesidades. El Curso, por lo tanto, encaja con todo lo demás en nuestras vidas y en nuestro mundo al reflejarnos la elección que hemos hecho de estar separados. Jesús no nos pide que “amemos” el Curso, o que lo prediquemos. Nos pide que lo estudiemos, lo practiquemos y apliquemos su enseñanza a todo, incluido el Curso: “No enseñes que mi muerte fue en vano. Enseña, más bien, que no morí, demostrando que vivo en ti.” (T.11 .VI.7: 3,4).”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre la naturaleza de los sueños y el mundo real y la dualidad. ~ (Q&A – FACIM – #82)

P #82: “El Curso dice que ya estamos en Casa. Entonces eso significaría que ya estamos en el Cielo ahora. El Cielo no tiene afuera ni adentro. Es todo. ¿Significa esto que este mundo está en el Cielo y el Cielo está en este mundo? ¿Es esto similar a la declaración vedántica, Atman es Brahman?”

R: “El no-dualismo del Curso es un absoluto no-dualismo que afirma que la realidad es infinita, carente de forma, inmutable y eterna; nada finito o de forma es real de ninguna manera. Eso significaría que el universo físico finito no tiene realidad. Es completamente ilusorio. Hay otros sistemas no-dualistas que colocan al mundo dentro del ser de Dios. Estas son las diferentes formas de panteísmo — tanto del oriente como del occidente — que dan realidad al mundo, pero no como una creación fuera del ser de Dios. El no-dualismo del Curso es absoluto, sin dar realidad a la multiplicidad finita. Así, la realidad es perfecta Unicidad, “nada fuera de esta unicidad, ni nada adentro.” (T.18.VI.1: 6). Y al afirmar que “el mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios.” (W.pII.3.2: 2), Jesús deja en claro que el mundo no está en Dios ni es de Dios.

Este es el fundamento metafísico de la sorprendente afirmación de que “estás en tu hogar, soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de despertar a la realidad.” (T.10.I.2: 1), y por qué Jesús pregunta “¿quién es el “tú” que vive en este mundo?”
(T.4.II.11: 8). El Curso completo está dirigido a una mente fuera del tiempo y el espacio que ha elegido negar su verdadera Identidad como la extensión sin forma de su Fuente infinita, y “convertirse” en una entidad individualizada limitada por el tiempo y el espacio. Al mismo tiempo, esta mente oculta el recuerdo de su verdadera Identidad como el único Hijo de Dios. Solo en un sueño o una fantasía esto podría ocurrir, pero no en la realidad, como enseña el Curso. Por lo tanto, nosotros, tal como nos conocemos en este mundo, no tenemos realidad. Todo lo que existe es Dios y la extensión indiferenciada, eterna, inmutable y perfecta de Su ser infinito, una realidad que no tiene contrapartida en el mundo, ni puede ser entendida en este mundo.

“Nadie que esté dormido y soñando en el mundo recuerda el ataque que se infligió a sí mismo. Nadie cree que realmente hubo un tiempo en el que no sabía nada de cuerpos y en el que no habría podido concebir que este mundo fuese real. De otro modo, se habría dado cuenta de inmediato de que estas ideas son una mera ilusión, tan ridículas que no sirven para nada, excepto para reírse de ellas. ¡Cuán serias parecen ser ahora! Y nadie puede recordar aquel entonces cuando habrían sido motivo de risa e incredulidad.” (T.27.VIII.5: 4,5 , 6,7,8).

La separación del infinito, de la totalidad, es imposible, enseña el Curso. Dios crea sólo como Él Mismo. Por lo tanto, Sus creaciones comparten Su ser, pero sin ser menos de lo que Él es: “Más ¿podría el Hijo de Dios tal como su Padre lo creó morar en una forma o en un mundo de formas?” (C.2.2: 4). En este sentido, las enseñanzas del Curso son similares a la declaración vedántica, Atman es Brahman, como se refleja en otro pasaje: “Lo que Él crea no está separado de Él, y no hay ningún lugar en el que el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado.” (W.pI.132.12: 4). “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre el nombre de Dios. ~ (Q&A – FACIM – #83)

P #83: “Las lecciones 183, 184 se enfocan en el Nombre de Dios. Las lecciones dicen que es una palabra y que tiene tal poder que uno debería olvidarse de todas las demás palabras, ya que traerá una gran sanación incluso al mundo. Al principio, sugiere el concepto de apellido – así que supongamos de Jesucristo que el apellido de Dios es Cristo. Una lección posterior dice que el Nombre de Dios es Amor. Miré las lecciones de repaso pero aún no dice nada, básicamente mi pregunta es: ¿Cuál es el Nombre de Dios?”

R: “La Lección 183, “Invoco el Nombre de Dios y el mío propio”, debe leerse como una hermosa poesía, usando palabras para recordarnos lo que debe estar más allá de las palabras. Cuando se habla de Dios como que tiene un Nombre, esto no debe tomarse literalmente. Una lectura cuidadosa de la Lección 184, “El Nombre de Dios es mi herencia”, hace más evidente la naturaleza figurativa de la Lección 183, ya que describe el origen y propósito de los nombres en el sistema de pensamiento del ego. Y, de hecho, la Lección 184 afirma de manera bastante inequívoca: “Dios no tiene nombre” (W.pI.184.12: 1).

La realidad de Dios y Cristo está más allá de todas las palabras, todos los nombres, todos los símbolos, todos los conceptos. Estos son todos los productos de la conciencia, que percibe dualísticamente, diferenciando entre un perceptor y un percibido, un yo y un otro, que se basan necesariamente en una creencia en la separación. La Lección 184 explica cómo los nombres forman parte del plan del ego para dividir la unidad de la realidad en segmentos separados e identificables — cada nombre asignado a cada entidad aparentemente independiente afirma su existencia independiente, discreta y significativa. Pero estas divisiones son todas ilusorias (W.pI.184.1,2,3,4,5,6).

Ahora Jesús sabe que lo que entendemos es la separación y sus efectos, por lo que reconoce que tendremos que seguir usando sus símbolos por un tiempo (W.pI.184.9: 1,2; 11: 1). Pero él quiere enseñarnos a reconocer su última irrealidad al darnos palabras y nombres con un propósito diferente. Por lo tanto, invocar el Nombre de Dios es una forma simbólica de expresar el aprendizaje final hacia el que avanzamos: “…todas las cosas son una. Y con esta lección finaliza todo aprendizaje. Todos los nombres se unifican, todo espacio queda lleno con el reflejo de la verdad. Toda brecha se cierra y la separación se subsana.” (W.pI.184.12: 2,3,4). Al reconocer que el Nombre de Dios es nuestro Nombre, estamos aceptando la Corrección para todos los pequeños nombres que hemos dado a todo en el mundo, incluidos nosotros, nuestros hermanos y Dios. Y así, el único Nombre se usa simbólicamente para deshacer todos los pequeños nombres del ego, hasta que estemos listos para ir más allá de todos los símbolos a la realidad que está más allá de todos los nombres.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Una pregunta sobre comer en exceso y otras actividades perjudiciales. ~ (Q&A – FACIM – #84)

P #84: “He oído decir que para eliminar la culpa de nuestra mente ego debemos invitar al Espíritu Santo a todo lo que hacemos y así limpiar la actividad de la culpa. Por ejemplo, si comemos en exceso debemos invitar al Espíritu Santo cada vez que comemos para que no haya culpa de la actividad. Es la culpa lo que es el sobrepeso, no la actividad en sí misma. Bueno, ¿qué pasa con las personas que golpean a su cónyuge o asesinan a otras personas? ¿Seguramente usted no está diciendo que mientras ellos eliminen la culpa de estas actividades e inviten al Espíritu Santo a entrar en ellas, serán absueltos de las consecuencias de esa actividad? Entonces, ¿cómo es que aprendes a cesar una actividad perjudicial? Sé que no puedes pedirle ayuda al Espíritu Santo para que te impida que hagas la actividad porque Dios no sabe de comer demasiadas galletas o volar un avión hacia el World Trade Center. Solo sabe que Su Hijo está durmiendo y quiere que se despierte. A modo de ejemplo, ¿cómo puedo evitar comer demasiado o los alimentos “incorrectos”?”

R.: “Primero, es importante entender lo que significa invitar al Espíritu Santo. Si invitamos al Espíritu Santo a nuestras mentes, estamos pidiendo que compartamos Su percepción de todo y que Su propósito sea nuestro en todo lo que hacemos. Si realmente aceptamos eso, entonces no veremos nuestros intereses separados de los demás, nunca intentaremos ganar a expensas de otros, ni veremos el pecado dentro de nosotros mismos, por lo que no tendríamos motivación para atacarnos a nosotros mismos ni a nadie más. Dado que nuestras mentes estarían libres de todo conflicto y culpa, no podríamos vernos a nosotros mismos necesitando nada de los demás, ni podríamos vernos a nosotros mismos como victimizados por otros. No hay culpa inconsciente que se proyecte sobre el propio cuerpo o el de otro.

Dado esto, difícilmente parecería posible que alguien que comparte la percepción y el propósito del Espíritu Santo haga algo violento con la intención expresa de infligir dolor y causar daño a otra persona o a uno mismo. Si nos identificáramos con el sistema de pensamiento del Espíritu Santo y no tuviéramos ningún ego, sería imposible ser cruel: “En Dios no hay crueldad ni en mí tampoco”, como nos dice la Lección 170. En este sentido, “limpiar una actividad de culpa” significa limpiar nuestras mentes de culpa eligiendo contra el ego. Entonces cualquier cosa que hagamos sería amorosa y amable.

También es útil recordar que todos estamos muy comprometidos con nuestras identidades como individuos, y que en un nivel inconsciente, hemos equiparado nuestra existencia con el pecado. No es tan fácil para nosotros, como resultado, intercambiar nuestra identificación del ego por la del Espíritu Santo. Entonces, aunque podamos pensar que lo estamos invitando, tenemos tantas reservas ocultas que terminamos escuchando en gran medida a nuestro ego, pensando que es el Espíritu Santo. Sin embargo, después de años de experiencia, la mayoría de nosotros desarrollamos una sensibilidad más profunda a la fuerza de nuestra inversión en el sistema de pensamiento del ego, y sabemos que si realmente, sin reservas, quisiéramos abandonar nuestro ego, lo haríamos en un instante. Pero nuestro miedo es demasiado grande, y por lo tanto lo hacemos poco a poco, en instantes santos. Eso significa que estaremos en nuestras mentes erradas la mayor parte del tiempo, y luego el proceso de curación se centrará en mirar nuestras mentes erradas sin juzgar y sin culpa. Esta es otra forma en que invitamos al Espíritu Santo a entrar. Miramos a nuestro ego sin juzgarnos a nosotros mismos o a los demás por tener un ego, confiando en que cuando tengamos menos miedo, aceptaremos la corrección.

A la luz de esto, está claro que el Curso «no» está diciendo que podamos hacer lo que deseemos – sea cruel o no – siempre y cuando no nos sintamos culpables por ello. Sí, la culpa es siempre el problema, porque la culpa hace que el error sea real y siempre se proyecta, lo que lleva a un ciclo interminable de culpa-ataque. Pero eso no se traduce en una licencia para hacer lo que uno desea hacer, siempre que no haya culpabilidad. La culpa nunca está en la actividad; la culpa está en la mente, derivada de la decisión de creer, por ejemplo, que nuestros intereses se sirven mejor a expensas de otros, lo que nos lleva a atacar a otros, o a nuestra creencia de que merecemos ser castigados por nuestro pecado de separarnos de Dios, que conduce al comportamiento autodestructivo. La fuente última de la culpa es nuestra creencia de que hemos atacado a Dios al separarnos de Él, y por lo tanto, siempre que percibimos la separación como algo real, estamos cultivando el lugar donde se reproduce la culpabilidad. Así que ahí es donde debemos dirigir nuestra atención, si queremos ser libres de culpa. Este es un proceso que continúa en nuestras mentes.

Por otro lado, si ya hemos hecho algo para hacernos daño a nosotros mismos o a otra persona, entonces podemos recordarnos — sin racionalizar ni justificar lo que hicimos — que sentirse culpable no es útil o curativo: solo atacan las personas temerosas, y entonces debo haberme identificado con mi ego cuando ataqué, o no habría tenido miedo. Sin embargo, tener miedo no es pecaminoso y, por lo tanto, no es necesario sentirse culpable por lo que hice. Me costó caro, porque no estoy en paz; pero no ha tenido efecto en el amor de Jesús por mí. Sé que no puedo atacarme a mí mismo o a otros y sentir su amor al mismo tiempo: “No puedes llegar a estar en Presencia de Dios si atacas a Su Hijo.” (T.11.IV.5: 6); pero también sé que no dejará de amarme por lo que hice. He pagado un alto precio, pero eso todavía no justifica sentirse culpable. Fue un error, y un día mi miedo disminuirá lo suficiente como para poder aceptar la corrección. Ese tipo de honestidad es lo que nos sana y nos mantiene en la dirección correcta. Ser conscientes del precio de nuestro ataque a nosotros mismos y a los demás también sería la motivación para el cambio, aunque la tolerancia al dolor autoinfligido varía de persona a persona. Sin embargo, debemos llegar al punto en el que ser feliz sea más valorado que tener la razón, antes de que demos el siguiente paso.

Para dirigir esto a su problema específico: si se lastima continuamente al comer en exceso o al comer los tipos incorrectos de alimentos, al menos puede decirse que sabe que lo que está haciendo proviene de su ego, porque es perjudicial y no amable, pero eso es lo mejor que puede hacer en este momento, por lo que no lo va a empeorar al juzgarse por ello. Además, puedes recordarse a sí mismo que debe tener mucho miedo del amor de Jesús, y por eso lo rechaza en la forma de este ataque contra usted mismo para demostrar que no es digno de su amor. Siempre habría un resentimiento de algún tipo al acecho también en el fondo. (Nuestro libro y cinta, «Comer en Exceso», trata este tema en detalle, si aún no los ha encontrado).

La razón por la que repetimos el comportamiento destructivo es que queremos el resultado que proporciona. Extrañamente, como Jesús nos enseña en los “Obstáculos a la paz”, nos sentimos atraídos por la culpa, así que seguiremos haciendo lo que sea que nos deje sintiéndonos culpables. (T.19.IV.A.i). Es por eso que el Curso se enfoca tanto en mirar dentro del sistema de pensamiento de culpa que hemos permitido gobernar nuestras mentes y motivar nuestro comportamiento. A veces, sin embargo, lo más amoroso que uno puede hacer es aceptar la terapia conductual para los trastornos de la alimentación, como un reflejo de la decisión de ser más amable y menos cruel con uno mismo. Es un buen punto de partida. Pero eventualmente debemos llegar a la raíz del problema, si el cambio de comportamiento ha de perdurar.”

~ Dr. Kenneth Wapnick.

 

~ ¿Por qué el Curso se llama no-dualista? ~ (Q&A – FACIM – #85)

Q # 85: “En el Advaita/no-dualismo oriental no hay lugar para las relaciones como Causa-Efecto, Padre-Hijo, Creador-Creación. ¿Por qué, entonces, mantener que Un Curso de Milagros es “no-dualista” en esencia? ¿No es eso confuso?”

R: “El Curso usa términos dualistas en su enseñanza sólo porque Jesús sabe que el lenguaje de separación o dualidad es todo lo que podemos entender en este momento. Jesús es muy claro acerca de sus intenciones con el lenguaje en el Curso, así que para responder a su pregunta, simplemente vamos a dejar que el Curso hable por sí mismo al proporcionar algunas referencias relevantes:

La más clara es la siguiente declaración:

“«Puesto que crees estar separado, el Cielo se presenta ante ti como algo separado también. No es que lo esté realmente, sino que se presenta así a fin de que el vínculo que se te ha dado para que te unas a la verdad pueda llegar hasta ti a través de lo que entiendes». El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Uno, de la misma manera en que todos tus hermanos están unidos en la verdad cual uno. Cristo y Su Padre jamás han estado separados, y Cristo mora en tu entendimiento, en aquella parte de ti que comparte la Voluntad de Su Padre. El Espíritu Santo es el vínculo entre la otra parte -el demente y absurdo deseo de estar separado, de ser diferente y especial- y el Cristo, para hacer que la unicidad le resulte clara a lo que es realmente uno. En este mundo esto no se entiende, pero se puede enseñar… La función del Espíritu Santo es enseñarte cómo experimentar esta unicidad, qué tienes que hacer para experimentarla y adónde debes dirigirte para lograrlo.

De acuerdo con esto, se considera al tiempo y al espacio como si fueran distintos, pues mientras pienses que una parte de ti está separada, el concepto de una unicidad unida cuál una sola no tendrá sentido. Es obvio que una mente así de dividida jamás podría ser el maestro de la Unicidad que une a todas las cosas dentro de Sí. Y, por lo tanto, lo que está dentro de esta mente, y en efecto une a todas las cosas, no puede sino ser su Maestro. «Él necesita, no obstante, utilizar el idioma [dualista] que dicha mente entiende, debido a la condición [separación] en que esta mente cree encontrarse.»” (T.25.I.5; 6: 4; 7: 1,2,3,4 ; cursiva agregada).

Hay muchos otros lugares donde Jesús deja en claro que la base metafísica del Curso es no-dualista, a pesar de la naturaleza dualista del lenguaje empleado. Por ejemplo, al hablar del Padre y el Hijo, palabras que sugieren dos Seres separados, dice: “Lo que Él [el Padre] crea no está separado de Él, y no hay ningún lugar en el que el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado.” (W.pI.132.12: 4).

Y luego, en el Libro de ejercicios, dice: “La unidad es simplemente la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna mente contiene nada que no sea Él. Decimos “Dios es”, y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay labios que las puedan pronunciar, ni ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente del resto como para poder sentir que ahora es consciente de algo que no sea ella misma. Se ha unido a su Fuente, y al igual que ella, simplemente es.

No podemos hablar, escribir, ni pensar en esto en absoluto. Pues aflorará en toda mente cuando el reconocimiento de que su voluntad es la de Dios se haya dado y recibido por completo. Ello hace que la mente retorne al eterno presente, donde el pasado y el futuro son inconcebibles. El eterno presente yace más allá de la salvación; más allá de todo pensamiento de tiempo, de perdón y de la santa faz de Cristo [que son todos conceptos dualistas]. El Hijo de Dios simplemente ha desaparecido en su Padre, tal como su Padre ha desaparecido en él. El mundo jamás ha tenido lugar. La eternidad permanece como un estado constante.” (W.pI.169.5, 6).

Y en el contexto de las relaciones Causa-Efecto, uno de los conjuntos de términos dualistas que menciona, Jesús comienza en términos aparentemente dualistas, pero luego hace evidente su verdadera naturaleza no-dualista:

“Padre, fui creado en Tu Mente, como un Pensamiento santo que nunca abandonó su hogar. He de ser por siempre Tu Efecto, y Tú por siempre y para siempre, mi Causa. Sigo siendo tal como Tú me creaste. Todavía me encuentro allí donde me pusiste. Y todos Tus atributos se encuentran en mí, pues Tu Voluntad fue tener un Hijo tan semejante a su Causa, «que Causa y Efecto fuesen indistinguibles.»” (W.pII.326.1: 1,2,3,4,5; cursiva agregada).

Y así, mientras muchas de las enseñanzas del Curso se presentan en lenguaje dualista, debe entenderse que su propósito es llevarnos más allá de nuestra creencia en la dualidad de vuelta a la unidad que es nuestra única realidad.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Por qué no podemos proyectar un mundo diferente? ~ (Q&A – FACIM – #86)

P #86: “Si el mundo es sólo una proyección de nuestra mente, entonces ¿por qué no podemos simplemente proyectar algo diferente cuando queremos? ¿Por qué es tan difícil cambiar las cosas en nuestras vidas?”

R: “Si pudiéramos proyectar algo diferente en el mundo cuando quisiéramos, significaría que realmente sabríamos que somos los soñadores de nuestro sueño (T.27.VII) y no la figura soñada en el mundo que la mayoría de nosotros identificamos como nosotros mismos (T.27.VIII). El hecho de que pocos de nosotros estemos en contacto con el poder de nuestras mentes es una elección deliberada, una defensa contra la culpa que hemos llegado a asociar con ese poder.

Jesús discute nuestro miedo a la mente al principio del texto: “Son muy pocos los que aprecian el verdadero poder de la mente, y nadie permanece totalmente consciente de él todo el tiempo…La mente es muy poderosa…Es difícil reconocer la oleada de poder que resulta de la combinación de pensamiento y creencia, la cual puede literalmente mover montañas. A primera vista parece arrogante creer que posees tal poder, mas no es ésa la verdadera razón de que no lo creas. Prefieres creer que tus pensamientos no pueden ejercer ninguna influencia real porque de hecho tienes miedo de ellos. Eso puede mitigar la conciencia de culpabilidad, pero a costa de percibir a la mente como impotente.” (T.2.VI.9: 3,5,8,9,10,11).

La mente con la que no estamos en contacto — y «no» el yo que creemos que somos — es donde reside todo el poder para realizar cualquier tipo de cambio. De hecho, el yo que creemos que somos es sólo una de las muchas proyecciones de la mente con las que no estamos en contacto. Este pequeño yo no tiene poder en absoluto — es simplemente un efecto y no una causa.

Además, el poder real de la mente dividida no es el poder para proyectar un mundo de forma. Eso es sólo una defensa contra el poder de la mente para elegir — la elección es entre el ego y el Espíritu Santo con sus muy diferentes interpretaciones de la idea de separación. Y es ese poder de toma de decisiones con el que realmente tenemos miedo de ponernos en contacto, aunque la existencia separada del ego depende de ello:

“El ingenio del ego para asegurar su supervivencia es enorme, mas dicho ingenio emana del mismo poder de la mente que el ego niega… el ego se nutre de la única fuente que es totalmente adversa a su existencia «para» su existencia. Temeroso de percibir el poder de esa fuente, se ve forzado a menospreciarla…” (T.7.VI.3: 1,5,6).

Así que para mantener ese poder de elección profundamente enterrado, aceptamos como real el poder de nuestra mente para fabricar un mundo como un lugar donde escondernos, y luego también ocultamos ese poder de nuestra conciencia con la misma rapidez. Porque si realmente supiéramos, y no sólo intelectualmente, que somos los que proyectamos el mundo de la forma y somos responsables de todo lo que vemos, el mundo ya no podría servir como la defensa prominente contra la mente que hicimos que fuera. Si hemos de ser la víctima del mundo que vemos, no podemos recordar que también somos los hacedores de ese mundo. Una vez que recordamos nuestra parte en hacer el mundo, la culpa en la mente por la decisión en favor de la separación y el ataque ya no puede ocultarse. Y una vez que nuestra culpabilidad es descubierta, podemos mirar su irrealidad con el amor de Jesús a nuestro lado y ya no tendremos ningún interés en continuar proyectándola.

El propósito principal del Curso es ayudarnos a recordar que, de hecho, somos el soñador y no la figura del sueño, para que podamos contemplar nuestros sueños y decidir si queremos seguir soñando o despertarnos. Pero la mayoría de nosotros, sin entender realmente la naturaleza y las consecuencias de la elección de continuar con el sueño del ego, queremos seguir soñando — soñar lo que creemos que sería un mejor sueño con una forma diferente que creemos que nos haría felices. No nos damos cuenta de que cada vez que pensamos que sabemos lo que queremos que suceda en el mundo de la forma, debemos estar identificados con nuestro ego. Sólo el ego se ocupa de la forma, de modo que el contenido subyacente del odio y el miedo permanece oculto.

Con el ego como nuestro maestro, solo nos interesa cambiar la forma, pensando que es la causa de cómo nos sentimos, ignorando el contenido subyacente, que es la elección en favor del ego en lugar del Espíritu Santo. Y así, si nos identificamos con el ego, ya hemos hecho realidad la culpa y el miedo en nuestra mente y necesitamos una defensa contra ella, que representa el mundo. Y nuevamente, para que la defensa funcione de modo que no busquemos la causa de nuestro sufrimiento en otra parte, debemos olvidar que nosotros inventamos el mundo, que somos los soñadores de nuestro sueño. Por lo tanto, el poder de proyectar una forma diferente en el mundo no es un poder con el que nos permitiremos estar en contacto fácilmente, tan vital es su papel como defensa inconsciente.

El objetivo del Curso no es hacernos conscientes de que somos los soñadores del sueño para que podamos proyectar diferentes formas en el sueño cuando lo deseemos. Eso no serviría para nada realmente útil. El objetivo del Curso es llevarnos a recurrir a un Maestro diferente para que nos guíe en nuestros sueños para que, con el tiempo, las decisiones que tomemos nos lleven a despertar. Este cambio en los maestros del ego al Espíritu Santo se expresa bellamente en el siguiente pasaje: “Acepta el sueño que Él te dio en lugar del tuyo. No es difícil cambiar un sueño una vez que se ha identificado al soñador. Descansa en el Espíritu Santo, y permite que Sus dulces sueños reemplacen a los que soñaste aterrorizado, temiéndole a la muerte. El Espíritu Santo te brinda sueños de perdón, en los que la elección no es entre quién es el asesino y quién la víctima. Los sueños que Él te ofrece no son de asesinatos ni de muerte. El sueño de culpabilidad está desapareciendo de tu vista, aunque tus ojos están cerrados. Una sonrisa ha venido a iluminar tu rostro durmiente. Duermes apaciblemente ahora, pues éstos son sueños felices.” (T .27.VII.14).”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Qué significa “No jures morir”? ~ (Q&A – FACIM – #87)

P #87: ” “¡No jures morir, santo Hijo de Dios!” Por si acaso, hice eso. Pero no necesito hacer nada para que la verdad sea verdad. Entonces, ¿esta frase tiene un significado más poético? ¿Como pedirme que me comprometa con la verdad, yendo a por ella?”

R: “En este pasaje (T.29.VI.2: 1), Jesús está hablando de una promesa que ya hemos hecho, en virtud de que nos hemos identificado con el sistema de pensamiento del ego. Su “mandato” por lo tanto se entiende literalmente. Nos está diciendo que debemos mirar y reconsiderar nuestra atracción por la “ “santa” imagen encerada de la muerte y el temor de la venganza del ego a quien le juraste con sangre que no lo abandonarías”, como lo describe tan conmovedoramente al final del cuarto obstáculo a la paz (T. 19.IV.D.6: 3). En otras palabras, ya hemos prometido nuestra lealtad al sistema de pensamiento del ego, en el que la muerte — incluida la nuestra — es la realidad central. Ya hemos tomado este juramento de creer que el Hijo de Dios «no» es como Él lo creó, invulnerable y eternamente presente dentro del Ser de Su Padre. Es parte del trato que hicimos con el ego, para que nuestra identidad individual y separada sea preservada. Aquí Jesús nos está pidiendo que deshagamos ese trato.

A menudo se entiende erróneamente que este pasaje significa que Jesús está diciendo que podemos ser inmortales como seres humanos, como si la coma se colocara después de “Jurar”, lo que significa que vamos a jurar que nunca moriremos. Pero tal interpretación contradeciría el énfasis primordial de Jesús en el Curso sobre la naturaleza del cuerpo. ¿Por qué querríamos quedarnos en lo que no es nuestro hogar? Sería una locura querer permanecer en el cuerpo, que no es el fruto del amor (T.18.VI.4: 7), y en efecto fue hecho como un “límite que se le impone al amor” …”para limitar lo ilimitado” ( T.18.VIII.1: 2), y encarnar el deseo del ego de reemplazar a Dios (W.pI.72.2).”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Cómo pudo ocurrir el error original? ~ (Q&A – FACIM – #88)

P #88: “Sigo pensando en el error, en el pensamiento original, lo que sea que haya pasado. Esta es una lucha para mí. ¿Qué podría haber sido para nosotros querer escapar con miedo? ¿Cómo pudo pasar esto? Si fuimos creados a la semejanza de Dios, ¿por qué ocurrió este error? ¿Cómo pudimos hacer esto? Pensaría que no podíamos meter la pata. Todo acerca de este curso me parece correcto. Es el único sistema de pensamiento que tiene algún sentido, excepto que sigo preguntándome acerca de este error. Siento como si hubiera fracasado, y eso me hace abrigar odio hacia mí mismo hoy. Mañana me sentiré diferente, como esto sucede tan a menudo, y generalmente olvido todo en cuestión de segundos.”

R: “El “error” al que hace referencia es la separación. La respuesta simple a su pregunta es que el “error” en realidad no ocurrió. En la Clarificación de Términos, el Curso nos dice: “Si alguien te pide que definas al ego y expliques cómo se originó, es porque cree que el ego es real e intenta, por definición, asegurarse de que su naturaleza ilusiva quede oculta tras las palabras que parecen otorgarle realidad.” (C.2.2: 5). La pregunta, por lo tanto, es en realidad una afirmación que implica una creencia en la separación. La pregunta no puede ser respondida realmente: “El ego exigirá muchas respuestas que este curso no provee. El curso no reconoce como preguntas aquellas que sólo tienen la apariencia de preguntas, pero que son imposibles de contestar. El ego puede preguntar: “¿Cómo sucedió lo imposible?”, “¿A qué le ocurrió lo imposible?”, y lo puede preguntar de muchas maneras. Mas no hay una respuesta para ello; sólo una experiencia. Busca sólo ésta y no permitas que la teología te retrase.” (C.in.4 ). La separación de Dios es imposible: “No puedes caminar por el mundo separado de Dios porque no podrías existir sin Él. Él es lo que tu vida es. Donde tú estás, Él está. Hay una sola vida. Ésa es la vida que compartes con Él. Nada puede estar separado de Él y vivir.” (W.pI.156.2: 4,5,6,7,8,9). La explicación del Curso de cómo parecemos estar en cuerpos, caminando en un mundo de forma física, es que estamos dormidos “soñando con el exilio” (T.10.I.2: 1). Esta es la única “explicación” para una situación que realmente no existe, una separación que no ocurrió y «no puede» ocurrir.

Sin embargo, parecemos ser muy reales en nuestra experiencia en este sueño, al igual que en nuestros así llamados sueños nocturnos, todos los personajes parecen ser reales, hasta que nos despertamos y nos damos cuenta de que solo estábamos soñando. La razón por la que parecemos ser tan reales en este sueño es que «queremos que el sueño sea real». Estamos eligiendo activamente identificarnos con el personaje que llamamos nosotros mismos en el sueño, y al hacer esto, «estamos eligiendo la aparente separación». Reconocer esta elección es muy importante, y es básico para la enseñanza del Curso de que tenemos una mente con el poder de elegir. La única explicación posible para hacer la elección en favor de la separación es nuestra atracción por el “subidón” inicial que conlleva la sensación de ser individuos independientes. Pero luego nos damos cuenta instantáneamente de una profunda soledad, que nos impulsa a buscar la compleción para llenar el vacío causado por la separación. En nuestra locura buscamos fuera de nosotros: “No hay nadie que venga aquí que no abrigue alguna esperanza, alguna ilusión persistente o algún sueño de que hay algo fuera de sí mismo que le puede brindar paz y felicidad.” (T.29.VII. 2: 1).

Esto no nos hace unos fracasados. Nos hace estar muy equivocados. La culpa que sentimos por cometer este error es abrumadora, por lo que llamamos al error un “pecado”, lo hacemos prácticamente imperdonable y nos odiamos a nosotros mismos por ello. Luego proyectamos este odio a todos y a todo el mundo. Para complicar nuestro error, inventamos un dios falso, para que podamos culparlo por hacer un mundo tan doloroso y acusarlo de intentar castigarnos por este terrible “pecado”. Seguimos y seguimos en este ciclo sin fin; eligiendo la separación, sintiéndonos culpables, proyectando, culpando, escondiendo, negando. Esto mantiene al mundo en funcionamiento, hace que el error sea real en nuestra experiencia y parezca estar ocurriendo sin ninguna responsabilidad por nuestra parte. Sólo cuando tomemos plena conciencia del dolor que nos causa y aprendamos, a través de la enseñanza del Curso, a hacer la innegable asociación entre el dolor y su fuente, que es la separación, comenzaremos a “elegir de otra manera”. Pero primero debemos aceptar la responsabilidad de la elección. En nuestra locura, elegimos repetidamente la separación, con la esperanza de que podemos hacer que funcione sin el dolor. El Curso nos está enseñando lo equivocados que estamos. Aprender a elegir de manera diferente es nuestra única esperanza y la manera de salir del sueño de separación. Como se nos dice en el Texto: “Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente. En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice con ternura: “Hermano mío, elige de nuevo”. (T.31.VIII.3: 1,2). “

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Qué es y dónde está el Ser verdadero? ~ (Q&A – FACIM – #89)

P #89: “El curso dice que no somos nuestro cuerpo. El Ser Crístico está en nosotros y no estamos en un cuerpo. El verdadero Ser, el Cristo, está en la Santidad. ¿Dónde estamos entonces? Todo está dentro, pero no dentro del cuerpo, ¿entonces dónde? ¿Es el lugar antes de convertirme en un cuerpo? ¿Dónde estaba antes de que tomara forma de cuerpo? ¿Es ahí donde está el Cristo y mi verdadero Ser? Si la conciencia individual no existe allí, ¿cómo puede uno conocer el lugar cuando está allí? O es (no saber) el conocimiento real.”

R: “Estamos en una clara desventaja al tratar de responder estas preguntas, que son las preguntas de todos. La razón es que no tenemos manera de conceptualizar o entender lo que no tiene dimensiones físicas (cuantificables). Y eso es precisamente lo que es el Ser Crístico — más allá del tiempo y el espacio por completo. Por lo tanto, “dónde” no se aplica — “donde” siempre tiene connotaciones espaciales, al igual que los términos «dentro» y «afuera». No tenemos conceptos ni un lenguaje que pueda abarcar la realidad no-física. Y para ir un paso más allá, estamos tratando de comprender un ámbito de realidad que hemos elegido desterrar de nuestra conciencia y/o hemos cambiado su verdadero significado por completo. Además, el cuerpo (es decir, el cerebro) se hizo específicamente para «no» entender (T.18.IX.4,5). Por lo tanto, estamos realmente “incapacitados” cuando empezamos a lidiar con estas cuestiones y, sin embargo, son de vital importancia para nosotros.

De hecho, podemos decir que el Ser Crístico no está en ninguna parte, que es “dónde” estábamos antes de que tomáramos forma física, y no tendremos problemas para reconocerlo cuando regresemos porque no es un lugar, y además, nunca nos fuimos. Bien, ahora que está aún más confundido, veamos si podemos desentrañar esto un poco:

Se nos dice que “estar sin un cuerpo es estar en nuestro estado natural.” (W.pI.72.9: 3), pero que “lo que has hecho para hacerle daño a tu mente, la ha vuelto tan antinatural que no recuerda lo que le es natural. Y cuando se te dice lo que es natural, no puedes comprenderlo.” (T.16.II.3: 1,2). Este es nuestro problema. Hemos hecho daño a nuestras mentes al negar que tenemos una mente y pensar, en cambio, que somos cuerpos. Continuamos haciendo esto — aunque no somos conscientes de que estamos tomando estas decisiones– de modo que podamos mantener la separación en marcha. De este modo, pensamos que la existencia física es real, y nuestro verdadero Ser es una realidad desconocida y distante. Cuando ya no tengamos la «necesidad» de negar nuestra verdadera Identidad como espíritu, como Cristo, simplemente seremos lo que siempre hemos sido. Realmente nunca “nos convertimos” en un cuerpo. Seguimos siendo mentes que toman decisiones simplemente fantaseando o alucinando que somos algo distinto de nuestro Ser Crístico. Como resultado, no habría un problema para reconocer “dónde” estamos cuando ya no estamos “en” un cuerpo, porque nunca estamos “en” un cuerpo en absoluto. La mente simplemente elige pensar que es un cuerpo. Nuestro cuerpo es solo una idea en la mente, y dado que “las ideas no abandonan su fuente”, no tiene una realidad fuera de la mente que lo piensa. Es por eso que Jesús se concentra tanto en la necesidad de mirar dentro de nuestras mentes con él — para que nos demos cuenta de este sistema de pensamiento, que hemos elegido para gobernar todo nuestro pensamiento y percepción.

La siguiente cita expresa muy bien algunos de estos puntos: “El viaje a Dios es simplemente el redespertar del conocimiento de dónde estás siempre y de lo que eres eternamente. Es un viaje sin distancia hacia una meta que nunca ha cambiado. La verdad sólo puede ser experimentada. No se puede describir ni explicar. Yo puedo hacerte consciente de las condiciones que la facilitan, pero la experiencia en sí forma parte del ámbito de Dios. Juntos podemos satisfacer sus condiciones, pero la verdad vendrá a ti por su cuenta.” (T .8.VI.9: 6,7,8,9,10,11).

Las condiciones de las que habla Jesús, por supuesto, pertenecen al perdón, por lo que es el tema central de sus enseñanzas. Un efecto importante de practicar el perdón es que nuestra identificación con el cuerpo comienza a debilitarse automáticamente y es reemplazada por percepciones más frecuentes de nuestra unidad con los demás más allá del cuerpo. Así que a medida que continuamos perdonándonos a nosotros mismos y a los demás, gradualmente permitimos que volvamos a tomar conciencia de lo que habíamos estado negando al creer que somos individuos que vivimos en un mundo físico con intereses y objetivos separados y en competencia. A medida que subimos por la escalera que la separación nos hizo descender (T.28.III.1: 2), nuestra identidad cambia lentamente y los tipos de preguntas que plantea comienzan a desvanecerse y, en última instancia, desaparecen, porque provienen de la perspectiva de la existencia corporal e individualizada, y esa perspectiva ahora ha cambiado.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Qué significa “no tengo que hacer nada”?~ (Q&A – FACIM – #90)

P #90: “Mis preguntas se refieren a la sección en el texto titulada “No tengo que hacer nada”. Dice que una vida de contemplación y largos periodos de meditación dirigidos al desapego del cuerpo no es necesario. He estudiado el curso durante muchos años y he tenido momentos de gran paz haciendo las lecciones o leyendo el texto con una mente abierta y la disposición de escuchar. También he estudiado la meditación budista que está dirigida no al desapego del cuerpo sino a estar completamente presente. Puedes concentrarte en la respiración o en un sentimiento, y observar tus pensamientos. Si estás haciendo esto con atención, los pensamientos pasan y puedes tener una sensación de amplitud o, al menos, paz — de calma por el hecho de estar quieto. Estoy confundido porque muchos párrafos en Un Curso de Milagros nos piden “estar quietos”, “sentarnos en silencio”, sentarnos en silencio y estar quietos, y dejar a un lado todos los pensamientos. ¿No es esto al menos en parte lo mismo? ¿Podría explicar exactamente cómo el Curso quiere que estés quieto? ¿Y hay alguna diferencia entre los dos?”

R: “La quietud o la paz es lo mismo — esa experiencia cuando dejamos de lado todos nuestros pensamientos de separación y juicio y el constante parloteo del ego cede. Donde radica la diferencia entre los caminos no está en la experiencia en sí, sino en el enfoque del Curso en nuestra resistencia a esa experiencia y, por lo tanto, en el proceso a través del cual se alcanza esa paz o tranquilidad.

La pregunta realmente es, ¿por qué no experimentamos quietud todo el tiempo? En la lección del libro de ejercicios, “Deseo la paz de Dios”, Jesús observa: “Decir estas palabras no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo.” (W.p.185.1: 1,2). Y continúa diciendo: “Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños… La mente que desea la paz de todo corazón debe unirse a otras mentes, pues así es como se alcanza la paz.” ( W.pI.185.5: 1; 6: 1).

Y esa es la razón de nuestra resistencia a la quietud. En esa paz, el yo ilusorio del sueño que creemos que realmente somos ya no existe — hemos renunciado al sueño de separación. Nuestros sueños de juicio y ataque son los que mantienen nuestro sentido ilusorio de un yo separado, con otros fuera de ese yo con quienes parecemos estar en conflicto — la antítesis de la paz. Y cuando nos “unimos a otras mentes” al liberar todos los juicios, nuestro yo separado simplemente desaparece, al menos por un instante, hasta que nuestro miedo a lo ilimitado se vuelve demasiado grande.

Y así, el Curso, si bien habla de la paz y nos invita en algunas de las lecciones del libro de ejercicios a experimentarla a través de aquietar nuestras mentes y quedarnos en silencio, realmente enfatiza el problema de nuestra resistencia y nos pide que lo examinemos. Y la resistencia se encuentra en todas nuestras proyecciones de culpabilidad y reproche por nuestra falta de paz en los demás, de modo que nunca veamos la culpa que abrigamos dentro de nuestra propia mente, que es el verdadero obstáculo para la paz. Como la sección a la que usted se refiere, “No tengo que nada”, señala: “Tu camino será diferente, no en cuanto a su propósito, sino en cuanto a los medios. La relación santa es un medio de ahorrar tiempo.” (T.18.VII.5: 1 , 2). En otras palabras, el proceso del Curso consiste en perdonar nuestras relaciones especiales, todas las proyecciones externas de nuestra culpa interna que nos mantienen en conflicto y no en paz.

Si realmente quisiéramos estar quietos y en paz, lo estaríamos. La paz, después de todo, es nuestra herencia natural (T.3.VI.10: 1,2). Pero sólo nos permitimos vislumbrar brevemente la paz real, como observa en sus propias experiencias. No queremos mantener esa quietud debido a nuestro miedo a ella. Y así, el Curso nos lleva por un camino indirecto hacia la quietud, centrándose en la eliminación de las barreras que hemos colocado entre nosotros y la paz, en lugar de un enfoque directo, como la meditación, que tiende a ignorar nuestra resistencia y sus orígenes.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Cuál es el significado de personas como Jonathan Edwards?~ (Q&A – FACIM – #91)

P #91-a: “He estado viendo un programa de televisión llamado “Crossing Over” de John Edward. Este tipo parece sincero, cariñoso y capaz de comunicarse con los “muertos”. ¿Cómo se reconcilia esto con el Curso, o en otras palabras, cómo lo ve el Curso? ¿Solo otra ilusión?”

P #91-b: “Jesús habla de toda la Vida como siendo parte de Dios, y puedo tener una idea de eso en los humanos, pero ¿qué pasa con los perros y los gatos, por ejemplo? Parecen tener un alma y si escuchas a personas como Jonathan Edward, él dice que las personas que contacta tienen mascotas viejas con ellos. Los perros y los gatos parecen ser parte del Hijo de Dios. ¿Qué pasa con los animales “inferiores” como una rata? Sé que esto es probablemente una tontería, pero tengo curiosidad por saber lo que piensa.”

R: “Estas preguntas tratan los niveles metafísico y mundano (sueño). Desde un punto de vista metafísico, Jesús hace que la visión del Curso de la comunicación con los muertos sea perfectamente clara en la sección de las Leyes del Caos: “Fuera del Cielo no hay vida. La vida se encuentra allí donde Dios la creó. En cualquier otro estado que no sea el Cielo la vida no es más que una ilusión… Fuera del Cielo la vida es imposible, y lo que no se encuentra en el Cielo no se encuentra en ninguna parte.” (T.23.II.19: 1,2,3,6). Así que solo existe la ilusión de la vida en este mundo.

Sin embargo, los que experimentamos la “vida” en este mundo luchamos diariamente con la “jerarquía de ilusiones” (T.23.II.2: 3); vida, muerte, animado, inanimado, humano, animal, etc. Hay personas que se comunican con los “muertos”, con los “vivos” (desde grandes distancias), prevén el futuro, ven el pasado lejano, etc. Estas experiencias, así como otras innumerables, son posibles en este nivel mundano, o nivel del sueño, porque reflejan el funcionamiento de la mente. Y como sabemos que la mente es una, entonces no debería sorprender que las personas puedan “conectarse” entre sí. Sólo porque creamos que estamos separados e independientes de todo lo demás en este mundo no significa que sea verdad. Y habiendo “olvidado” nuestro origen, comunicarnos de una manera como lo hace Jonathan Edward nos parece increíble. Este tipo de comunicación, sin embargo, refleja la propiedad de la mente de ser una, y es nuestra forma natural de comunicación. Entonces, como puede ver, no hay diferencia en la comunicación entre cuerpos “vivos”, cuerpos “muertos” o cuerpos “vivos y muertos”. No hay cuerpos; sólo mente.

Y las preguntas sobre “superiores” e “inferiores” no son tontas, ya que todos queremos saber cómo la jerarquía de nuestro mundo se ajusta a la jerarquía del mundo de Dios. Y esa palabra, “jerarquía”, debería darnos una pista sobre la respuesta. El Curso enseña que todas las formas de vida aquí son iguales; es decir, todas son nuestras proyecciones del pensamiento del ego de la separación de Dios, y también enseña que el mundo de Dios no tiene jerarquías, ni niveles, ni diferencias. Dios, y Su único hijo, Cristo, están totalmente unificados, lo cual es un concepto que no podemos entender con un cerebro que ha sido hecho para entender sólo la dualidad. Pero al menos podemos entender intelectualmente que el pensamiento de separación en la mente es uno de «contenido», no de «forma». Y así, la forma que este pensamiento de separación adquiere — animado o inanimado, protozoo o mamífero — es irrelevante.

Y finalmente, recordando que este mundo es un “sueño”, indudablemente sabe por su propia experiencia que cualquier cosa puede suceder en un sueño. “¿No es acaso cierto que de los sueños surge un mundo que parece ser muy real? Mas examina lo que es ese mundo. Obviamente no es el mundo que viste antes de irte a dormir … Los sueños…son el mejor ejemplo de cómo se puede utilizar la percepción para substituir a la verdad por ilusiones. Al despertar no los tomas en serio, pues el hecho de que la realidad se viola tan radicalmente en ellos resulta evidente. Sin embargo, son una manera de ver el mundo y de cambiarlo para que se adapte mejor al ego.” (T.18.II.1: 1,2,3.2: 1,2,3,4).”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Es útil seguir haciendo todas las lecciones del libro de ejercicios? ~ (Q&A – FACIM – #92)

P #92: “He estudiado el Curso durante más de 10 años y he realizado el libro de ejercicios 2 veces y media. Me di cuenta de que los hice mucho como un ritual la primera vez. La segunda vez fue probablemente la mejor, y aunque a veces caía en una rutina/ritual, la conciencia de lo que Jesús estaba diciendo realmente me impactó. La tercera vez fue muchos años después. Sólo lo hice medio camino antes de rendirme. La razón por la que realmente quería volver a intentar las lecciones es porque el texto es más teórico y, a lo largo de los años, lo que aprendí de la aplicación práctica de las lecciones parece haber perdido parte de su impacto. Esto es probablemente normal. Lo que quiero hacer es aplicar el Curso a mis experiencias diarias y el libro de ejercicios hizo esto muy bien. He estado leyendo las «Reglas para tomar decisiones» e intentando comenzar mi día de esta manera, entonces recuerdo mi propósito para el día cuando pierdo la paz. Esto ha sido maravilloso. Mi pregunta es: ¿deberían intentarse de nuevo las lecciones o simplemente leerlas y aplicarlas según lo considere conveniente? ¿Qué ha dicho la gente acerca de hacer las lecciones de nuevo?”

R: “Abordamos parte de su pregunta en la #64 (22/01/03) — sobre si las lecciones deberían volver a realizarse. Lo que está experimentando es bastante normal, como ha concluido. Y dado que su práctica del material de las «Reglas para tomar decisiones» le está funcionando tan bien, tiene sentido quedarse con eso. Solo quiere asegurarse de no estar atrapado en la trampa del ego de pensar que debe aplicar el Curso perfectamente, las 24 horas del día, o de lo contrario no es un estudiante bueno y fiel. Si hay alguna presión o alguna sensación de juicio, puede estar seguro de que no viene de Jesús y de que ha intentado dirigir su propio proceso.

Todos somos resistentes, o no necesitaríamos el Curso en absoluto. Mirar más de cerca su resistencia podría ayudarlo a ponerse en contacto con el miedo que debe estar presente en su mente. Una parte de nosotros reconoce las implicaciones de nuestro aprendizaje real y la implementación completa de lo que el Curso está enseñando. Una parte de nosotros sabe que nos hemos equivocado con absolutamente todo y que absolutamente todo cambiaría, y eso es muy, muy aterrador. Una parte de nosotros quiere continuar, otra parte está aterrorizada de continuar.

Una vez que reconozca la conexión entre su miedo y su olvido de aplicar el Curso, el siguiente paso es perdonarse. El miedo no es un pecado. Como sabe por nuestra respuesta a la pregunta #64, las lecciones se practican mejor haciéndolas “mal” y luego perdonándose, en lugar de ritualizarlas y centrarse en la forma en lugar del contenido. El hecho de que sinceramente desee aplicar el Curso a sus experiencias cotidianas es el contenido, y eso es suficiente. La forma que esto toma no es el punto. Luego puede estar agradecido por haber decidido deshacer su creencia en el sistema de pensamiento del ego, confiando en que a medida que su miedo disminuya, experimentará cambios adicionales en su pensamiento y en sus relaciones. Simplemente no intente evaluar su progreso o intente con demasiada fuerza obtener resultados como usted los definiría. Confíe en el proceso.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Sobre la aplicación de los conceptos de Jesús a nuestras percepciones. ~ (Q&A – FACIM – #93)

P #93: “Durante varios años de estudio, he tratado de seguir sus pensamientos acerca de “mirar dentro con Jesús” o “mirar a través de sus ojos”. Nunca pude realmente visualizar esto ocurriendo. Recientemente, he llegado a aceptar que “mirar con Jesús” significa la aplicación de sus enseñanzas en Un Curso de Milagros a mis percepciones del ego. En otras palabras, creer en las enseñanzas también significa creer y aceptar al maestro. Esto me ha proporcionado una mejor comprensión de lo que significa tener a Jesús conmigo. ¿Es esta una buena manera de visualizar mi relación con Jesús o debería ser algo más personal?”

R: “El proceso que describe de aplicar las enseñanzas del Curso a las percepciones de su ego es, de hecho, una práctica muy apropiada de mirar con Jesús. Dado que Jesús es un símbolo del contenido del Curso, está presente en nuestras mentes cuando sus enseñanzas se hacen conscientes. Esto es especialmente cierto cuando estamos dispuestos a aplicar estas enseñanzas a nuestras percepciones del ego y cuestionar su validez a la luz del mensaje de Jesús. Debido a que nos identificamos con nuestras percepciones, esta también es una forma de relacionarnos con Jesús de una manera muy personal. Lo ha invitado a estar con usted en la forma de las enseñanzas del Curso, que se puede simbolizar como una lámpara que arroja nueva luz sobre nuestras oscurecidas mentes: “Yo te daré la lámpara y te acompañaré. No harás este viaje solo. Te conduciré hasta tu verdadero Padre, Quien, como yo, tiene necesidad de ti.” (T.11.in.4: 5,6,7).”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Cómo puedo acelerar el aprendizaje del perdón? ~ (Q&A – FACIM – #94)

P #94: “El Curso alude a la reencarnación. ¿Puede desarrollar esto con más detalle? Tengo 67 años y se me acaba el tiempo para aprender a perdonar. Sin duda, me gustaría aprenderlo en esta vida porque estaré condenado si quiero recorrer este mundo nuevamente si no tengo que hacerlo. Ojalá tuviéramos la opción de desaparecer (hacer ¡puf!) de este mundo e ir a los Brazos de Dios. Digo que quiero la paz de Dios, pero obviamente no lo hago porque no tengo la paz de Dios. Así que a veces deseo que exista la opción para personas como yo, que profesan la voluntad de cambiar para presionar un botón y hacer que suceda. Entonces podría apretarlo y aprender a perdonar a pesar de mis “buenas intenciones”. A veces pienso que todo mi problema es que, en lugar de estar agradecido a Dios por mi creación, estoy resentido de que me crearan porque Dios era más que yo. Sé que suena ridículo, pero tengo que aprender de otra manera.”

A: “¡Tantos idiotas para perdonar, tan poco tiempo! Pero eso es sólo su ego hablando — las cosas no funcionan como supone. Y preocuparse de que no aprenda a perdonar en esta vida solo le mantiene atrapado por más tiempo en la ilusión de todo esto. Dado que el perdón sucede en la mente fuera del tiempo y el espacio, no depende del tiempo o el espacio para su progreso (por ejemplo, T.15.I.9; T.26.VIII.6: 1,2,3,4,5). Depende solo de su disposición (en la mente) de practicar las lecciones de perdón a medida que su mundo externo parezca presentárselas ahora, una por una. Pero para hacer eso, debes entender qué es el perdón y cuál es el propósito del mundo.

La resistencia al mundo solo refuerza su creencia de que el mundo es real y que es la fuente de todos los problemas que le están molestando. El objetivo del Curso no es enseñarnos cómo escapar del mundo, sino cómo escapar del sistema de pensamiento enterrado en la mente que nos convence de que queremos y necesitamos que el mundo y todos sus victimarios sean reales. El mundo nos proporciona una excusa para mantener nuestro enfoque fuera de nuestra mente, culpando a otros por nuestra pérdida de paz en lugar de mirar la culpa en nuestra propia mente, que es la verdadera causa. El mundo es, literalmente, la proyección de la culpabilidad oculta en nuestra mente (T.20.VIII.9), por lo que la búsqueda de escapar del mundo sólo juega con el plan del ego de que busquemos en el lugar equivocado el problema y su solución (T.27.IV).

Y así, dado que no está realmente en el mundo incluso ahora, sería más útil centrarse en la elección en su mente ahora mismo en favor del ego que preocuparse por las posibles vidas futuras (o pasadas), ya que eso sólo sirve al propósito del ego de evitar el momento presente, el único momento en que puede ocurrir el perdón (M.24.5: 6). Pero si desea una discusión más detallada sobre la reencarnación como se presenta en el Curso, puede consultar la Pregunta #24.

Por sincero que parezca, querer un botón para presionar que imponga el perdón en su mente es realmente una forma de tratar de evitar la responsabilidad por su condición actual, de no mirar la elección que está haciendo ahora mismo de estar molesto y con dolor. En realidad, el perdón «es» el botón que puede oprimir o seleccionar ahora mismo, pero realmente no quiere hacerlo, y eso es con lo que quiere estar más en contacto — y por qué. Su pensamiento acerca de estar resentido con Dios por ser más que usted — lo que el Curso llama el problema de la autoridad (T.11.in.2: 3) — es el tipo de conciencia que sería útil desarrollar aún más, porque se está manifestando en su vida ahora mismo en sus relaciones aquí, una sombra de la verdadera culpa que está oculta en los recovecos de su mente.

Como un antídoto para su impaciencia consigo mismo, las palabras de Jesús sobre el perdón brindan un gentil recordatorio: “El perdón…es tranquilo y sosegado, y no hace nada…Simplemente observa, espera y no juzga.” (W.pII. 1.4: 1,3).”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Confusión y miedo al estudiar el Curso ~ (Q&A – FACIM – #95)

P #95: “Me he vuelto más y más confundido acerca de la vida y cómo funcionar. Aunque ya he pasado por períodos como este antes, éste ha durado mucho tiempo y es bastante inquietante. Va de la mano con el hecho de saber que ninguna fantasía o cosas que esperaba en el mundo funcionarán para traer felicidad. Ya no sé lo que quiero y me ha resultado difícil saber cómo estar en las relaciones, mi trabajo, tomar decisiones, practicar un Curso de Milagros, etc. Hay miedo involucrado en este estado. Sé que esto es parte del proceso y tal vez parte de dejar ir las imágenes de mí mismo y lo que creo que es verdad y una estrategia del ego para mantenerme en conflicto. ¿Podría por favor comentar sobre cómo superar este estado de inquietud y aún tratar de ser normal en el mundo? Gracias.”

  1. “Sí, la mayoría de las veces, el estado que describe es una parte normal del proceso de deshacer nuestras creencias erróneas sobre nosotros mismos y el mundo, y en ese sentido es positivo. En cierto modo, no es diferente del dolor y la desorientación de pasar por la abstinencia de una adicción. De hecho, hemos sido adictos a nuestras identidades especiales como individuos, por lo que podemos esperar una gran incomodidad cuando progresamos en “desencajar a nuestra mente de la posición fija que ha adoptado aquí. Ello no te dejará desamparado ni desprovisto de un marco de referencia. El período de desorientación, que precede a la transición en sí, es mucho más corto que el tiempo que tardaste en fijar tu mente tan firmemente en las ilusiones.” (T.16.VI.8: 3,4,5). Esto requiere mucha fe y confianza. En el manual para los maestros, como probablemente sepa, Jesús habla de las etapas en el desarrollo de la confianza, describiendo la quinta etapa en particular como un “período de inestabilidad” (M.4.IA), que puede continuar por un tiempo.

Lo que puede ser útil al pasar por esto es cambiar el marco de referencia para su vida cotidiana. En lugar de la forma habitual de pensar sobre lo que quiere en la vida y lo que el mundo tiene para ofrecerle, puede abordar las circunstancias de su vida diaria como un salón de clases en el que aprenderá más sobre deshacer lo que le separa del amor. Entonces puede motivarse por el deseo de ver intereses compartidos en lugar de intereses separados y en competencia, por ejemplo. En otras palabras, «lo que quiere» es lo que cambiaría, como nos dice la Lección 129, “Más allá de este mundo hay un mundo que deseo” (W.pI.129). Puede convertirse en un alumno feliz (T.14.II) con ganas de aprender más sobre el perdón y lo que está haciendo y pensando que le mantiene separado de las personas en su vida, porque sabe que todo eso es sólo una cubierta para El amor que le une con Jesús y con todos en su vida. Cada día puede ser visto como una oportunidad para reconocer más las formas en que mantiene el amor oculto: debe tomar conciencia de lo que está eligiendo antes de poder elegir en contra de ello. El enfoque de su día, en otras palabras, sería el aprendizaje que tiene lugar en su mente, y su alegría provendría más de experimentarse a sí mismo y a todos los demás como compartiendo un viaje común, en lugar de un enfoque del ego y la versión del ego de la dicha, que siempre es satisfacer nuestras necesidades a expensas de alguien más.

Esto se puede hacer al mismo tiempo que se enfoca en su trabajo y en cualquier otra responsabilidad que tenga en su vida. Es como una conciencia dividida: una parte de usted cumple sus responsabilidades con cuidado y esmero, y otra parte de usted considera todas estas interacciones como un aula de aprendizaje, en la que Jesús o el Espíritu Santo le enseñan cómo deshacer la separación que ha hecho real y sigue haciendo real. Por lo tanto, en lugar de estar desanimado e indiferente, puede usar este tiempo como una oportunidad para cambiar todo el enfoque de su vida de una manera que aún no ha hecho. Toda su práctica con el Curso le ha llevado a este punto, donde se está abriendo un nuevo nivel de funcionamiento y relación.

Muchas veces, este cambio de enfoque puede hacer que el funcionamiento a un nivel cotidiano sea más fácil, porque ya no piensa más en la línea de “¿qué hay para mí?” Lo que inevitablemente resulta en mucha tensión y conflicto. Hay un tremendo temor de hacer este cambio, como dice, porque el único yo que reconoce y con el que se identifica se está desvaneciendo en importancia, y el ser que lo está reemplazando todavía no es completamente evidente para usted. Confiar en el proceso es extremadamente importante en esta etapa, como lo es la amabilidad, y darse el permiso para dejar de lado todo por un tiempo si eso le da una sensación de alivio. Como mínimo, puede estar seguro de que no está pasando por esto solo. Al menos intelectualmente, sabe que dentro de su mente está el reflejo del Amor del Cielo, apoyándole en cada paso del camino.

Finalmente, no debe pasarse por alto que a veces la psicoterapia o alguna otra forma de intervención profesional puede ser útil para superar un período difícil. Nunca está mal, a medida que avanzamos en nuestro proceso, recurrir a la ayuda de un terapeuta amable y compasivo, y en muchos casos puede acelerar las cosas. También podría servir para ayudarnos a evitar el error de omitir pasos en nuestro proceso.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Es beneficioso orar por otros? ~ (Q&A – FACIM – #96)

P #96: “¿Orar por otros es beneficioso para ellos? Si es así, ¿cuál es la mejor y más útil manera de orar por los demás — tanto en tiempos difíciles como en tiempos felices — nuestros seres queridos (los que están aquí y en los que han fallecido) y nuestros “enemigos” — aquellos que conocemos y no conocemos en nuestra comunidad, nuestro país y nuestro mundo? — ¿o no deberíamos orar por los demás en absoluto?”

R: “Un Curso de Milagros no nos pide que oremos por los demás en el sentido habitual, sino que liberemos a nuestros hermanos de todos nuestros juicios sobre ellos, incluido el hecho de que creemos que necesitan nuestras oraciones. Se nos dice que nuestra única función es el perdón: “La salvación del mundo depende de ti que puedes perdonar. Ésa es tu función aquí.” (W.p.I.186.14: 5,6). La oración a la que el Curso nos llama entonces es el perdón “…la única oración que tiene sentido es la del perdón porque los que han sido perdonados lo tienen todo. Una vez que se ha aceptado el perdón, la oración, en su sentido usual, deja de tener sentido. La oración del perdón no es más que una petición para que puedas reconocer lo que ya posees.” (T.3.V.6: 3,4,5). Lo que poseemos, junto con todos los demás, es la identidad que Dios nos dio como Su Hijo inocente; una identidad que no tiene opuestos. El reconocimiento de esta identidad en nosotros mismos y en todos nuestros hermanos, sin exclusión de distinción, es nuestra oración por ellos. Solo esto es verdaderamente beneficioso para los demás, así como para nosotros mismos, y se aplica a todas las personas en todas las situaciones.

Ya que todo perdón es en última instancia para nosotros mismos por haber percibido mal, por lo tanto, toda oración es para nosotros mismos: “Que nunca se olvide que la oración en cualquier nivel es siempre por ti mismo. Si te unes a cualquiera en oración, lo haces parte de ti. El enemigo eres tú, lo mismo que el Cristo. Antes de que pueda tornarse santa, pues, la oración se vuelve una decisión. Tú no decides por otro. Sólo puedes escoger por ti mismo. Ora verdaderamente por tus enemigos, puesto que aquí radica tu salvación. Perdónalos por tus pecados, y serás realmente perdonado.” (S.1.II.6: 1,2,3,4,5,6,7,8). El perdón no es solo nuestra única función, sino también nuestra única necesidad, y esto es cierto para todos. Esta es la oración que podemos ofrecer cada vez que creamos que vemos a alguien que “necesita nuestras oraciones” o que necesita algo: “Permíteme conocer a este hermano como me conozco a mí mismo.” (T.5.in 3: 8). Cuando nos encontramos con alguien que creemos que necesita nuestra oración, nuestra respuesta es primero pedir que se corrija nuestra percepción para percibir a la persona verdaderamente, de modo que podamos ser un ejemplo de alguien que haya aceptado la percepción del Espíritu Santo en nuestra propia mente. Así apelamos al poder de la mente de la persona para elegir la percepción corregida por sí misma. Si practicamos con sinceridad, llegaremos a conocernos a nosotros mismos y a todos como impecables, completos y sanados de todas las percepciones erróneas. Nadie podría pedir o necesitar nada más.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Por qué Jesús no regresó como un cuerpo para darnos el Curso? ~ (Q&A – FACIM – #97)

P #97: “¿Por qué Jesús usó el cuerpo de Helen como la escriba para Un Curso de Milagros? ¿Por qué no regresó al mundo como un cuerpo? Una vez que alguien está en el mundo real y deja su cuerpo a un lado, ¿podría/volvería regresar a este mundo como otro cuerpo? ¿Recordaría entonces quién es él y sus vidas pasadas?”

R: “Aunque sus preguntas tienen sentido desde la perspectiva del mundo y de los yoes corporales que pensamos que somos, esa no es la perspectiva desde la cual viene el Curso y estos no son los yoes a los que se dirige el Curso. Si puede cambiar su perspectiva del mundo a la mente y reconocer que somos los soñadores del sueño y no las figuras en el sueño, las cosas pueden volverse un poco más claras.

Jesús es un símbolo en nuestra mente de la Expiación — la corrección de nuestro sistema de pensamiento delirante de separación, pecado y ataque. Ese símbolo de amor puede tomar muchas formas específicas diferentes en el mundo, pero las diversas formas, tal como el hombre al que llamamos Jesús, “un ser separado que caminaba por su cuenta, dentro de un cuerpo que aparentemente mantenía a su ser separado de su Ser” (C .5.2: 3) son todas ilusorias. El amor que representa Jesús toma cualquier forma que nos sea de mayor utilidad, atrapados en creer en un sueño de nuestra propia creación que hemos olvidado que hemos hecho. Realmente no hay una respuesta más clara sobre por qué el mensaje llega en cualquier forma que lo haga.

Todavía podemos especular — quizás, debido al especialismo que se ha asociado con el ser físico de Jesús en el cristianismo, ocultando su mensaje central de perdón, es más útil para nosotros que el mensaje nos llegue en la forma de un libro, para que no nos distraigamos tan fácilmente con la forma específica del maestro. Y Helen siempre tuvo muy claro que ella era la escriba y no la fuente del material, de modo que cualquier confusión de su forma con el contenido del Curso pudiera ser minimizada.

En cuanto a sus preguntas acerca de estar en el mundo real, este es un cambio permanente en la perspectiva del mundo a la mente, de la figura del sueño al soñador – no tiene nada que ver con dejar el cuerpo a un lado. Una vez que estás en el mundo real, sabes que no eres un cuerpo, sin importar lo que otras mentes identificadas con el sueño puedan pensar sobre ti. Por lo tanto, no se trata de decidir si ir o venir, no hay idas o venidas, sino sólo una forma diferente de ver. Luego, puede convertirse en un símbolo de amor en el sueño para otras personas que aún creen en la separación, pero no se identificará con ninguna figura del sueño y, por lo tanto, no se verá afectado por nada de lo que ocurra en el mundo. Sabrá que nada de eso es real. El recuerdo de vidas pasadas no tendrá ningún valor para usted al reconocer su naturaleza ilusoria. Pero si la referencia a cualquiera de esas formas específicas puede ser útil para otros en su propio proceso de despertar, entonces su mente puede compartir la corrección usando esos símbolos.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ ¿Es el Curso “obligatorio”? ¿Qué diferencia habrá? ~ (Q&A – FACIM – #98)

P #98: “Un Curso de Milagros parece estar diciendo muy claramente que es importante para la persona que lee el libro (y para cada uno de los Hijos de Dios que creen que están separados) cumplir con el propósito del Espíritu Santo para el mundo y el tiempo aceptando la Expiación, es decir, que la separación nunca ocurrió, y que el Hijo de Dios es uno (el Cristo) y está en casa con Dios el Padre.

Mi pregunta es la siguiente: de lo anterior se desprende que marcará la diferencia cuando “Yo” o “Todos” los Hijos de Dios acepten la Expiación. De lo contrario, ¿por qué Jesús, el Espíritu Santo y Dios pasan por todo este problema de llevar el Curso al sueño y trabajar con nosotros diariamente en nuestra lucha por reconocer la verdad? Entonces, ¿cuál es esa diferencia?

Me doy cuenta de que nuestro verdadero Ser nunca se separó del Padre, así que nada sucedió en realidad. Pero aún así, aquí está el Curso, diciéndonos que nuestra realización de lo que enseña el Curso es “obligatoria”. No me refiero a esto burlonamente, sino muy sinceramente: ¿Qué diferencia hará todo esto?”

R: “Puede parecer que Jesús o el Espíritu Santo tienen alguna inversión en que aceptemos el mensaje del Curso, pero eso en realidad es sólo una proyección de nuestro propio ego. La referencia al Curso como “obligatorio” (T.in.1: 2) sólo pretendía ser un mensaje para Helen cuando estaba cuestionando si quería hacer lo que se le pedía que hiciera, a pesar de que de hecho sabía que era la respuesta a su petición y la de Bill por otra manera.

También puede parecer que Jesús y el Espíritu Santo — Dios no podría estar involucrado porque Él está más allá de todas las palabras y los símbolos, incluidos los símbolos específicos del Curso (M.21.1: 7) — se han tomado muchas molestias para darnos el Curso y hacer que lo practiquemos, pero de hecho esa no es la realidad. Simplemente son una presencia en nuestra mente que nos recuerda la alternativa al sistema de pensamiento de nuestro ego (T.5.II.7.1,2,3,4) y es nuestra propia mente dividida la que da forma a ese recordatorio, de una manera que podemos entender y beneficiarnos de ello. Para una discusión más detallada de esto, puede consultar la sección “Helen y Jesús: La Ilusión y la Realidad”, en el capítulo 17 del libro «Ausencia de la felicidad» de Kenneth Wapnick.

Sin embargo, aunque no hay presión ni urgencia en lo que respecta a Jesús o al Espíritu Santo para que sigamos las enseñanzas del Curso — ellos saben que nada aquí es real, aunque nosotros no lo sepamos — su pregunta aún requiere una respuesta. ¿Qué diferencia hace cuando aceptamos la Expiación para nosotros mismos? La única diferencia es cuánto tiempo pasamos en el dolor — y esa es nuestra elección. Como observa Jesús: “Lo único que se puede perder es el tiempo, el cual, en última instancia, no tiene ningún sentido… Sin embargo, dado que tú crees en el tiempo, ¿por qué desperdiciarlo no yendo a ninguna parte… Lo que en verdad es difícil es vagar, solo y afligido, por un camino que no conduce a ninguna parte ni tiene ningún propósito” (T.26.V.2: 1,3,6). Y así, el Curso nos ofrece un proceso suave para deshacer el tiempo y sus efectos, sin ninguna demanda o insistencia al respecto. Jesús sólo nos anima gentilmente a mirar las consecuencias de nuestra elección en favor del ego, describiendo, en lo que «nosotros» podemos experimentar como un detalle insoportable, cómo nos estamos infligiendo dolor a nosotros mismos y cómo podemos hacer una elección diferente.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Sobre la baja autoestima y las relaciones. ~ (Q&A – FACIM – #99)

P # 99: “Actualmente estoy saliendo con un hombre al que he estado viendo desde hace unos tres meses. Lo conozco desde hace 3 años y medio y creo que lo “amo”. El problema es que mis sentimientos por mí misma incluyen sentimientos de indignidad y autodesprecio porque tengo sobrepeso. A menudo me siento celosa de sus amigas, aunque confío en que sólo son amigas. Sigo esperando que este buen hombre se escape de mí, por lo que sigo haciendo pruebas donde le cuento cosas muy negativas sobre mí misma y luego le pregunto si todavía quiere quedarse conmigo. ¿Qué consejo me daría Un Curso de Milagros para ayudarme a curar el dolor de la baja autoestima y desarrollar una relación sana y santa con esta persona? Él es muy considerado y respetuoso conmigo.”

R: “El Curso puede, en primer lugar, ayudarle a reconocer la verdadera fuente de cualquier sentimiento de indignidad y autodesprecio. La causa no es su peso ni ninguna otra característica o deficiencia que pueda pensar que la hace menos deseable. Tampoco tiene nada que ver con lo que otros puedan pensar o decir sobre usted. Todo esto, por supuesto, va totalmente en contra de lo que el mundo nos dice. Pero el mundo, y nuestras relaciones aquí, son lo que hemos hecho para mantener oculta de nosotros mismos la verdadera causa de nuestro auto-odio. La fuente real es nuestra creencia de que existimos por nuestra cuenta, aparte del amor, debido a nuestra decisión, profundamente enterrada en nuestra mente inconsciente, de separarnos de Dios, independientemente del costo para Él y para nosotros mismos.

Estamos convencidos de que no tenemos amor y somos indignos de él porque hemos elegido contra el amor, que es nuestra realidad. Pero en lugar de cuestionar la premisa de que, de hecho, podemos separarnos del amor, lo que el Espíritu Santo nos dice que es imposible, mantenemos nuestro sentido de una identidad separada y luego procedemos a buscar el amor y la afirmación de nuestro valor de fuentes externas a nosotros mismos, sin recordar nunca que lo que queremos — el amor — ha permanecido allí dentro de nosotros todo el tiempo. Y, entonces, buscamos a otros para que nos den lo que creemos que falta en nosotros, lo que sólo refuerza nuestra creencia subyacente de que somos carentes y estamos vacíos para empezar. Y una vez que nos embarcamos en esa búsqueda, nos perdemos, porque hemos elegido buscar en todas partes excepto donde podemos encontrar el amor (T.29.VII).

No hay nada que podamos hacer por nuestra cuenta que deshaga nuestros sentimientos de indignidad y nos ofrezca el amor que tan desesperadamente deseamos. Pero esa es, de hecho, la buena noticia, porque la verdad es que no hay nada que «necesitemos» hacer para establecer nuestro valor. “Tu valía la estableció Dios. Mientras sigas oponiéndote a esto, todo lo que hagas te dará miedo, especialmente aquellas situaciones que tiendan a apoyar la creencia en la superioridad o en la inferioridad… nada de lo que haces, piensas o deseas es necesario para establecer tu valía. Este punto no es debatible excepto en fantasías.” (T.4.I.7: 2,3,6,7).

Ahora Jesús no espera que reconozcamos nuestra valía simplemente porque él nos lo dice. Así que nuestras relaciones se convierten en las aulas en las que con el tiempo aprendemos a reconocer nuestro valor como el inocente Hijo de Dios. Y aprendemos reconociendo todas las formas en que intentamos convencernos de lo contrario, con una creciente conciencia de lo que realmente estamos haciendo. Queremos ver a los demás como sosteniendo la llave de nuestra felicidad para que no tengamos que aceptar la responsabilidad de nuestra propia elección de estar separados y ser miserables. El Curso no proporciona pautas específicas sobre cómo hacer que una relación funcione en los términos del mundo. Pero proporciona un medio para sanar nuestras percepciones de nosotros mismos y de los demás, sin importar la forma que tome la relación en el tiempo. Y así, el miedo, la culpa, la vergüenza y la ira que parecen casi universales en las relaciones especiales del mundo ahora se convierten en las señales para nosotros de que hay otra manera de mirarnos a nosotros mismos y a los demás.”

~ Dr. Kenneth Wapnick

 

~ Si somos Amor, ¿cómo es posible que el no-amor haya entrado en nuestra existencia? ~ (Q&A – FACIM – #100)

P #100: “Me pregunto sobre el pasaje T.27.VIII.6:2. Sé que mi ego es bastante ingenioso y encuentra formas de retrasar el progreso, razón por la cual he llegado a acercarme a este pasaje. Ahora, con toda mi comprensión humana básica, la única forma de no recordar reír es que en algún momento, por alguna razón, antes de este evento, tampoco nos habíamos reído; porque no es posible para una mente “recordar” o “volver a llamar” lo que nunca ha entrado en la mente. Y en esta sección, Jesús no está hablando de nosotros reviviendo ese instante, por lo tanto, creando nuestro mundo y su constancia. Si entendemos la unicidad, la perfección, el Amor, ¿cómo podemos recordar algo que no es la unicidad, la perfección, el Amor? ¿Cómo pudo haber sido parte de nuestra existencia?”

R: “El lenguaje de Un Curso de Milagros puede ser un obstáculo para muchas personas, lo que parece ser el caso aquí. En un sentido, su análisis de la función de la memoria es lógico; pero el análisis lógico a menudo puede interferir en la comprensión verdadera del mensaje de Jesús. El curso no está escrito como lo estaría un tratado académico o científico, en el cual la precisión y consistencia del lenguaje es esencial. Aunque intelectualmente en un nivel alto y sofisticado -con una metafísica claramente reconocible y consistente internamente- el Curso se expresa sin embargo de una manera más poética, donde se permite que los significados de las palabras y los conceptos se amplíen, y como resultado no siempre son consistentes. Hay varios otros casos de aparentes inconsistencias, además de la que usted señala.

Sin duda, anticipando este tipo de pregunta, Jesús explica en la introducción a la clarificación de términos: “Éste no es un curso de especulación filosófica, ni está interesado en una terminología precisa. Se orienta únicamente hacia la Expiación o corrección de la percepción…Todos los términos son potencialmente polémicos, y quienes buscan controversia la encontrarán. Mas quienes buscan clarificación, también la encontrarán. Deben estar dispuestos, no obstante, a ignorar la controversia, reconociendo que es una defensa contra la verdad que se manifiesta en forma de maniobras dilatorias. Los argumentos teológicos como tales son necesariamente polémicos, ya que dependen de creencias, y, por lo tanto, pueden ser aceptados o rechazados. Una teología universal es imposible, mientras que una experiencia universal no sólo es posible sino necesaria. Alcanzar esa experiencia es lo que el curso se propone. Sólo cuando ésta se alcanza es posible la consistencia porque sólo entonces se acaba la incertidumbre.” (C.in.1 : 1,2; 2: 1,2,3,4,5,6,7).

Como indican estos pasajes, el Curso no se presta al tipo de análisis lógico en el que usted se ha involucrado, ya que ese no es su propósito. No estaba destinado a ser abordado de esa manera, y si lo está, uno no llegará muy lejos antes de ser tentado a descartarlo debido a la holgura de su lenguaje y los aparentes cambios en el significado. Lo que también es útil es reconocer que el significado de las palabras a menudo es relativo al punto que Jesús está haciendo, o a la esencia de lo que está enseñando en ese pasaje en particular, que podría diferir cuando está haciendo algún otro punto. Esto puede ser frustrante para los lectores, sin lugar a dudas. Por otro lado, sin embargo, tiene un propósito, ya que obliga a los lectores a prestar mucha atención a lo que están leyendo para no perder el punto que Jesús está haciendo.

Además, el Curso deja claro que el intelecto humano en sí mismo es a menudo un impedimento en la búsqueda de la verdad: “Todavía estás convencido de que tu entendimiento constituye una poderosa aportación a la verdad y de que hace que ésta sea lo que es.” (T.18. IV.7: 5). Es una paradoja que debamos aprender, usando primero nuestros poderes intelectuales, que nuestros poderes intelectuales son una defensa contra la verdad, lo cual va de la mano con el Espíritu Santo que nos dirige a usar el mundo y el tiempo como un medio para aprender que el mundo y el tiempo son ilusorios. Simplemente se nos desafía en todos los niveles a examinar las premisas y los valores y expectativas que traemos a nuestro estudio del Curso, para que podamos identificar exactamente lo que estamos pensando y haciendo que mantiene el amor y la verdad fuera de nuestra conciencia.

Para un estudio más a fondo de este tema, puede consultar nuestro álbum de cintas, “La Dualidad Como Metáfora en Un Curso de Milagros” y el Capítulo 2 “El Uso del Lenguaje del Curso: I” en el libro «Pocos Eligen Escuchar, Volumen II de El Mensaje de Un Curso de Milagros».”

~ Dr. Kenneth Wapnick